200.000 dólares en una aplicación para saber cuanto calor hace

200.000 dólares en una aplicación para saber cuanto calor hace
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Que el gasto de las administraciones públicas es demasiado, puede ser cuestionable según el ojo con que se mire. Que ese gasto a veces es absurdo es público y notorio. Pero con la que está cayendo, a veces la cosa pasa de castaño oscuro y se convierte en un chiste de mal gusto.

La Administración de Salud y Seguridad Laboral, dependiente del Departamento de Trabajo del Gobierno Federal de los Estados Unidos de América, se ha gastado 200.000 dólares en una aplicación para smartphones. Es una especie de convertidor de temperaturas llamado Heat Safety Tool.

El problema es que, según el programador de aplicaciones para Android Rich Jones, "es tremendamente lenta, se ve como el culo y se cuelga cada dos por tres".

Según la descripción de la aplicación en el Market de Android, toma la temperatura actual de cualquier lugar y la convierte a "niveles de seguridad" para

calcular el índice de calor para su lugar de trabajo y, tomando como base el índice de calor, la aplicación muestra un nivel de riesgo para los trabajadores al aire libre.

Jones asegura que para hacer un 'trabajo' como ese, le harían falta unas 6 horas, lo que con sus honorarios de 100 dólares por hora, el desarrollo de la aplicación saldría por un total 600. Cuando descubrió la factura real, más que perplejo se cayó de espaldas al suelo.

Para su versión Android, el convertidor salió por 106.467, súmenle otros 96.000 para el iPhone y BlackBerry (ésta última no se terminó). Más de 200.000 dólares de los contribuyentes para crear un convertidor de temperaturas que, además, no funciona.

Jones pudo conocer los totales de las facturas gracias a la Freedom of Information Act, la ley que permite a los ciudadanos norteamericanos solicitar información sobre las actividades del Gobierno Federal.

En España, no existe tal ley. Así que nosotros, simples mortales de a pie, tenemos que conformarnos con las migajas que van saliendo a la luz y que nos informan de los tremendos facturones que algunos pasan para cobrar de subvenciones y demás dinero de las arcas públicas.

Vía | ZDNet

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