Assange en la ONU: "Hoy les quiero contar una historia estadounidense... la de un patriota y un soldado"

Assange en la ONU: "Hoy les quiero contar una historia estadounidense... la de un patriota y un soldado"
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Julian Assange es otro de los líderes mundiales que se ha podido ver y escuchar en la Asamblea General de la ONU. Aunque haya sido por videoconferencia y en una sala más modesta que la del plenario de los Jefes de Estado y de Gobierno. Assange se "coló" ayer en la ONU con la invitación de Ecuador, que había organizado un foro oficial sobre "El Asilo Diplomático".

"Coincidimos en los discursos que hablan de alcanzar la paz, pero el tiempo de las palabras se ha terminado. Ha llegado la hora de que Estados Unidos cese la persecución a WikiLeaks, a nuestra gente y a nuestras fuentes", afirmó Assange después de denunciar la situación de Bradley Manning, "un soldado y un patriota", de quien dijo que continúa retenido sin juicio y que ha sido "torturado psicológicamente y vejado" por su propio gobierno.

Hace casi 2 años hablé ante la ONU sobre nuestro trabajo de descubrir las torturas y los asesinatos de casi 100.000 ciudadanos en Irak. Pero hoy les quiero contar una historia estadounidense. Les quiero contar una historia sobre un joven soldado estadounidense en Irak. El soldado nació en Oklahoma, de madre galesa y padre de la Armada de EE.UU. Sus padres se enamoraron. Su padre fue enviado a una base militar estadounidense en Gales. Desde la niñez, el soldado parecía que iba a tener un futuro muy prometedor, ganó varios premios principales en las ferias de ciencias locales, durante tres años seguidos. Creía en la verdad y le gustábamos todos nosotros. Él odiaba la hipocresía. Él creía en la libertad y en el derecho para todos nosotros de buscar felicidad. Él creía en los valores que fundaron el país independiente de Estados Unidos. Él creía en Madison, en Jefferson, creía en Paine. Igual que muchos adolescentes era inseguro en qué hacer con su vida pero sabía que quería defender a su país y sabía que quería conocer el mundo. Ingresó en el Ejército de EE.UU. y como su padre se hizo un analista de inteligencia. A finales de 2009 cuando tenía 21 años fue enviado a Irak. Allí supuestamente fue donde vio que el Ejército estadounidense no sigue de manera muy la ley, de hecho está involucrado en homicidios y apoya la corrupción política. Se supone que esto fue en Bagdad en 2010 cuando envió a WikiLeaks, me entregó a mí y de hecho al mundo, los detalles que mostraban torturas de iraquíes, los asesinatos de periodistas y las cintas con la información sobre más de 120.000 homicidios de civiles en Irak y en Afganistán. Está acusado de haber entregado a WikiLeaks 251.000 cables diplomáticos de EE.UU., con ayuda de los cuales luego se encendió la Primavera Árabe. El nombre de este joven soldado es Bradley Manning.

"Estamos dispuestos a mantenernos firmes en denunciar las torturas sin importar quiénes sean los responsables", fue otro de los mensajes de de su intervención, en la que reconoció que Estados Unidos "no es el enemigo", pero Assange replicó a Obama.

Ayer Barack Obama pronunció muchas palabras buenas. Pero es precisamente su Administración la que publica en su sitio dedicado a la campaña electoral, más espacio sobre la criminalización de la libertad de expresión que todos los presidentes anteriores. Yo recuerdo la frase sobre la audacia de la esperanza. ¿Quién puede decir que el presidente de EEUU no es audaz? No fue un paso audaz por parte del Gobierno norteamericano, atribuirse el progreso de los últimos dos años. ¿Fue audaz por su parte declarar el martes que EEUU respaldó a las fuerzas de cambio, durante la Primavera Árabe? La historia de Túnez no comenzó en diciembre del 2010, y Mohamed Bouazizi no se incendió para que Barack Obama tuviera posibilidad de ser reelegido. Su muerte fue fruto de la desesperación que soportaba viviendo bajo el régimen de Ben Ali. El mundo conoció tras leer las publicaciones de Wikileaks, que Ben Ali y su Gobierno, disfrutaron durante muchos años de la indiferencia o quizá hasta del respaldo de EEUU que era consciente de sus crímenes y sus desmanes. Así que para los tunecinos sería una sorpresa conocer que EEUU respaldó a las fuerzas de cambio en su país. Y sería una sorpresa para los jóvenes egipcios, que limpiaban de sus ojos el gas lacrimógeno norteamericano, que la Administración estadounidense apoyaba los procesos de cambio en Egipto. Debería ser una sorpresa para aquellos que escucharon a Hillary Clinton insistir en que el régimen de Mubarak era "estable", y cuando estaba claro para todos que no era así, que su odiado jefe de inteligencia, Suleiman, de quien nosotros demostramos que EE.UU. sabía que era un verdugo, debería tomar el cargo. Debería ser una sorpresa para todos los egipcios que escucharon al vicepresidente Joseph Biden que declaró que Hosni Mubarak era un demócrata y Julian Assange era un terrorista informático. Es irrespetuoso para los muertos y encarcelados en la revuelta de Bahréin que reivindican a EE.UU. "apoyo a las fuerzas de cambio". De hecho esto es atrevido. ¿Quién puede decir que no es atrevimiento que el presidente que trata de comparecer como líder mira hacia atrás en este gran cambio, el cambio de la gente, y después lo llama a su manera? Pero podemos animarnos aquí también porque eso significa que la Casa Blanca vio que este progreso es inevitable. En este "tiempo de progresos" el presidente ha visto en qué dirección sopla el viento. Y ahora él debe fingir que es su Administración la que lo hizo estallar. Muy bien, esto es mejor que la alternativa: inclinarse hacia la irrelevancia mientras el mundo sigue adelante. Tenemos que ser claros aquí: EE.UU. no es el enemigo. Su Gobierno no es uniforme. En algunos casos gente buena en Estados unidos apoya las fuerzas de cambio. Y quizá Barack Obama personalmente fue uno de ellos. Pero en otros, y en masa, en etapas tempranas, se opusieron activamente. Este es un problema histórico y no es justo y no es apropiado para el presidente distorsionar esa cuestión para obtener ganancias políticas o por pronunciar buenas palabras. Y en cuanto a las palabras buenas, son solo las palabras buenas. Nosotros las alabamos y estamos de acuerdo con estas palabras. Estamos de acuerdo con lo que el presidente Obama dijo ayer de que las personas pueden resolver sus divergencias pacíficamente. Estamos de acuerdo con que la diplomacia puede sustituir la guerra y estamos de acuerdo que esto es un mundo independiente. Estamos de acuerdo en que la libertad y la libre determinación de las personas no son valores meramente estadounidenses u occidentales, sino valores universales. Y estamos de acuerdo con el presidente cuando dice que debemos hablar con honestidad si somos serios sobre estos ideales. Pero las palabras buenas languidecen sin acciones proporcionales. El presidente Obama habló con firmeza a favor de la libertad de expresión. "Los que están en el poder", dijo, "tienen que resistir la tentación de reprimir a los disidentes". Hay tiempo para las palabras y hay tiempo para las acciones. Ya el tiempo de las palabras se ha agotado. Es hora de que EE.UU. cese la persecución de WikiLeaks, cese la persecución de nuestro pueblo y cese la persecución de otras fuentes. Es hora de que el presidente Obama haga lo correcto y se una a los cambios en el mundo no con buenas palabras, sino con buenos hechos.

Foto | Save Bradley Manning Más Información | Discurso completo de Julian Assange ante la Asamblea General de la ONU (RT)

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