BlackBerry se pliega... en los países liberticidas

BlackBerry se pliega... en los países liberticidas
Facebook Twitter Flipboard E-mail

El nuevo "modelo" de BlackBerry se pliega a las exigencias de los servicios secretos que han convencido a los gobiernos para exigir algunas condiciones a los canadienses de RIM, que como Google, Yahoo o no digamos Nokia Siemens o Microsoft, anteponen el negocio a la "mancha" asumible de convertirse en cómplices de la persecución de los disidentes, que no otra cosa se esconde en todo este culebrón venenoso de la BlackBerry por los países árabes.

La Autoridad de Regulación de Telecomunicaciones de los Emiratos Árabes Unidos anunció en agosto su intención de suspender los principales servicios de BlackBerry el 11 de octubre (hoy), si no alcanzaba un acuerdo con el fabricante en la vigilancia de los contenidos que se intercambian.

La Autoridad había afirmado que el teléfono de RIM permitía a las personas "cometer abusos sin temor a ser procesados, lo que podría conducir a consecuencias peligrosas para la seguridad nacional, judicial y social". Un argumento similar al de las tiranías de la alta realeza saudí o kuwaití.

Los de RIM han cedido, dicen que en parte, y se llevarán los servidores a cada país para que los servicios secretos puedan hurgar en las comunicaciones. El cifrado descifrado será cosa de la Justicia, nada ejemplar y de los temibles agentes de inteligencia de esos benditos países.

El levantamiento de la prohibición ha llevado a miles de ciudadanos de los Emiratos a los centros comerciales. BlackBerry se está vendiendo ahora mismo como churros en Madrid.

Los canadienses le ha explicado a la prensa árabe que "la capacidad de los operadores para ceder los datos de cada usuario que "pasan" por su BlackBerry se limitará al marco estricto de acceso legal y los requisitos de seguridad nacional que se rige por la supervisión judicial del país en cuestión y las normas de la ley". Su Dios les coja confesados.

En Nación Red | BlackBerry sí, pero con servidor en Arabia Saudí Foto | Stephan Geyer

Comentarios cerrados
Inicio