Ecos del #15O y alguna portada incendiaria

Ecos del #15O y alguna portada incendiaria
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“El espíritu del 15-M prende en todo el mundo” ha sido la noticia más vista de la edición digital de El País durante todo el fin de semana. En papel este mismo periódico insistía en la misma idea: El movimiento de los indignados renace como una fuerza global. Como lo hacía en página interior pero con un titular más emotivo, “Sol ilumina medio mundo”. Era la crónica de Joseba Elola que se iniciaba con el siguiente párrafo:

La Puerta del Sol abarrotada, la gente unida y emocionada, los cánticos contra la banca y los políticos, los apretujones, la euforia. El 15-M vivió ayer una nueva jornada histórica. Y ya van tres en su corta existencia, de apenas cinco meses. El movimiento nacido de la indignación en calles de toda España exportó su protesta a medio mundo: Tokio, Sidney, Auckland, Kuala Lumpur, Buenos Aires, Santiago de Chile, Los Ángeles, São Paulo. Y, por supuesto, las principales ciudades de Europa. El 15-M consiguió que su eco sonara bien lejos. En 951 ciudades de 82 países.

El diario más influyente de España dedicaba al éxito del 15-O (y del 15-M), además de su principal titular de portada, su editorial. El País destaca que “es la primera vez que una iniciativa ciudadana consigue organizar de manera coordinada tantas manifestaciones en tantos lugares tan dispares y alejados” y que “las reivindicaciones del Movimiento 15-O cuentan con las simpatías de la mayor parte de la opinión pública”.

El mensaje-fuerte del editorial de El País llega al final, después de señalar que estamos ante un “movimiento reivindicativo cargado de razones al que los políticos deberían atender con más atención”.

La salud de nuestras democracias depende en gran parte de ello. Limitarse a hacer guiños a los manifestantes desde los estrados en busca de votos es un burdo recurso con el que algunos políticos se equivocan estrepitosamente.

Cuartopoder.es no puede ser más claro con menos palabras. “Éxito global del 15-M”, titula en su portada bajo una bella imagen de Sol. El post de Luis Díez, antes de calificar de éxito sin precedentes la jornada del sábado, comienza destacando una de las característica más admirables del movimiento de los indignados

Sin iglesias, partidos, sectas, sindicatos ni otras organizaciones conectadas a las ubres de los presupuestos públicos, el movimiento del 15-M ha cosechado este sábado, 15-O, un éxito sin precedentes en medio mundo.
De momento, la primera gran protesta coordinada a nivel planetario, por encima de las fronteras de los Estados y sus gobiernos, se ha hecho realidad el 15-O. Las centenares de miles de personas que trabajan en red han demostrado que se pueden unir en una o varias causas. ¿Quién se lo iba a decir a los que acamparon en Sol la primavera pasada e irradiaron su protesta a otros países? Algunos bocalanes de la derecha mediática les llamaron perroflautas, ¿recuerdan? Ayer, pasadas las 22:00 horas, se dividieron en grupos y, sentados sobre el adoquín, comenzaron a debatir sobre la crisis financiera, el paro, los recortes sociales, la política fiscal y el sistema electoral e institucional, dando respuesta a las preguntas: ¿Por qué estamos aquí? ¿Cómo iniciar el cambio global? ¿Cómo evolucionar tras el 15-O?

El día después no han faltado opiniones que exigen “más” a los indignados. Por ejemplo Enrique Castro en su blog reprocha al 15-M “manifestarse sin un criterio definido” o lanzar propuestas – ¿equívocas? – que favorecen al bipartidismo (por ingenuidad). En concreto el bloguero gallego hace referencia a una de las propuestas de Democracia Real Ya que parece apoyar “que se vote en blanco, nulo o no se vote, lo que supone la perpetuación en el poder de la alternancia de los dos partidos mayoritarios”.

En esta línea el director y fundador de Republica.com, después de reconocer el gran éxito del 15-O, apunta que “el movimiento indignado no consigue articular una iniciativa política concreta con un programa de acción y una estrategia de participación ciudadana en la vida democrática. Lo que, en el caso español y ante las inminentes elecciones generales del 20-N, constituye una oportunidad perdida a la hora de expresar en las urnas (o de abstenerse, o votar en blanco de manera intencionada) su descontento”.

Y esa falta de acción, programa y organización y también de liderazgo es lo esencial que le falta al movimiento de los indignados españoles y de todo el mundo. El que, si bien refleja un creciente sentimiento ciudadano que les da gran parte de razón en sus protestas, luego conduce al desencanto al no ofrecer resultados concretos, dejando así expedito el campo a los partidos políticos y a los dirigentes y gobernantes. Los que siguen sin saber como vencer la crisis ni como reactivar el crecimiento y salir de infernal tobogán en el que nos encontramos inmersos.

En este mismo digital Pilar Gassent escribe una columna que lleva por titulo 15-O: Indignados contra los indignos y donde podemos leer que el movimiento de los indignados “lejos de disolverse como habían pronosticado los que no creían que pudiera sobrevivir sin someterse a las reglas del sistema – una organización jerarquizada, un liderazgo definido y un pacto con partidos y sindicatos para poder asomarse a las instituciones – sigue vivo y más sólido que cuando dio los primeros coletazos”. Pilar Gassent también hace referencia a los “guiños” al 15-M:

De nada han servido los patéticos ‘guiños’ de los partidos intentando incorporar algo del espíritu del 15-M a sus programas ante la inminencia de unas elecciones en las que no cabe duda de que la indignación se va a sentir en las urnas. Que el PSOE proponga a estas alturas la dación en pago para resolver la situación de los hipotecados que corren el riesgo de perder sus casas – cuando miles de ellos ya la han perdido bajo un gobierno socialista – resulta no solo patético sino que además suena a broma de mal gusto. Y que el PP abra una web, www.yocambiaria.es, para recoger propuestas ciudadanas que sumar a su ideario después de clamar para que la Policía expulsara a los desarrapados que estaban ‘ensuciando’ SUS plazas con las acampadas asamblearias de las que han surgido esas propuestas, es oportunista y descarado.

15-O en ABC

Henrique Mariño en su blog del diario Público contribuye a resumir el tratamiento informativo del 15-O en algunos medios conservadores:

Este domingo los quioscos han amanecido con un espeso olor a rancio. Las portadas de algunos diarios narran una realidad paralela, propia de otro mundo, que para ellos ayer pintaba así: caos en las calles, okupadas por la extrema izquierda, esa algarada inflamada. Como no había fotos para ilustrar las fantasías de los responsables de esos periódicos, hubo que tirar de agencias y buscar la llamarada en Roma. Si, total, el titular del 15-O ya estaba escrito, ¿para qué estropear la primera plana con la estampa de una familia alborozada, de un mar de pancartas reivindicativas, de una vista aérea de la populosa marcha que recorrió Madrid?

Sobre portadas incendiarias de papel también escribe Iñigo Sáenz de Ugarte, que como es lógico no se sorprende:

Ya ocurrió en mayo y junio, con lo que a estas alturas tampoco nos vamos a soprender por el intento de la prensa conservadora española de criminalizar a cualquier movimiento ciudadano. Para ellos, no hay razones para salir a la calle. Les basta con que haya un cambio de Gobierno que ponga en marcha las mismas políticas que han fracasado, sólo que con más coherencia y rapidez
... podemos dar por hecho que habrá más portadas como la de ABC. No importa que haya miles, decenas de miles o centenares de miles de personas en la calle en España o en el resto del mundo. Cualquier incidente violento se presentará como la bandera de la protesta. Si no ocurre en España, se buscará en otro sitio. La misión de esos periodistas será decirle a la gente que no tiene derecho a protestar.

Entre los que protesta serena y objetivamente está Juan Varela que ha seleccionado un párrafo de su artículo para la Estrella Digital y lo ha publicado en su magnífico blog:

Decenas de miles de personas han salido a la calle el #15O para reclamar que las personas no son mercancía en manos de políticos y financieros. Una movilización casi mundial. La indignación se extiende con la fuerza de la globalización y la movilización en las redes. Cada persona, un voto; cada persona, un móvil: una foto, un pensamiento, una proclama y un activista. La indignación es la revuelta contra la desigualdad, la inseguridad y la desconfianza. La expresión de una crisis económica, social y política. Las calles y plazas abarrotadas contrastan con las reuniones endogámicas de los partidos y sus proclamas electorales. Las promesas para el 20-N muestran la crisis entre políticos y ciudadanos, la deslegitimación de una política incapaz de ofrecer alternativas a una población alarmada y atónita ante los abusos de las castas financieras y políticas. El resultado de las elecciones del 20-N marcará la distancia no sólo entre sociedad y partidos, sino entre los votantes y los indignados. Una brecha social y política.

Enrique Dans, que también estuvo en las calles el 15-O, explica lo que pudo ver con sus propios ojos (y retratar para compartir):

¿Qué vi? Mucha, mucha gente, de absolutamente todo tipo de tendencias políticas. Había críticas al PP, al PSOE y, sobre todo, al sistema. A un sistema que permite que se rescaten bancos con el dinero de todos mientras esos bancos lo utilizan para pagar retiros millonarios a los directivos que los han hundido. A quienes aceptan ser influenciados por lobbies de poder que los presionan para que tomen decisiones que van en contra de sus electores. A un sistema insostenible que ha devaluado la democracia hasta convertirla en una caricatura de sí misma, en una partitocracia cuyos protagonistas ya no representan a nadie ni defienden los intereses de quienes les votan. Eso es lo que vi. Sí, además, se habían unido otros colectivos, que protestaban por otras cosas, con consignas variadas. Es normal que haya diversidad en un movimiento así, y no tengo que estar de acuerdo con todo lo que gritaba todo el mundo: pretender eso sería completamente absurdo. Para mí lo fundamental sigue siendo lo fundamental: yo salí a la calle para pedir cambios. Cómo se hagan, ya lo veremos.

El Incordio, Javier Cuchí, también estuvo en la manifestación global. El bloguero, que no quiere calificarla de “histórica” (palabra quemada, escribe), si la califica de “hito”. Como lo fue la jornada de manifestaciones del 15-M.

Aquella supuso un despertar masivo; no lo esperaban, no esperaban una respuesta como la que hubo; no esperaban Sol, no esperaban plaza Catalunya, no esperaban las decenas y decenas de acampadas que, más grandes o más pequeñas, se establecieron por toda España; los medios de cadáver de árbol, los de la tertulianía y los del belenestebanismo fueron pillados con el culo al aire, porque los cuatro perroflautas previstos resultaron no ser ni cuatro ni perroflautas.
Hoy el desafío había sido elevado a lo internacional con el handicap postveraniego adicional. Y se han vuelto a quedar con la boca abierta. Medio mundo ha respondido a la llamada de los indignados españoles y en la propia España las manifestaciones han sido masivas; obviamente, en Madrid o Barcelona (hasta «El Periódico» se muestra escéptico con las cifras de los hijos de Puig) pero también en muchos otros lugares de España (leía que 15.000 en Mieres, Asturias, una de las capitales, con Langreo, de las cuencas mineras).
Huelga decir que no nos harán ni puto caso.

Tanto incordio ¿para nada?. Quizás a lo que apunta el bloguero incordiante es a la necesidad de renovar a unos representantes “que no nos harán ni puto caso”. Aunque según Cuchí esto no sucederá el 20-N. Lo explica con el estilo que le caracteriza, nada correcto y algo incendiario:

No seamos ilusos. El número de gilipollas sigue contándose en este país por millones y el 20-N pasará lo de siempre, que ganará uno o ganará otro, con o sin mayoría absoluta. Y tendremos que salir a la calle una y otra vez… aunque desde el partido que aparece como cantado ganador (y por mayoría absoluta) ya están avisando de que les van a importar un rábano protestas y huelgas, que no les va a temblar la mano. El problema es que a los ciudadanos aún nos tiembla el pie; el día que lo pongamos, por fin, firme, veremos qué pasa.

Para acabar, la contraportada.

Liberazione 15-O

En Nación Red | #15O contado desde dentro

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