Cómo personalizar el rendimiento de los gráficos en Windows 10 para cada aplicación

Cómo personalizar el rendimiento de los gráficos en Windows 10 para cada aplicación
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Cuando tenemos un portátil con Windows 10 y casualmente tiene más de una GPU, suele pasar que el sistema operativo no siempre usa la mejor tarjeta gráfica cuando queremos que la use, como en el caso de los videojuegos o de apps de edición o reproducción multimedia.

Esto es algo que podemos solucionar de varias formas, dependiendo de si tu GPU es NVIDIA o AMD, puedes usar el panel de control gráfico que ofrecen tus controladores, si lo tienes instalado. O puedes usar la Configuración de Windows 10 para personalizar el rendimiento de los gráficos para cada app.

Configurar los gráficos en Windows 10

Presiona la Tecla de Windows + I para ir al panel de Configuración de Windows 10. Elige el apartado Sistema y selecciona la opción Pantalla. Fíjate justo debajo de la configuración de varias pantallas hay un enlace pequeño que dice "Configuración de gráficos".

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Haz click ahí y pasarás a la ventana de Preferencias de rendimiento de gráficos. Desde ahí puedes personalizar el rendimiento de los gráficos en Windows 10 para cada aplicación específica.

El beneficio aquí es que puedes aumentar el rendimiento de una app usando tu GPU más potente, o, puedes aumentar la duración de tu batería haciendo que se le de menos prioridad a apps que realmente no necesitan la potencia de la GPU.

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En este panel de configuración puedes elegir entre las apps clásica o las apps Modern. Si quieres cambiar la configuración de la GPU para, por ejemplo, un juego, deberás elegir "clásica" y deberás conocer la ruta en la que está almacenado el ejecutable de ese juego.

Haz click en "Examinar" y navega hasta tu archivo ejecutable para seleccionarlo. Una vez en la lista haz click sobre él y luego en el botón "Opciones".

Alto Rendimiento Gpu Windows 10

Desde ahí podrás elegir entre tu GPU de ahorro de energía o tu GPU de alto rendimiento. Usualmente, Windows 10 usa como valor predeterminado el de la gráfica integrada, que suele ser la más débil. Así que si por ejemplo tienes una gráfica Intel y una gráfica NVIDIA, a veces al intentar jugar, tu videojuego va a usar la peor de las dos si no lo configuras a mano.

Ten en cuenta que aquí también juegan un papel importante las opciones de energía. En los casos de los ordenadores portátiles, cuando Windows 10 intenta conservar batería, automáticamente pasa a usar la gráfica integrada, de ahí que cuando te queda poca, el rendimiento de tu juego se vaya al demonio si no conectas el ordenador a la fuente de energía.

A veces, incluso tras cargar o conectar el ordenador a la corriente, la configuración se mantiene usando la gráfica menos potente, y deberás cambiarla a mano. Esta configuración puede ayudarte a forzarlo siempre.

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