Qué se puede conseguir a día de hoy con un algoritmo componiendo música

Qué se puede conseguir a día de hoy con un algoritmo componiendo música

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Qué se puede conseguir a día de hoy con un algoritmo componiendo música

En la informática se usan algoritmos para prácticamente todo. Desde los algoritmos de búsqueda de Google, pasando por Brotli, su algoritmo de compresión, a los de Netflix, están en todas partes. Es imposible escaparse de ellos. El uso de la inteligencia artificial ha provocado incluso algoritmos para crear algoritmos, como uno diseñado por Facebook, e incluso se ha desarrollado uno que permite a las máquinas usar ordenadores como si fuesen humanos.

Pero ¿se pueden crear algoritmos que se utilicen en otros ámbitos? Eso parece. La última idea de Google ha sido utilizarlos para medir la creatividad de las IA, y una cuenta de Twitter utiliza la inteligencia artificial para "crear la melodía que le pidas". Esto nos lleva a otra pregunta: ¿se pueden usar algoritmos para componer música?

Composición algorítmica: no es algo nuevo

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Como ya dije en un artículo anterior sobre componer música en la tablet, soy músico y escribo mi propio material. En música hace tiempo que se utilizan esta clase de guarismos para componer, usando una técnica conocida como composición algorítmica, utilizada desde hace siglos.

Esta técnica hace referencia al uso de un set determinado de reglas mediante la intervención humana, si bien desde hace unos años hablar de componer música usando algoritmos hace referencia a que los seres humanos no intervienen en absoluto a la hora de crear, desarrollar o interpretar la obra.

Por otra parte, no existe ninguna clasificación formal a la hora de agrupar los distintos sets de reglas que se pueden utilizar en la composición algorítmica. Normalmente esto depende del criterio de la persona que realiza la clasificación, atendiendo a dos criterios:

  • Si se trata de música compuesta por una máquina.
  • Si se trata de música compuesta utilizando una máquina.

La música puede ser considerada compuesta por una computadora cuando el algoritmo tiene la capacidad de hacer elecciones durante el proceso de creación.

Otra forma de examinar los algoritmos de composición musical es examinar los resultados de su proceso compositivo. De nuevo nos encontramos con dos tipos de algoritmos en este caso:

  • La música provee información de notas o partitura para ser tocada en otros instrumentos musicales.
  • La música provee una forma independiente de tocar la composición en forma autónoma por medio de un sintetizador de sonidos. Hay también algoritmos que crean ambos, la partitura y la sintetización de sonidos.

Sin embargo, existe una tercera forma de categorizar la composición algorítmica: por medio de su estructura y la manera de procesar sus datos, según se recoge en un estudio de la Johns Hopkins University. De esta forma los modelos musicales quedan organizados de la siguiente manera:

  • Modelos matemáticos: se basan en ecuaciones matemáticas y en eventos al azar. La manera más común crear una composiciones a través del método matemático es el proceso estocástico. En modelos estocásticos una pieza de música es compuesta como el resultado de un método no-determinista. El proceso de composición es sólo parcialmente controlado por el compositor ponderando las posibilidades de eventos aleatorios.
  • Sistemas basados en el conocimiento: consiste en aislar el código estético de un determinado género músical para crear nuevas composiciones similares.
  • Gramática: la música también puede ser analizada como una lengua, con una gramática distintiva. Usando este modelo, las composiciones se crean a partir de una construcción gramatical musical, que después se utiliza para crear obras musicales comprensibles.
  • Métodos evolutivos: este modelo usa algoritmos genéticos para crear música. Cada obra se construye usando los medios del proceso de la evolución. Usando procesos de selección y mutación, diferentes soluciones evolucionan hasta llegar a tener una pieza musical adecuada.
  • Sistemas de autoaprendizaje: en estos sistemas se usan programas que no tienen conocimiento del género en el que van a trabajar. Ellos mismos aprenden conforme lo hacen, a partir de ejemplos que reciben del usuario o de su programador. Después el material se procesa, dando como resultado una pieza musicalmente similar a las muestras suministradas.
  • Sistemas híbridos: hacen uso de algoritmos de diversos tipos para combinar sus puntos fuertes y desechar sus debilidades. Se trata de sistemas muy complejos, pero dado que el índice de fracaso si usasen un único tipo de algoritmo sería mayor, quienes buscan que las inteligencias artificiales sean capaces de crear música se suelen decantar por ellos.

Experimentos con inteligencia artificial, algoritmos y música

Desde hace ya tiempo se viene intentando que las máquinas sean capaces de reproducir música usando los modelos que dimos en el punto anterior. Uno de los ejemplos más sonados es el que puedes ver en el vídeo que preside estas líneas. Se trata de un grupo de robots llamado Compressorhead, un proyecto del artista afincado en Berlín Frank Barnes. Cada robot ha sido creado con componentes reciclados y son controlados usando un secuenciador MIDI, en el que se introducen algoritmos similares a los de los programas de música electrónica.

Cada uno de los robots tiene distintas particularidades: el guitarrista tiene en total 78 dedos que mueve con absoluta precisión, el bajista tiene 8 dedos independientes que utiliza para llevar el _low end_ de la sección rítmica, el batería cuenta con múltiples brazos para encargarse de partes concretas del kit e incluso cuentan con un pequeño robot asistente que se dedica a pisar el pedal del _charles_.

Aunque parezca mentira, Compressorhead incluso han aparecido en festivales musicales como el célebre Big Day Out de Australia, e incluso han llegado a hacer una pequeña "gira por Europa", presentando al "grupo" en convenciones de robótica como la de Moscú.

Además de Compressorhead, desde japón llegan Z-Machines, otro "grupo" formado por robots que, además, reacciona según lo hace el público que atiende a sus conciertos. Sí, has leído bien: hacen conciertos en su país de origen e incluso han llegado a grabar un disco, _Music for Robots_, componiendo las canciones usando un modelo matemático como el anteriormente descrito.

Esta banda es un proyecto personal del artista electrónico Squarepusher, que según se recoge en The Guardian obedece a un experimento sociológico: enfrentar al público con un grupo sin emociones, donde es imposible determinar qué sentían cuando escribieron una parte concreta de un tema, o donde el guitarrista no hace solos muy complicados por ego, porque no sabe lo que es tenerlo.

No obstante, la idea de estos artistas no es nueva. En 1985, una universidad Mexicana construyó un robot pianista capaz de leer e interpretar partituras. Nos referimos a una máquina que en su país de origen es conocido como Don Cuco el Guapo, construido en el Departamento de Microelectrónica de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla:

Las últimas noticias que se tienen de este robot datan de 2010, momento en el que se encontraba en el Departamento de Aplicación de Microcomputadoras del Instituto de Ciencias de la BUAP, gracias a los esfuerzos de administrativos y académicos del departamento. En aquel momento formaba parte de un programa sin ánimo de lucro llamado "historia de la computación".

Por otro lado, Sony ha elaborado música mediante inteligencia artificial en su laboratorio de ciencias de la computación de París, si bien ha contado con algo de ayuda humana en la forma del compositor Benoît Carré. Los resultados que han conseguido son bastante desconcertantes, no obstante:

¿Puede el usuario crear música con un algoritmo?

Hoy por hoy, el asunto de usar las inteligencias aritificiales y los algoritmos para que los usuarios puedan crear música de forma casi instantánea todavía está en pañales. Hay unos cuantos ejemplos de esto mismo en Internet, si bien su eficiencia es discutible.

Por un lado tenemos Jukedeck, un servicio web de creación musical mediante IA. Su funcionamiento es muy simple: creas una cuenta de usuario, accedes al servicio, eliges entre una serie de estilos y estados de ánimo predeterminados, la duración del tema y si tendrá un clímax o no, y el algoritmo de la web generará una canción para ti automáticamente basándose en tus especificaciones.

Por las pruebas que he podido hacer, cumple con lo que promete. Ahora bien, no esperéis una obra muy compleja o sesuda: sólo una pequeña pieza instrumental que intentará reflejar lo mejor que pueda lo que sea que hayáis pedido al servicio. Tiene algunos fallos (he tenido que repetir varias veces la creación de un tema hasta que me ha hecho caso), pero al menos funciona. La web no me permite embeber lo que ha hecho para mí en el artículo, por desgracia.

Mubert World S First Online Music Composer

Otro ejemplo que vale la pena mencionar es Mubert, creado para fans de la música electrónica. Por ahora cuenta con distintos estilos predeterminados, que van sonando en bucle conforme la inteligencia artificial y su algoritmo de composición van creando una canción en un flujo continuo y sobre la marcha, obedeciendo a las leyes de la teoría de la música, las matemáticas y la experiencia creativa.

En mi experiencia he seleccionado uno al azar, he dejado que fuera sonando durante un rato y poco ha poco ha ido creando algo, aunque le ha costado bastante llegar a salir de la base rítmica que se reproducía en bucle.

Por último vamos con un ejemplo que ya mencionamos antes: la cuenta de Twitter de LnH AI, que crea cualquier melodía que el usuario le pida. Aparte de esto, este "grupo" formado por bots que opera en la red social de microblogging está preparando su primer disco.

En conclusión, aunque se están dando pasos hacia adelante para que este tipo de creación musical mejore, todavía queda mucho camino hasta que las inteligencias artificiales y los algoritmos puedan llegar a producir temas musicales como los que podría lograr cualquier compositor. Se puede crear una pieza pequeña con los ejemplos que detallamos anteriormente, pero por ahora parece que la creación musical usando estas técnicas sólo está al alcance de los grandes laboratorios de investigación.

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