Dos años después de dejar Instagram, esto es lo que he aprendido cuando he vuelto, y no es nada bueno sobre mí o las redes sociales

Dos años después de dejar Instagram, esto es lo que he aprendido cuando he vuelto, y no es nada bueno sobre mí o las redes sociales

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Dos años después de dejar Instagram, esto es lo que he aprendido cuando he vuelto, y no es nada bueno sobre mí o las redes sociales

En 2019 decidí dejar Instagram, sin eliminar mi cuenta. Mucha gente lo ha hecho por diversos motivos. Algunas personas alegan que no quieren exponer tanto sus vidas, y perder así la poca privacidad que les queda. Otras lo achacan a la ansiedad que puede llegar a producir llegar a comparar tu vida con las maravillas que los demás comparten, obligándote siempre a estar a esa altura, y demostrarlo.

En mi caso fue, sobre todo, por cuestiones de tiempo y de concentración. Tras la llegada de las Stories o Historias a Instagram, el ritmo de publicación creció mucho en la red social, y entre mis contactos pasó de ser un sitio donde compartir ocasionalmente una foto, a ser un sitio donde prácticamente se retransmitía minuto a minuto el día a día. Como si fuera Twitter en 2008, pero de forma gráfica y efímera.

Instagram no ha cambiado, pero yo tampoco

Instagram

En ese sentido, descubrí que si bien no entraba más a Instagram que antes para ver Stories, la inercia que estas creaban una vez estaba dentro de la app era bestial, por lo que pasaba largos ratos en la plataforma sin casi darme cuenta. El caso más paradigmático era querer acostarme temprano, sobre las 23:00, y ya en la cama, abrir Instagram. Y esa era la perdición. Si tenía muchas Stories sin ver, llegaba a estar una hora mirándolas.

Lo peor era, además de perder sueño, la sensación que se me quedaba en el cuerpo: "he estado una hora perdiendo mi tiempo, sin haber sacado casi nada productivo de ello". No es que piense que todo en la vida tiene que ser productivo, pero sí aportar algo, y al menos, con el estilo de cuenta que seguía y contenidos que veía, ni siquiera veía cosas demasiado interesantes.

Eso era para mí Instagram, una red donde, salvo en contadas excepciones, ver vidas y hechos banales sin "poder" dejar de hacerlo. Las Stories te atrapan, nos hacen estar mucho (y más) tiempo en las plataformas donde las usamos, y ese es uno de los motivos de su éxito. Durante estos dos años, he vuelto de forma ocasional. Por ejemplo, cuando comenzó el confinamiento, porque quería saber qué estaban haciendo amigos y familiares en estos días.

En el fondo no había necesidad, porque hablé con ellos por otros medios más que nunca antes, pero lo hice. Y craso error, descubrí que las Stories seguían teniendo en mí el mismo efecto que antes de desinstalar Instagram de mi smartphone. El autocontrol existe, está claro, pero simplemente es un formato hecho para lo que consigue: que pasemos muchos minutos de nuestro día viendo cómo viven amigos e influencers publicidad. Y, de momento, lo consigue de forma infalible.

El aprendizaje ha sido ese: puedo vivir perfectamente sin Instagram, no es algo que eche para nada de menos en mi día a día. Sin embargo, si está instalada en el móvil y accesible en mi primera página de apps, sigue siendo ese pozo del que quise escapar. Lo he hecho, pero por las bravas. Y sé que no es algo mío, es el comportamiento que veo en las Stories por parte de muchas personas de mi entorno. Y es algo que está estudiado: borrar tu cuenta de Facebook trae mucho bueno y los beneficios emocionales equivalen al 25% de acudir a terapia

La culpa (responsabilidad) no se la echo a la herramienta (aunque esté diseñado para ello), sino a, quizás, la falta de autocontrol que tengo o tenemos. Pero el resultado es lo que importa, y aunque quizás debería trabajar en el autocontrol perdido, dejar la red social es algo más rápido y que mal tampoco me hace, por mucho que sepa que hay trabajo interior por hacer.

En mi caso y en otros, Instagram no engancha, no tienes en tu cabeza "qué estará pasando en la red", pero si la abres, "cuando haces pop ya no hay stop"

Paso demasiado tiempo en Twitter, pero al menos es una herramienta de trabajo y en la que aprendo muchísimo. No puedo dedicar ese tiempo o más a una red social de la que, personalmente, tengo la sensación de extraer muy poquito en cualquier sentido. Adicionalmente, creo que hago fotos a cosas más relevantes que antes y pierdo menos espacio mental en pensar qué foto podría hacerme conseguir más likes entre mis seguidores. Me quedo todo para mí y mi Google Fotos, y ciertamente es una situación que me hace centrarme más en lo que hago.

Los 'Shorts' en YouTube tienen el mismo efecto

YouTube Shorts

Desde hace algún tiempo, YouTube es esa plataforma a la que acudo como primera opción cuando estoy aburrido, tanto desde el móvil como desde la Smart TV. Y a diferencia de lo que me ocurría con Instagram, mezclando ocio, trabajo e incluso algún tema de educación/aprendizaje, sí que me queda la sensación de que es tiempo de provecho, que realmente me aporta cosas en varios sentidos.

Y por eso sigo entrando y entrando, guardando vídeos interesantes para ver después, haciendo listas de reproducción temáticas, etc. Sin embargo, YouTube ha tenido la brillante de hacer algo parecido a las Stories en su aplicación móvil (más bien, un formato a lo Tiktok), integrando los todavía en beta 'Shorts'. La recomendaciones dependen de nuestro historial, aunque no está tan afinado. Y aunque el contenido que me ofrecen es muy malo, mi reacción es la misma que tenía en Instagram: ver los vídeos.

Shorts

Y lo veo porque está hecho para enganchar y atraerte con vídeos cortos, que te de la sensación de que por ver uno más no pasa nada. Y de ahí, al infinito. Al menos en las Stories de Instagram veía lo que compartían mis amigos, sus vidas, sus ideas y su ocio. Pero en los 'Shorts' que me aparecen no hay nada de eso.

En TikTok sé que está ocurriendo exactamente lo mismo, pero como no estoy en la red social china no puedo valorar más a fondo. Lo que está claro es que los vídeos cortos y los contenidos efímeros han llegado para quedarse, porque llevan al extremo lo que las plataformas quieren desde siempre: que las aparquemos el menor tiempo posible.

Las Stories, los Shorts y Tiktok son el presente y futuro de Internet, y en cuanto a gestión del tiempo dan un poco de miedo

No voy a dejar YouTube porque, como he dicho, me aporta mucho. Sin embargo, sí voy a desinstalar YouTube de mi móvil para dejar de perder mi tiempo viendo Shorts (por el momento no hay forma de desactivarlos), porque por mucho que me resista, acabo picando, y hay cosas en el día a día que desde mi punto de vista merecen más esos segundos o minutos. En Netflix lo tienen claro, no compiten contra HBO, sino por nuestra atención. Y las redes sociales están más que nadie en esa pugna.

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