Así es Ubuntu Budgie, el nuevo sabor oficial de Ubuntu

Esta madrugada, la Junta Técnica de Ubuntu le ha concedido a Ubuntu Budgie el status de sabor oficial de Ubuntu. Hasta ahora la distro se venía llamando Budgie Remix, pero pasará a llamarse Ubuntu Budgie tras unirse a la lista de sabores oficiales en la que ya se encuentran otras distros como Xubuntu, Kubuntu, Ubuntu GNOME o Ubuntu MATE.

Al igual del resto de sabores oficiales, lo que hace esta distribución es coger Ubuntu y adaptarlo para utilizar un entorno de escritorio diferente, en este caso el Budgie Desktop de la distribución Solus OS. Se trata de un entorno atractivo y con un diseño muy cuidado, y hemos querido hacer una toma de contacto para que, si tienes curiosidad por probarlo, sepas qué es lo que te puede ofrecer.

Obtener el status de sabor oficial implica varios beneficios para las distribuciones elegidas. Por ejemplo, independientemente de su entorno de escritorio todas ellas tienen acceso al mismo set de aplicaciones, librerías y paquetes a través de los archivos oficiales de Ubuntu. Además, las descargas pueden ser alojadas en los servidores de imágenes de Canonical en vez de en páginas externas, lo que les da más fiabilidad de cara a los usuarios.

El equipo de Ubuntu Budgie también obtendrá acceso a la enorme infraestructura de Canonical para el desarrollo automatizado, pruebas y distribución, pudiendo por ejemplo crear imágenes diarias en tiempo real. También podrán hacer uso de los recursos oficiales de Ubuntu, como sus foros, su Wiki o Launchpad.

Los cambios se verán efectivos en los próximos meses, los cuales en el equipo de Ubuntu Budgie saben que serán muy duros según van adaptando su distribución para lanzarla con su nuevo nombre y nuevas implementaciones junto a la versión 17.04 de Ubuntu. Será entonces cuando veamos qué tal les sienta eso de ser un sabor oficial.

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Budgie Desktop, limpieza y sencillez

Detrás de este entorno de escritorio que hace único al proyecto está Ikey Doherty, que lleva años queriendo crear una distribución GNU/Linux desarrollada desde cero en vez de basarla en otras ya existentes. Con un primer fracaso con una distro a la que había llamado SolusOS, en 2014 decidió crear otra a la que llamó Evolve OS, aunque finalmente le cambiaría el nombre para recuperar el Solus OS de su anterior proyecto.

En un principio Evolve OS pretendía ser una distribución con un aspecto casi clónico al de Chrome OS, pero según fue madurando, el diseño de su entorno de escritorio acabó evolucionando en otra dirección. De esta manera Budgie Desktop fue consiguiendo una personalidad propia, y otros desarrolladores empezaron a llevarlo a otras distribuciones, como por ejemplo la que nos ocupa hoy.

Y no es para menos, porque la primera impresión al entrar por primera vez en Ubuntu Budgie (que todavía aparece como Budgie Remix) hace que nos vengan a la cabeza palabras como limpieza y elegancia para describir su entorno de escritorio. Toma algunos elementos prestados de GNOME, pero no es un fork de este entorno, sino otro desarrollado desde cero.

La UI contrasta los colores claros de fondo en las ventanas con un gris oscuro en las barras y botones azul claro, una combinación agradable para la vista. Además, como tiene componentes que nos recuerdan a los otros entornos no cuesta demasiado empezar a adaptarse a él.

El proyecto de Ubuntu Budgie ha modificado ligeramente el aspecto de Budgie para tener su propio artwork. Han incluido el gestor de arranque Plymouth, el tema LightDM y el set de iconos Faba, y como resultado tiene un aspecto bastante más pulido del que vimos cuando probamos SolusOS hace unos meses.

En cuanto a la posición de los elementos, en la parte superior izquierda tenemos un menú de inicio que por posición y contenido puede recordarnos al de elementary OS. Tiene todas las aplicaciones ordenadas en carpetas, e incluye un buscador para encontrar rápidamente cualquier app.

En el lateral izquierda tenemos un dock con varias aplicaciones prefijadas. En él se abrirán todas las que vayas utilizando, y puedes fijar o eliminar todas las que vayas o no vayas a utilizar con asiduidad. Es una especie de punto intermedio entre la barra lateral de Unity y el aspecto del dock inferior de macOS, pero mucho más pequeño para que no moleste en la interfaz.

Arriba a la derecha tendremos varios iconos de acción, entre los cuales hay dos que despliegan otro de los mayores rasgos diferenciativos del entorno de escritorio: su panel desplegable en la parte izquierda de la pantalla. Tiene dos funciones diferenciadas en dos pestañas, la de mostrarnos las notificaciones y la de mostrarnos una serie de applets que podemos configurar, como por ejemplo un widget de calendario y otro para la configuración del sonido, que son los dos que vienen prefijados.

Toma de contacto

Lo primero que aparece al entrar a la distro es uno de estos paneles informativos que suelen tener casi todos los sistemas operativos la primera vez que los utilizamos. Es un buen añadido para quienes GNU/Linux por primera vez, y algo que quienes lo conozcan pueden desactivar para que no vuelva a aparecer. Nos permite acceder a varias guías sobre su utilización, al centro de software y a un menú de configuración desde donde cambiar el tema principal.

El rendimiento de la distro está bien pulido, todo va fluido y durante la mañana que he estado utilizándolo no he visto prácticamente nada raro que le pueda echar en cara. Las únicas excepciones son una aplicación de archivos que aparece duplicada en el dock cada vez que la abro y un pequeño bloqueo en el momento puntual que entré en la configuración del bluetooth.

El hardware tampoco da problemas. El touchpad funciona a la primera sin tener que tocar nada en la configuración, la función de hibernar hace lo que tiene que hacer sin atascarse, como también la de apagado automático de pantalla, y aunque en un principio el teclado venía en inglés no ha habido ningún problema para cambiar al español.

Como he dicho antes, la interfaz de escritorio es muy familiar en varios aspectos, y cualquier usuario por inexperto que sea no debería tener demasiados problemas en ponerse en marcha. Está perfectamente traducida, y el menú de inicio lo sabrá utilizar cualquiera que haya tenido un Windows. La barra lateral es pequeña y molesta poco, pero si no nos convence podemos cambiar su posición, su tamaño, su comportamiento o incluso eliminarla.

Por último, en el panel de configuración podemos hacer todo tipo de ajustes sin problemas, desde decidir qué aplicaciones pueden utilizar el panel de notificaciones o la opción de buscar hasta los fondos de pantalla, los sonidos o las aplicaciones predeterminadas. Para aumentar la privacidad de serie viene con los servicios de ubicación desactivados, aunque podemos reactivarlos siempre que queramos.

Pocas apps para que el usuario decida qué instalar

Una de las primeras cosas que hago cuando pruebo por primera vez un sistema operativo es ver cuales son las aplicaciones preinstaladas que han decidido incluir. La alineación de predeterminadas cuenta con Firefox como navegador, Geary como gestor de correos, Rhythmbox como reproductor de música y unos reproductores de vídeo e imágenes nativos.

También incluye una imprescindible calculadoras, una aplicación de mapas, Plank para gestionar y editar la barra lateral, un editor de menús y varias aplicaciones de administrador como el monitor de sistema o el analizador de uso de disco. Les acompaña la suite ofimática LibreOffice, cuatro juegos básicos y el cliente BitTorrent Transmission.

Por lo tanto se puede decir que en vez de sobrecargar el sistema con todas las aplicaciones que pudiéramos necesitar y más, algo que entraría en conflicto con los gustos personales de cada uno, los responsables de la distro han preferido limitarse a incluir lo básico y esencial, y dejar que sean los usuarios los que decidan qué instalar.

A título personal esta me parece la mejor decisión que podrían haber tomado. Además, del repertorio preconfigurado sólo desinstalaría Transmission para instalar mi amado qBittorrent y posiblemente Firefox para ponerme Vivaldi, pero más allá de ahí no tengo ni una sola pega que ponerle a la selección.

Uno de los principales problemas de SolusOS es que es una distro hecha desde cero, por lo que cuenta con un pobre repertorio de aplicaciones compatibles. Con el que pasará a llamarse Ubuntu Budgie, en cambio, podemos disfrutar del mismo buen gusto por el diseño que ofrece su entorno de escritorio, pero con la posibilidad de poder instalar cualquiera de las aplicaciones disponibles para Ubuntu. Esto es algo que se lo pondrá muy fácil a todos los usuarios noveles.

En Genbeta | ¿Cómo es el día a día en Solus OS 1.1? Primeras impresiones

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