'No encajaba en ningún lado': ​​antes de ser el CEO de Apple, Steve Jobs trabajaba en Atari de noche y sin ducharse

Una joven mente tan brillante y agresiva como difícil de trabajar por su altanería y... mal olor

Aunque el Steve Jobs que conocimos fue ese exitoso hombre de negocios ataviado con un sempiterno jersey negro de cuello vuelto, no siempre fueron días de vino y rosas para el fundador de Apple. Porque de hecho, antes de la creación de la empresa de la manzana mordida de la mano de su compañero Steve Wozniak, Steve Jobs pasó épocas duras y difíciles donde había quien cuestionaba su olor corporal.

Previo a la creación de la que sería la empresa de su vida, allá por 1974 Jobs se ganaba los cuartos como programador de Atari de algunos videojuegos. De hecho, la programación no era su punto fuerte (es vox populi que Wozniak resolvía los atascos técnicos en los que Steve se metía), pero en su corta pero fructífero paso por Atari cambió la forma de trabajo de la empresa y se llevó un suculento bonus del doble de lo prometido por su buen hacer. Y eso, con solo 19 años.

Los claroscuros del paso de Steve Jobs por Atari

Steve Jobs llegó a las oficinas de Atari a pedir trabajo con un currículum inflado donde aseguraba haber trabajado para Hewlett-Packard (spoiler: no era cierto). Allí, la recepcionista llamó al director de la empresa, Allan Alcorn, y lo presentó con una frase lapidaria: 'Tenemos un hippie en el lobby. Dice que no se va a ir hasta que no lo contratemos. ¿Llamamos a la policía o lo dejamos entrar?'

Alcorn narra haberse encontrado a 'un chaval medio hippie de dieciocho años, diciendo que quería un trabajo [...] Tenía chispa'. Y lo consiguió: aún no se había graduado en secundaria en la Reed School, era uno de los más jóvenes de la empresa. El director de Atari lo calificó de brillante, curioso y agresivo, pero no era fácil trabajar con él: algunos compañeros se quejaban de sus aires de superioridad, rudeza y ojo, su olor corporal.

Como cuenta Melissa Schilling en su libro 'Quirky: The Remarkable Story of the Traits, Foibles, and Genius of Breakthrough Innovators Who Changed the World', Jobs seguía la dieta frugívora y pensaba (erróneamente) que esta prevenía el mal olor corporal, por lo que no se duchaba con regularidad ni usaba desodorante. Alcorn encontró la solución para tener a su flamanete joven fichaje y al resto de la plantilla contentos: que Steve Jobs trabajara solo en el turno de noche.

De este hecho deja constancia Walter Isaacson en la biografía oficial de Steve Jobs, donde toma la frase literal de Alcorn: 'Como Steve Jobs no cuajaba en ningún lado, lo metimos en el turno nocturno. Era el único ingeniero con ese horario'

Pero más pronto que tarde Steve Jobs se hartó y le presentó a Allan Alcorn su dimisión: quería marcharse a la India con su gurú para un retiro espiritual. No era un buen momento para Atari, con problemas de distribución de licencias y de liquidez, así que le propuso algo:

Te propongo un trato: te doy un billete sin regreso para Alemania. Seguramente es más barato llegar a India desde allí. Pero a cambio tienes que trabajar un par de días ayudándome a solucionar este problema

Así el CEO de Atari mataba dos pájaros de un tiro: tenía a una de sus mentes más brillantes trabajando para solucionar el problema de distribución en Alemania, donde tenían que ensamblar los juegos porque no tenían fuentes de alimentación compatibles y por otro, conseguía que Jobs comiera algo más que pan y fruta.

Steve Jobs cumplió su parte y marchó a su aventura en la India. Casi un año después, volvió a Atari con la cabeza afeitada, túnicas de color naranja y una copia de 'Be Here Now' como obsequio para Alcorn. Sin embargo, algunos historiadores apuntan que había sido expulsado de un templo de meditación, que había contraído hepatitis y hasta que se había pasado con el LSD.

Jobs y Wozniak con las manos en la masa en Atari

Sea como fuere, en Atari lo aceptaron con los brazos abiertos y se puso a trabajar codo con codo con su compañero Steve Wozniak para diseñar el mayor éxito de la empresa solo por detrás de Pong: 'Breakout'. Lo hicieron y de qué manera: el prototipo debía emplear menos de 100 chips y de hecho para motivarle esta cláusula estaba incluida en su bonus: 750 dólares y 100 dólares más por cada chip ahorrado. Cuatro días sin casi pegar ojo después, un prototipo llamado 'Briks' veía la luz con solo 42 chips.

Si haces las cuentas, verás que el bonus a cobrar era de lo más jugoso. Aunque le prometió a su compañero de batalla que irían a medias, ocultó lo de la prima de los chips y el bueno de Wozniak solo se llevó 375 dólares pese a sus capacidades técnicas resolutivas en el proceso. Con lo que se metió en el bolsillo financió otro proyecto que tenía en mente: Apple, gracias entre otras cosas a la ayuda de otros inversores, pero el nacimiento de la empresa de la manzana mordida da para otro artículo.

Portada | Fotografía original de Norman Seeff

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