La Ley Sinde que PP y PSOE nos desean para el Año Nuevo


En la reunión que se celebró hace dos días entre los grandes nombres de la industria y los internautas reinó el entendimiento y las buenas maneras, conclusión: ninguna. Lo que estaba en juego en ésa mesa no ha sido la Ley ‘Sinde’, sino la imagen de la Industria, que se muere por reconciliarse con su público, y sabe que para conseguirlo tienen que dejar de amenazar, y ponerse a escuchar. Es todo un avance, pero sólo en las formas.

Alex de la Iglesia ha organizado un marco perfecto para que sus invitados se sientan bien, escuchados, tenidos en cuenta… Puro talánte. Todo lo contrario que la primera reunión, nada más que una cortina de humo que pretendía saciar esos egos exhaltados por los que Sinde y sus colaboradores tomaban a los promotores del manifiesto.

En ése mismo momento, en otro lugar de Madrid…


...La ‘Ley Biden-Sinde’ como empiezan a llamarla algunos, sigue adelante en medio de unas negociaciones en las que los ciudadanos no llegamos a ser ni siquiera una “injerencia externa“. La pelota está ahora en el patio de la calle Génova, donde se encuentra la sede del PP. Fuentes de Nacion Red nos han informado que éste partido está dispuesto incluso a rebajar las suavísimas enmiendas al texto de la Ley que ya analizamos en Septiembre. Quieren tener el texto final acordado como máximo el 15 de Enero. Tal como como se temía Enrique Dans, no se tratará más que de una ronda de aplausos.

Adios Canon, Adios…


Lo más probable es que el PP solicite la supresión del canon tal como ya lo hizo en un primer momento como una condición sine qua non para así apoyar la nueva Ley Sinde. Esto es un arma de doble filo, pues la buena noticia que supondría la supresión del canon vendría acompañada de una nefasta, la anulación del Derecho a la Copia Privada.

Los conceptos de Canon Digital y Copia Privada están unidos hasta en el nombre. Y si se anula el derecho a hacer copias para uno mismo y para tus amigos, se anula también el derecho a compartir lo que sabes, nos acercamos cada vez más a la metáfora de Richard Stallman, un mundo en el que compartir los libros sea delito.

¿Y tú, qué derecho estás dispuesto a ceder?

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