Sin SOPA y sin ACTA, siempre nos quedará CISPA

Parece que vamos a vivir en un mundo sin SOPA ni ACTA. Ahora necesitamos encontrar soluciones para hacer de internet un espacio de libertad, apertura e innovación que sirva a todos los ciudadanos.

Con estas palabras la comisaria europea de Agenda Digital Neelie Kroes ha sentenciado de un plumazo dos proyectos legislativos que nos han tenido entretenidos durante los últimos meses. De la SOPA ya intuíamos que había poco que esperar, y del ACTA hemos ido viendo que, a pesar de las euforias iniciales y un apoyo bastante extendido, iba perdiendo fuelle por momentos en nuestro entorno hasta llegar al supervisor de la privacidad en Europa.

Aunque el proceso de votaciones aún no ha acabado, todos los grupos del Parlamento Europeo salvo el PPE han anunciado que votarán en contra. Y cuidado, porque incluso en entre los conservadores hay quien está en contra del Acuerdo contra la falsificación comercial, quizá movidos por las manifestaciones de sus ciudadanos.

El ACTA se esbozó allá por noviembre de 2010 después de cuatro años de negociaciones a puerta cerrada entre los países de la Unión Europea, Australia, Canadá, Estados Unidos, Japón, México, Marruecos, Nueva Zelanda, Corea, Singapur y Suiza. La idea era coordinar la lucha contra la falsificación y la piratería digital, sólo que no tuvieron en cuenta más que los intereses de una parte de la población, la industria, y no los de todos los ciudadanos.

Recordemos, una vez más, cuáles eran los puntos sensibles del ACTA:

Y la red explotó en críticas. Y las críticas al ACTA subieron de tono cuando aquel proyecto llamado SOPA, con el que se quería proteger a Estados Unidos "de los ladrones extranjeros que roban la propiedad intelectual", se hizo fuerte, aunque poco a poco se fue enfriando. Y cuando llegó el momento de someter a votación el ACTA, los ánimos estaban tan caldeados que finalmente parece ser que alguien entendió que era mejor aparcarlo. Y en esas estamos.

Ni que sea por las palabras de Kroes, que ya está enterrando el ACTA o, como mínimo, dice que lo tiene bastante crudo para salir adelante, vamos a dedicarle al acuerdo un último suspiro antes de ir a por la siguiente prueba en esta carrera de obstáculos que es internet como un "espacio de libertad, apertura e innovación que sirva a todos los ciudadanos":

No hay libertad sin seguridad; estos conceptos son interdependientes y complementarios. Quizá tenga derecho legalmente hablando a caminar por una carretera de noche pero, ¿soy realmente libre haciéndolo si no es seguro?

Siempre nos quedará CISPA para seguir entretenidos un tiempo más. La seguridad, ante todo.

Vía | TechWeek Europe Foto | Sebastiaan ter Burg En Nación Red | CISPA, todo en nombre de la ciberseguridad

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