Un asesino ‘ultra’ de la Transición forma a los agentes de la Seguridad del Estado en rastreo informático

Según informa hoy el diario El País, Emilio Hellín Moro, un ultraderechista de la Transición, que fue condenado a 43 años de cárcel por el asesinato de la joven Yolanda González, trabaja para los Cuerpos y Fuerzas de la Seguridad del Estado en casos judicializados y forma a sus agentes en técnicas forenses de espionaje y rastreo informático.

Emilio Hellín Moro habría cambiado su nombre por el de Luis Enrique, según ha comprobado El País en su acta de nacimiento. El cambio se hizo efectivo en enero de 1996, en virtud de un auto dictado por el Registro Civil de Madrid. Hellín Moro es en la actualidad uno de los principales asesores del Servicio de Criminalística de la Guardia Civil. Su especialidad es el rastreo de pruebas en teléfonos móviles, ordenadores y dispositivos digitales.

La exclusiva del diario El País, un día después del 23-F, me ha recordado que el Gobierno se ha volcado en la promoción del Salón Internacional de Tecnologías de Seguridad y Defensa, HOMSEC. La feria que organiza el grupo ATENEA que preside el militar, en situación de retirado, José Luis Cortina Prieto.

José Luis Cortina Prieto, ex jefe de operaciones de los servicios secretos, fue señalado como el mullidor del golpe de estado del 23-F. Cortina, que no fue condenado, sigue defendiendo que todos los partidos apoyaban un gobierno de concentración presidido por un militar de reconocida fidelidad al Rey.

Recordemos también (otros escándalos del Gobierno sobre su apoyo a ciertos militares ya no son de nuestro negociado digital) que El País denunció el pasado verano que "en el entramado de la trama de la venta de datos confidenciales había un hacker, “que a veces ha trabajado para el CNI y que era capaz de penetrar fácilmente en el correo electrónico de cualquier persona (previo pago, claro), sin ningún escrúpulo”.

El hacker le ha explicado al diario El País que la empresa de Hellín, especializada en peritaje criminal, trabaja “muy bien”.


La vida de Yolanda en Madrid giraba entre sus clases en Vallecas, su trabajo de limpiadora y la sede del PST, una escisión del PSOE. Durante la segunda quincena de enero de 1980 participó en una huelga general de enseñanza, según reflejan fotografías en las que aparece a la cabeza de las manifestaciones estudiantiles. El viernes 1 de febrero de 1980, los militantes de Fuerza Nueva Emilio Hellín Moro e Ignacio Abad Velázquez, estudiante de Químicas, se presentaron en el domicilio de Yolanda, en el número 101 de Tembleque, con la intención de secuestrarla e interrogarla. No estaba, por lo que volvieron sobre las doce de la noche. En la calle contaban con el apoyo de otros dos militantes de Fuerza Nueva, Félix Pérez Ajero y José Ricardo Prieto, y del policía nacional Juan Carlos Rodas, que les aguardaban en un turismo. La joven intentó impedirles el paso, pero no lo logró. La redujeron con violencia, registraron el piso y la obligaron a acompañarles hasta el coche de Hellín. Se dirigieron por la carretera de Alcorcón hacia San Martín de Valdeiglesias, a las afueras de Madrid. En el trayecto, gritos, insultos y preguntas sobre un supuesto comando de ETA que no existía salvo en la imaginación de los dos matones. Acusaciones a las que Yolanda, que acababa de cumplir 19 años, no podía responder. En un descampado frío y solitario, Hellín obligó a la joven a descender de su coche y le disparó dos tiros en la cabeza a menos de un metro de distancia. - El País

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