Ofuscación de código, el antipatrón por excelencia


Una de las máximas que se suele recordar a menudo a los desarrolladores es que programen «como si su código fuera a ser mantenido por un psicópata violento que conozca la dirección de sus casas». Y es que a veces esa persona que acaba manteniendo el código somos nosotros mismos, y es normal acabar odiándose a uno mismo por haber escrito algunas líneas totalmente incomprensibles y sin ningún tipo de documentación.

Sin embargo, hay ocasiones en las que nos puede interesar ofuscar el código. Por ejemplo, cuando el código vaya a ser visible por el cliente, como suele ocurrir en lenguajes como JavaScript, y no deseas que nadie pueda desentrañar su funcionamiento o modificarlo, ya sea para conseguir seguridad por oscuridad o para evitar ser plagiado por competidores.

O simplemente, por diversión, como hacen en el Concurso Internacional de Código C Ofuscado (IOCCC por sus siglas en inglés), donde puedes encontrar desde programas escritos en una sola línea a verdaderas obras maestras del ASCII Art, pasando por auténticas marañas de redefinición de símbolos o programas capaces de autorreplicarse. Toda una demostración de maestría al teclado, aunque eso sí, nada aconsejable en entornos profesionales.

Más información | International Obfuscated C Code Contest

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