Ya puedes presentarte a esta oferta: "El propósito de este puesto es ayudarnos a evolucionar y ampliar nuestra infraestructura para permitir la traducción del código C y C++ de Microsoft a Rust"
Durante más de cuatro décadas, los lenguajes C y C++ han sido la columna vertebral del software moderno. Sistemas operativos, bases de datos, navegadores web y plataformas en la nube se han construido sobre millones de líneas de código escritas en estos lenguajes, valorados por su cercanía al hardware y su rendimiento, pero también temidos por su complejidad y fragilidad.
En ese contexto, la idea de abandonar progresivamente C y C++ (promovida incluso por la Casa Blanca) no es solo una decisión técnica: es un cuestionamiento directo a los cimientos mismos de la industria del software.
Sin embargo, ese cuestionamiento ya no es teórico. En Microsoft, una de las empresas con mayor volumen de código legado en C y C++ del planeta, comienza a consolidarse una apuesta clara por un reemplazo generacional: Rust.
El lenguaje, relativamente joven en comparación con sus predecesores, ha ganado prestigio por ofrecer un equilibrio difícil de lograr: rendimiento de bajo nivel comparable al de C/C++, pero con garantías de seguridad de memoria y concurrencia integradas en el propio diseño del lenguaje.
Y todo la polémica deriva de una publicación en LinkedIn de Galen Hunt, ingeniero distinguido de Microsoft y veterano con casi tres décadas en la empresa:
"Mi objetivo es eliminar cada línea de C y C++ de Microsoft para 2030".
Así de directo fue Hunt en su publicación, donde además anunciaba la búsqueda de un ingeniero principal especializado en Rust para su equipo. La estrategia planteada combina dos elementos clave:
- Algoritmos de análisis de código a gran escala, capaces de construir grafos complejos que representen dependencias, flujos y estructuras de enormes bases de código.
- Agentes de IA, guiados por esos algoritmos, que puedan comprender, transformar y reescribir código de manera automatizada.
Rust como lenguaje del futuro de Microsoft
La elección de Rust no es casual. En los últimos años, Microsoft ha promovido activamente el uso de lenguajes con seguridad de memoria como alternativa al histórico dominio de C y C++. La motivación es clara: décadas de vulnerabilidades críticas (desbordamientos de búfer, uso de memoria liberada, errores de concurrencia) están directamente relacionadas con las libertades (y peligros) de esos lenguajes.
Desde controladores en Windows hasta componentes críticos de Azure, su adopción ha ido en aumento, respaldada públicamente por figuras clave como Mark Russinovich, CTO de Azure, quien ha declarado que la compañía está 'a tope' con Rust.
¿Visión corporativa o ambición personal?
Uno de los puntos más debatidos es si esta iniciativa representa un plan corporativo formal o la visión —ambiciosa, pero individual— de un único equipo de desarrollo dentro de Microsoft. Ciertamente, no existe, por ahora, un anuncio oficial que comprometa a toda la empresa a reescribir todo su código heredado.
Aun así, muchas ideas que nacieron como proyectos de investigación en Microsoft acabaron materializándose en productos reales: en ese sentido, la frontera entre 'proyecto experimental' y 'futura hoja de ruta' resulta deliberadamente difusa. En cualquier caso, la oferta de trabajo publicada por Hunt es para trabajar presencialmente en Redmond, en las propias oficinas de Microsoft.
El desafío de décadas de historia
La magnitud del reto es notable: Microsoft mantiene algunos de los mayores y más antiguos repositorios de código del mundo. Componentes como el kernel de Windows, Office o SQL Server contienen millones de líneas de C y C++ refinadas durante décadas, con comportamientos que, en muchos casos, ya forman parte de la compatibilidad esperada por aplicaciones y usuarios.
Reescribir ese legado plantea riesgos evidentes, desde unos costes de validación y pruebas potencialmente astronómicos, hasta tener que lidiar con complejidades técnicas difíciles de expresar en Rust 'seguro', especialmente en estructuras de datos de bajo nivel comunes en sistemas operativos.
¿Ingeniería asistida por IA o mero 'vibe coding' a escala?
Otro eje del debate gira en torno al papel real de la inteligencia artificial. Mientras Microsoft presume de revisar cientos de miles de pull requests mensuales con ayuda de IA, muchos desarrolladores dudan de que los modelos actuales estén listos para reescribir sistemas críticos sin supervisión humana exhaustiva.
La IA, señalan los más cautos, puede ser extraordinariamente útil para comprender código heredado, documentarlo y sugerir refactorizaciones. Pero delegarle la reescritura masiva de sistemas complejos sigue pareciendo, para muchos, un experimento de alto riesgo.
Más allá de Microsoft: una señal para la industria
Independientemente de si el objetivo de "cero C/C++ en 2030" se cumple o no, el mensaje es potente. Microsoft está señalando una dirección: menos tolerancia al riesgo estructural del software tradicional y más inversión en lenguajes, herramientas y procesos que integren seguridad desde el diseño.
Para la industria en general, la iniciativa funciona como un laboratorio a gran escala: si una empresa del tamaño de Microsoft logra traducir con éxito partes significativas de su legado a Rust apoyándose en IA, el impacto podría redefinir cómo se aborda la deuda técnica en todo el sector.
Imagen | Marcos Merino mediante IA
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