Chatear con la inteligencia artificial sin pantallas es posible… usando una máquina de escribir. Así lo ha logrado este ingeniero

Un poco de espíritu 'maker' y el acceso a la API de Claude bastan para obtener este resultado tan retrofuturista

Marcos Merino

Editor

En una época dominada por pantallas táctiles y asistentes virtuales, llama la atención que haya proyectos dirigidos a poder conversar con la IA recurriendo al papel de toda la vida. Pero exactamente eso es lo que ha logrado el ingeniero y 'maker' Ben James: integrar el modelo de lenguaje Claude en una máquina de escribir eléctrica Brother AX-10 de finales del siglo XX pasado, obteniendo así un terminal físico 'retrofuturista' capaz de 'conversar' con una IA moderna.

Un diálogo sin pantallas

El funcionamiento del invento es, en realidad, bien sencillo: el usuario escribe una pregunta en la máquina de escribir, presiona la tecla 'Enter' y, tras una breve pausa, la propia máquina comienza a responder, letra por letra, de manera autónoma. Y todo esto sin pantallas, notificaciones ni copy&paste: sólo recurriendo a tinta y papel... y acompañado del sonido rítmico de unas teclas que se mueven solas.

Pero es que la Brother AX-10, aunque se percibe como una máquina puramente mecánica, es en realidad un dispositivo electrónico que interpreta las pulsaciones del teclado mediante una matriz de filas y columnas, muy similar a la de un teclado de computadora. Esta característica fue clave para el proyecto.

El corazón del sistema: Arduino + Raspberry Pi

Para interceptar y reproducir las pulsaciones del teclado, James utilizó un Arduino Nano, encargado tanto de leer las teclas presionadas por el usuario como de simular las pulsaciones 'fantasma' que permiten a la máquina escribir por sí sola. El microcontrolador se conecta a la matriz del teclado mediante multiplexores, lo que le permite escanear entradas y generar salidas con total control.

A su vez, el Arduino se comunica con una Raspberry Pi Zero W, que actúa como intermediaria entre el mundo físico y la nube. En la Raspberry Pi se ejecuta un script en Python que envía los textos escritos por el usuario a la API de Claude y recibe las respuestas generadas por el modelo.

Estas respuestas se devuelven al Arduino, que las traduce en pulsaciones de teclas simuladas, haciendo que la máquina de escribir imprima la respuesta de la IA en tiempo real.

Más que un experimento técnico

Aunque el proyecto es, en esencia, un ejercicio de ingeniería y hacking de hardware, también pretende ser una reflexión sobre cómo interactuamos con la IA. Y así, en lugar de una interfaz digital efímera, este sistema produce un registro físico permanente de cada conversación: páginas mecanografiadas que pueden archivarse, releerse o incluso exhibirse como documentos históricos.

Desde otro ángulo, el proyecto también plantea una especulación histórica: ¿cómo habría sido la IA generativa si hubiera existido antes de la era de los ordenadores personales?

Retro y lúdico

Este proyecto no pretende, obviamente, reemplazar a los chatbots tradicionales ni ofrecer una solución práctica para el día a día. Su valor reside en lo simbólico: demuestra que la innovación no siempre avanza en línea recta y que, a veces, mirar hacia atrás permite replantear cómo queremos que sea el futuro.

Por supuesto, cuando James compartió su proyecto en comunidades como Reddit, rápidamente se volvió viral. Cuenta que incluso ha ofrecido la posibilidad de que personas interesadas prueben el dispositivo en persona, si se encuentran en Londres.

Vía | Ben by Fax

Imagen | Ben James

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