El CEO de La Mafia critica que en España no se trabaje por tener fiebre. Mientras, hay países donde pasa esto por ir resfriado a la oficina

Las palabras de Floristán reabren el debate sobre qué significa hoy ser un "buen trabajador": lo que para algunos empresarios es una señal de falta de compromiso, para otros es una muestra de responsabilidad sanitaria

Marcos Merino

Editor

En los últimos tiempos, el debate sobre la cultura laboral en España ha vuelto al primer plano... y en ocasiones, lo hace rodeado de polémica. Durante una entrevista en el pódcast Itnig sobre el crecimiento de su empresa y las dificultades para gestionar plantillas tras la pandemia, Javier Floristán, cofundador y CEO de Grupo La Mafia se sienta a la mesa, lanzó una reflexión que ha acabado incendiando las redes.

La salida de la pandemia dejó cambios profundos en la relación entre empresas y trabajadores: mayor atención a la salud, nuevas normas sobre bajas médicas y una sensibilidad social distinta respecto a acudir al trabajo estando enfermo. Así, el directivo comparó la situación actual con la de años anteriores y dejó una frase que muchos interpretaron como un símbolo del choque entre dos maneras opuestas de entender el trabajo:

"Antes tenías que estar muy mal para no ir a trabajar; ahora, con fiebre, no van".

A partir de ahí, el debate estalló. Y sus palabras no tardaron en encontrar réplica desde dos frentes inesperados: la ciencia y la experiencia internacional.

Mientras en España se discute si es razonable quedarse en casa con fiebre, en países como Dinamarca ocurre justo lo contrario: acudir enfermo al trabajo no solo no se valora, sino que puede ser motivo de reprimenda

El absentismo laboral, según el CEO de La Mafia

Durante la entrevista, Floristán defendió que el absentismo laboral se ha convertido en uno de los grandes problemas para sectores como la hostelería. Según explicó, antes de la pandemia las cifras rondaban el 3-4%, mientras que ahora se sitúan cerca del 8-10%. En términos prácticos, llegó a afirmar que "prácticamente, durante un año una persona deja de ir a trabajar", algo que, en su opinión, antes no sucedía.

El directivo vinculó este cambio a la nueva cultura laboral y a la flexibilización de los controles sobre las bajas médicas de corta duración. A su juicio, se ha pasado de una etapa en la que solo se faltaba al trabajo en situaciones graves a otra en la que unas décimas de fiebre bastan para quedarse en casa. Una evolución que, para Floristán, no es normal y pone en jaque la viabilidad de muchos negocios pequeños.

La respuesta científica: "Más responsable el trabajador que el CEO"

Las declaraciones del CEO no tardaron en recibir una contundente respuesta desde el ámbito sanitario. Uno de los mensajes más compartidos fue el del epidemiólogo Ignacio Rosell, que analizó la cuestión desde una óptica muy distinta:

"Como epidemiólogo solo puedo decir que es más responsable para los clientes la actitud de los trabajadores que la del CEO".

Rosell subrayó que no acudiría jamás a un restaurante donde se obligara a cocineros o camareros a trabajar con fiebre o síntomas respiratorios, recordando además las lecciones que dejó la pandemia sobre contagios y prevención.

Una reflexión que toca un punto sensible: la aparente contradicción entre exigir sacrificios al trabajador y, al mismo tiempo, reclamar responsabilidad individual tras años de campañas que apelaban a proteger la salud colectiva.

La paradoja es que ambos discursos apelan al mismo objetivo: que las empresas funcionen

El ejemplo danés que dejó en evidencia a España

Si la respuesta científica aportó argumentos sanitarios, la comparación internacional terminó de incendiar el debate. El físico y experto en datos Alejandro Cencerrado relataba también en redes una experiencia vivida de primera mano en Dinamarca: en su primer día de trabajo en una empresa danesa presenció cómo un jefe se enfadaba con un empleado por acudir a la oficina estando resfriado.

Con el tiempo entendió que no se trataba de un caso aislado, sino de una norma cultural ampliamente extendida: si estás enfermo, está mal visto que vayas a trabajar, porque puedes contagiar al resto y provocar una cadena de bajas.

"Puede sorprendernos a quienes venimos de la cultura de la penitencia laboral, pero tiene todo el sentido".

Desde entonces, confesó, le parece "estúpida" la actitud de algunos jefes españoles que presumen de empleados que trabajan enfermos como si eso fuera una virtud.

Imagen | Marcos Merino mediante IA

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