¿Dónde ha quedado la utopía de un Internet descentralizado?

En sus primeros años de existencia, Internet era una pequeña red descentralizada de ordenadores que parecía gobernarse por sí misma y en la que gobiernos y corporaciones no tenían cabida. La Declaración de Independencia del Ciberespacio, de 1996, recogía esta idea: "Gobiernos del mundo industrial, no sois bienvenido entre nosotros. No tenéis soberanía aquí [...] Declaramos este espacio social global que estamos construyendo libre de las tiranías que queréis imponernos".

Veinte años después la situación es muy diferente, y está lejos de ser esa utopía de un Internet libre y sin intromisiones gubernamentales. La gran mayoría de nuestras comunicaciones online pasan por unas pocas compañías: Google, Apple, Facebook, Microsoft, Amazon, Twitter, Yahoo!... Entre todas ellas gestionan, controlan, manipulan y monetizan la vida online de la mayoría de usuarios de Internet. Sus compras en la web, las noticias que consumen, los vídeos que reproducen, sus videojuegos favoritos, lo que publican en redes sociales. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Y lo más importante, ¿hay vuelta atrás?

Qué es Internet descentralizado

Antes de entrar en materia, es importante saber a qué nos referimos cuando hablamos de Internet descentralizado. El Internet que conocemos hoy en día depende en gran medida de servidores en manos de organizaciones gubernamentales, proveedores de acceso a la red y grandes corporaciones de telecomunicaciones - de forma que lo tienen bastante fácil si quieren hacer seguimiento de las actividades de los usuarios, tal y como demostraron los documentos filtrados por Snowden.

De hecho, la Electronic Communications Privacy Act en Estados Unidos permiten a las fuerzas de seguridad del país obtener, sin necesidad de orden judicial, datos privados que los ciudadanos estadounidenses confían a terceras partes, como por ejemplo información de ubicación recogida por el móvil o el contenido de los correos electrónicos - incluso aquellos todavía sin abrir.

El concepto de "descentralización" se escuchó por primera vez nada menos que a mediados del siglo XIX, cuando se hablaba de él como la fuerza que inspiró la Revolución Francesa: "La descentralización tiene una dimensión cívica, ya que aumenta las oporunidades de los ciudadanos de participar en asuntos públicos, y les acostumbra a usar su libertad", escribía el abogado Alexis de Tocqueville.

Hoy en día, ese concepto aplicado a Internet se refiere a una red que no depende de servidores controlados por gobiernos o grandes corporaciones; un lugar donde comunicarnos libremente, sin que nos espíen o, peor aún, sin que vendan nuestros datos al mejor postor. Un sistema donde no todo dependa de un solo servicio - en Estados Unidos, por ejemplo, el 25% del tráfico de Internet pasa de una forma otra por Google, y una caída de sus servidores de sólo 5 minutos puede provocar un bajón de tráfico de hasta un 40%.

"Un Internet descentralizado es en realidad un reflejo de aquello para lo que Internet se diseñó en un principio: un sistema de comunicación e información compartido entre diferentes organizaciones e individuos", nos cuenta Jacob Cook. Cook es el creador de arkOS, una versión de Linux diseñada para ejecutarse en una Raspberry Pi, y que permite al usuario crear su propia "nube" de datos accesible desde cualquier sitio (sin depender de Google o Dropbox, por ejemplo). "A grandes rasgos, Internet sigue siendo así. Es la forma en que esa información se recoge y se comparte lo que ha cambiado", dice Cook.

"Nosotros creemos que Internet hoy está roto", dice por otro lado Nick Lambert, COO de MaidSafe. Este proyecto es una especie de Internet alternativo basado en el protocolo P2P, cuyo principal objetivo es evitar que la información personal quede almacenada en servidores y data centers centralizados. "Nuestra información online no es segura, y los robos de datos y espionaje del gobierno son algo rutinario. Se ha llegado a aceptar que los usuarios no tengan control alguno sobre sus datos, y que no sepan qué información están proporcionando y a quién", asegura Lambert.

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David contra Goliat: luchando por descentralizar Internet

ArkOS y MaidSafe no son ni mucho menos los únicos proyectos que luchan por volver a tener un Internet descentralizado, en manos de los ciudadanos y no controlada al antojo por las multinacionales. Todos hemos oído hablar del famoso MegaNet presentado por Kim Dotcom (y que en teoría saldrá a la luz este año), y más recientemente ZeroNet, otro Internet alternativo basado en P2P similar a MaidSafe.

¿Cómo se plantean estos proyectos la batalla por descentralizar Internet? "Hoy en día la información personal de mucha gente está almacenada en unos pocos sitios, lo que aumenta las posibilidades de que los hackers accedan a ella o sea objeto de espionaje", explica Cook. "Mi proyecto, arkOS, permite al usuario guardar sus datos en hardware que ellos mismos controlan, con acceso fácil y rápido. Ya sean páginas web, citas del calendario, cuentas de mensajerías... arkOS está diseñado para llevar la facilidad de un ordenador personal al campo de los servidores y la información alojada en la nube".

MaidSafe, por su parte, lleva nada menos que 10 años trabajando en la implementación de SAFE (Secure Access For Everyone) Network, una nueva red de comunicaciones segura basada en el hardware ya existente (cables, routers, switches) y las capas de red, y que aprovecha los recursos extra de espacio de almacenaje y procesamiento de datos que los propios usuarios pueden proporcionar. Sería algo así como un Internet colaborativo distribuido. "La estrategia de intentar asegurar datos en redes que no son seguras de por sí no funciona, y se necesita un nuevo enfoque. La SAFE Network creada por MaidSafe aporta ese nuevo enfoque", dice Lambert.

Esquema del funcionamiento de MaidSafe

"Creo que las cosas han mejorado en muchos aspectos desde las filtraciones de Snowden, pero también han ido un poco para atrás", dice por su parte Cook. El creador de arkOS menciona como ejemplos más recientes los ataques a la libertad en Internet desde los atentados de París y San Bernardino, mencionando explícitamente el caso del FBI contra Apple: "Algunas empresas como Apple están contraatacando, y manteniendo una posición muy valiente contra esos ataques y en defensa del cifrado de datos. Se les debería elogiar por ello".

"Hemos visto ataques contra el cifrado de datos, imprescindible para un Internet descentralizado", continúa Cook. "Pero también cosas como la respuesta masiva del público contra estos ataques, y el despertar de la conciencia de la gente sobre lo vulnerables que pueden llegar a ser sus datos en manos de las empresas son avances positivos."

El papel de los ciudadanos en la descentralización de Internet

Precisamente es la gente, los propios usuarios de Internet, los ciudadanos los que tienen el papel protagonista en este movimiento. La centralización de Internet no es un concepto abstracto que está ahí y con el que no tenemos relación alguna. Se trata de algo que nos afecta en el día a día, cada vez que encendemos el ordenador o usamos el móvil para conectarnos a la red.

"Los usuarios a quienes les preocupe la seguridad y privacidad de sus datos, y a quienes les gustaría tener el control de los mismos, deberían empezar a usar tecnologías descentralizadas", aconseja Lambert. "En el caso de la SAFE Network, pueden compartir sus recursos tecnológicos extra (espacio en disco, procesador, ancho de banda...) a cambio de safecoins, la moneda de la red que luedo se puede convertir en moneda real, de forma que incluso es posible ganar dinero mientras ayudas a construir un internet descentralizado".

Cook, por su parte, anima sobre todo a ser más conscientes de con quién compartimos la información que publicamos online. "Grandes corporaciones com Google o Facebook centralizan un enorme volumen de información bajo su control, y disponen de ella a su antojo. Pero ahora tenemos en nuestras manos la posibilidad de evitar esos abusos, y elegir exactamente cómo queremos vivir nuestra vida online".

En sus palabras, es necesario hablar más de estos temas en público, sacarlos a la luz con más frecuencia, mantener estos asuntos frescos en la conciencia y en la memoria de los usuarios. Sólo así les demostraremos a esas grandes empresas que nos preocupamos por la privacidad de nuestras datos online, y que no nos conformamos con palabras bonitas o falsas promesas. "Si podemos hacerles llegar una exigencia lo suficientemente fuerte, con la que romper el monopolio del almacenamiento de datos, quizás veamos algunos cambios interesantes en el futuro".

¿Y cuando pasen otros 20 años?

Hablando del futuro, ¿qué nos espera el día de mañana? Viendo la evolución de Internet en los últimos 20 años, ¿cómo será de aquí a otros 20 años más? Lambert, de MaidSafe, es bastante positivo al respecto: "Creo que veremos cómo un montón de nuevas redes y tecnologías descentralizadas llegan al público masivo, impulsadas por algunas de las que vemos ahora - como Bitcoin. Estas tecnologías han demostrado que si se eliminan intermediarios (como los bancos y las instituciones financieras, en este caso) las redes son más eficientes y los usuarios tienen control total sobre sus datos". A Lambert no le cabe duda de que el Internet descentralizado volverá a hacerse realidad: "La infraestructura de nuestros servicios web cambiará de una serie de redes centrales conectadas a un paradigma de redes descentralizadas interconectadas".

Cook, por su parte, es un poco más reservado en sus predicciones. Para él, el reciente caso del FBI contra Apple no es más que un ejemplo de lo que podría llegar a pasar si los usuarios no se mantienen alerta sobre qué comparten online y, sobre todo, con quién lo comparten. "No es simplemente una cuestión de si el gobierno puede o no hackear un móvil. Lo que hoy es un móvil mañana podría ser un ordenador, un servidor, una red, cualquier cosa".

En palabras de Cook, los ciudadanos de cualquier país donde se valore la libertad personal tienen el deber de enfrentarse a todos los intentos por parte del gobierno de acceder a sus datos y comunicaciones personales online. "Hay muchas cosas que la gente en general debería vigilar. La comodidad tiene un precio: si seguimos con la tendencia actual de tecnología rápida y barata, la gente seguirá dependiendo más y más de las corporaciones y de sistemas de alojamiento remotos, en manos de otros. Estaremos confiando ciegamente nuestros secretos más privados a estas compañías".

El momento de actuar es ahora. No dejemos que pasen otros 20 años.

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