De la cultura del 996 de las startups chinas a los programadores workaholic

Trabajar 12 horas al día y 6 días a la semana es la definición de éxito, según la cultura del esfuerzo a cualquier precio representada por el término “996”. Una práctica originaria de China que han promovido algunas figuras representativas de las startups tech más conocidas como Jack Ma, CEO de Alibaba. Para él, trabajar seis días a la semana es una “auténtica bendición”.

Pero todo esto no difiere de lo que muchas startups de Silicon Valley llevan camuflando durante años con comida gratis, masajes y todo tipo de entretenimiento en la oficina: el compromiso de sus empleados se mide por el número de horas que son capaces de hacer. Y más si son programadores, aunque ello conduzca a quemar mentalmente a dichos profesionales.

A finales de mayo, un grupo anónimo de activistas crearon la web 996.ICU listando todas las empresas que como “Cultural Fit” promovían las horas extras como símbolo de compromiso. El sitio web detalla cómo las leyes chinas prohíbe las horas extras sin una compensación, en este caso de 44 horas semanales legales frente 72 horas semanales. No es solo un problema de regulación en el trabajo (hecho muy grave, por otra parte), sino del abuso hacia ciertos profesionales a no poder desconectar.

El fenómeno no es único de China, por supuesto. En Silicon Valley ofrecen comida gratis y todo tipo de facilidades, animando a sus empleados a ampliar sus jornadas laborales, especialmente cuando se acerca un deadline de un lanzamiento importante: los temidos crunch.

La glorificación de la cultura del esfuerzo

"Si no trabajas 996 cuando eres joven, ¿Cuándo vas a poder hacerlo?"

Trabajar bajo lemas de este estilo: “no te pares cuando estés cansado, sino cuando hayas acabado”. Es un gran problema global que afecta a muchos programadores atrapados en la cultura del esfuerzo excesivo en startups y consultoras tecnológicas.

“Si no trabajas 996 cuando eres joven, ¿Cuándo vas a poder hacerlo? En este mundo, todos quieren el éxito, quieren una buena vida, quieren ser respetados. Pregúntate, si tu no dedicas más tiempo y energía que los demás, ¿Cómo vas a conseguir el éxito que quieres?”. Estas son las declaraciones de Jack Ma que más indignación han suscitado, además de condensar esa idea de cultural fit que muchos emprendedores no dejan de alabar y promover para sus compañías.

Oficinas de WeWork (Twitter Stevie Buckley)

Algo muy similar a las declaraciones de Elon Musk hace unos meses que también resonaron con fuerza. Son conocidas las jornadas intensas en casi todas las empresas de fundador de Tesla o SpaceX, donde esa cultura del esfuerzo y ser una familia que consigue los retos complejos o casi imposibles está solo al alcance de unos privilegiados.

Tal como describe David Heinemeier Hansson, cofundador de Basecamp y autor del libro It Doesn’t Have to Be Crazy at Work: “la mayoría de las personas que promueven la obsesión con el trabajo no son quienes realizan ese trabajo”.

Por otro lado, las motivaciones individuales para trabajar bajo un esquema de más de 40 horas semanales son variadas. Hay gente desesperada por el dinero. Algunos creen que avanzar en su carrera significa dedicarse a su trabajo a expensa de su vida personal. Y algunos no tienen más remedio que cumplir con la cultura de la empresa para la que trabajan, ya que si no perderían sus empleos.

La programación no es un trabajo mecánico

No se trata de una serie de tareas repetitivas que cualquiera pueda hacer, siempre que esté despierto para golpear con el martillo o atornillar las piezas a ensamblar.

El hilo argumental suele ser siempre que a más horas tendremos más progreso en nuestras tareas, lograremos antes de tiempo los deadlines de ciertos lanzamientos de producto importantes.

Sin embargo, cuando trabajas en una profesión basada en el conocimiento como es la programación, te das cuenta de que es muy diferente a un trabajo mecánico: no se trata de una serie de tareas repetitivas que cualquiera pueda hacer, siempre que esté despierto para golpear con el martillo o atornillar las piezas a ensamblar.

Al igual que muchas otras profesiones creativas, como la escritura o el diseño, la producción de un ser humano depende de muchos factores. Más allá de las horas que se está sentado en una silla. La calidad del entorno en el trabajo influye. Además del tipo de tareas que tengamos que hacer. ¿A quién no le ha llegado la inspiración a un problema o la forma de resolver cierta tarea de desarrollo al volver de tomar un café?

A pesar de los estudios que muestran que pasar más horas en el trabajo no mejora ni la productividad ni la creatividad, los mitos sobre el trabajo extremo siguen triunfando entre esa élite de expertos en tecnología.

Por el otro lado, nos encontramos que los programadores cansados, trabajando fuera de su horario laboral, son un auténtico problema al desarrollar un trabajo más descuidado y menos concentrado. Pueden introducir errores más frecuentemente y sus soluciones son más costosas de arreglar.

Los riesgos del trabajador workaholic

Los workaholics basan su productividad en echar más horas que nadie, no en encontrar la mejor solución ni en estar 100% enfocados en su trabajo sin distracciones

Mantenerse concentrado, en foco, sobre una tarea cada vez es más difícil. Todos lo sabemos. A pesar de estar agotados mentalmente, debemos tirar hacia adelante programando complejas tareas que, incluso, pueden ser la base de la siguiente gran funcionalidad del producto.

Tal como ya describió David Heinemeier Hansson hace unos años: los workaholics son un riesgo para tu compañía.

Los trabajadores que dedican 12 o más horas acabarán quemándose pronto. Nadie puede soportar ese ritmo sin sufrir mental o físicamente. Probablemente, todo ello ocurrirá en el peor momento, tanto para el individuo como para la compañía. Por ello es necesario una cultura fuerte a nivel de compañía para equilibrar la vida laboral y personal.

Por lo general, los workaholics basan su productividad en echar más horas que nadie, por ello son incapaces de malgastar un segundo en pensar una mejor solución si ello conlleva no ponerse a picar código inmediatamente. Se lanzan a la primera solución que encuentran, aunque eso implique más horas de desarrollo. Son capaces de afrontar más horas que el resto aunque el resultado sea malo.

“Calentar la silla” durante horas y ser el último en marcharse de la oficina no tiene porque indicar ser más productivo. Esto conduce a una cultura de estirar el horario en lugar de ser más eficiente en tus 8 horas laborales sin distracciones. Todos hemos visto como algunos compañeros son más dados a las distracciones que otros, a lo que justifican a que son los últimos en salir de la oficina. Para trabajar bien hay que tener foco.

Quizás es totalmente utópico conseguir ser productivo durante 8 horas, por eso cada uno debe ser consciente de los límites de su concentración.

La vida es mucho más que trabajo. Por ello estar continuamente obsesionado con el trabajo provoca tomar peores decisiones en facetas más creativas del entorno laboral. Incluso no saber qué hacer fuera de la oficina. Trabajar un domingo por la tarde para preparar la semana es uno de los síntomas claros de la falta de desconexión.

WeWork quiere convertirse en el starbuck de la cultura laboral

Guau, mañana es lunes

A pesar de todo lo descrito, parece que aún existe esperanza por ciertas empresas que apuestan por una cultura más cercana al 955 (trabajo de 9 a 5, 5 días a la semana), donde predomine la eficiencia en el horario laboral, acompañando al individuo a hacer más eficiente y gratificante su trabajo.

A partir del movimiento 996, surgieron algunos listados de otras compañías que están concienciadas en la conciliación del horario laboral. Además, de la flexibilidad laboral pudiendo trabajar con un horario flexible y en remoto. Podéis consultar el listado tanto aquí sobre algunas compañías 955 o para trabajar en remoto en Working Nomads.

Las startups se han dado cuenta de que en lugar de tener un frigorífico lleno de refrescos y snacks es mejor, y aporta más valor, que sus trabajadores tengan la posibilidad de trabajar desde cualquier parte. Además de darles la flexibilidad que les permita conciliar su horario laboral de la manera más productiva para hacer su trabajo.

Foto | Alex Kotliarskyi on Unsplash

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