Spotify es lo peor: desmontando el mito


Tengo una relación de amor y odio con Spotify. Por una parte, es casi el primer programa que arranco y me acompaña todo el día. Y por otra… no lo aguanto, por culpa de una gran cantidad de errores que me hacen pensar que está dirigido por gente que odia la música o no la entiende. Porque alguno de estos errores sólo se entienden si sus creadores tienen un oído enfrente del otro, o no tienen las más mínimas nociones de música o programación.

Voy a desmontar algunos mitos sobre este programa y a exponer sus fallos imperdonables, para explicar por qué hasta ahora me había negado a pagar por una licencia. Me centraré sobre todo en el aspecto software, que es lo que nos interesa aquí.

Un vistazo a…
27 TRUCOS de SPOTIFY - ¡Controla toda tu MÚSICA como nadie!

“Spotify ha acabado con las descargas de música por P2P”

Esto lo he escuchado más de una vez. Tanto como comentario personal (“ya no me descargo música”) como argumento en debates (“Spotify es la prueba de que hay alternativas al P2P”). Esto es una pifia garrafal porque… Spotify ES un programa P2P. ¡Cómo! ¿No lo sabías? No te preocupes, no eres el único que se está enterando ahora. En AnexoM explicaron muy bien su funcionamiento.


Cuando escuchas un tema de Spotify, el streaming seguramente proviene de varios usuarios que tienen tus mismos gustos y han escuchado ese tema recientemente. Esto no sería ningún problema, si no fuera porque Spotify omite este hecho deliberadamente. La referencia a que es P2P tan sólo aparece en un rinconcito casi oculto de una lista de preguntas frecuentes. Esto no se aplica a las versiones para móviles, en las que no se utiliza tráfico de subida por motivos obvios.

El problema es que muchas redes corporativas o de universidades limitan el tráfico saliente, lo que causa que a pesar de tener una buena conexión Spotify sea capado, en parte o totalmente. Unido a que el programa no parece realizar un cacheo por adelantado de la lista de reproducción, provoca que con frecuencia vaya a tirones allí donde el administrador de sistemas cierra las vías de salida.

No sirve para descubrir música

Esta sección podría llamarse “No es Pandora”, pero eso es porque el servicio que más echo de menos, desde que las malditas trabas del copyright les obligaron a limitar por países. Con Pandora, podías afinar una emisora con tus gustos y descubrías grupos y temas geniales. Pero las “emisoras” de Spotify son repetitivas, limitadas, monótonas… sobre todo si las comparamos con Pandora.

Incluso la lista de artistas recomendados que aparecía en la portada ha desaparecido en una reciente actualización. No es una gran pérdida: había que cerrar el programa y volverlo a abrir para refrescar la selección, y casi siempre eran grupos de sobra conocidos. Falta sacarle mayor rendimiento al impresionante fondo de catálogo que tiene Spotify, una pena.

Como reproductor de audio, mi radiocassette tenía más opciones

Play, stop, avance, retroceso, anterior, siguiente, y volumen. Punto. Esas son las opciones del reproductor musical integrado en Spotify. ¿Cómo un programa centrado en la música no tiene un ecualizador gráfico? ¿Por qué no podemos seleccionar esquemas por defecto para música rock, pop o tecno? ¿Por qué no podemos evitar las pausas entre tema y tema? ¿Por qué no hay opción para cargar las letras de las canciones que suenan?

Cualquier reproductor básico tiene implementadas esas y muchas otras opciones. Pero Spotify no, a pesar de que reproducir música es su negocio. Absurdo. O clarificador, según se mire: es una empresa cuyo primer objetivo es ganar dinero, no el ofrecer una experiencia perfecta a sus usuarios.

Sabes mis gustos, ¿por qué no lo aprovechas?

Publicidad segmentada y contextual, señores. Spotify tiene un arma de gran valor y no la utiliza aunque haya dicho que está en sus planes, lo que hace un flaco favor a anunciantes y usuarios, además de ignorar una importante fuente de ingresos. A veces pienso que el objetivo de Spotify con la publicidad no es obtener ingresos por los anuncios, sino convencerte de pagar por una licencia para olvidarte de los anuncios absurdos.

Porque si intentas vender un coche, cualquier usuario es bueno. Pero no puedes anunciarme el nuevo disco de Melocos entre un tema de Rage Against the Machine y otro de Muse, más si miras un poco mi historial. Tampoco es buena idea anunciar lo último de Cocorosie si en el top de escuchas tienes a La Oreja de Van Gogh o a Lady Gaga, que conste. Pero si me anuncias algo relacionado con mis gustos es más probable que pinche y le puedes pedir mayor tajada a tu anunciante, que te lo pagará encantado sabiendo que el anuncio va directo a su target.

El problema de las carencias del catálogo

En Spotify no está el grupo más grande de todos los tiempos. No es su culpa que los que gestionan los derechos de la discografía de los Beatles sean estúpidos, pero el daño está ahí. Sin Beatles, Metallica, Led Zeppelin, Travis, AC/DC, Red Hot Chilli Peppers, Arcade Fire y tantos otros grupos clave la experiencia no puede ser completa. Sí, puedes tenerlos en tu disco duro y escucharlos desde Spotify… pero entonces, ¿para qué necesito Spotify, si hasta el Windows Media Player es un reproductor de audio más completo?

O lo que es peor: ¿para qué voy a pagar una licencia premium por escuchar temas que ya tengo? Insisto, no es culpa de Spotify, pero juega en su contra. Hay otro problema añadido: el tema que hoy puedes escuchar mañana la discográfica puede retirarlo, por lo que hoy puede compensarte pagar una licencia y mañana no.

Otro problema curioso del catálogo es que si dos grupos tienen el mismo nombre, para Spotify son el mismo grupo. Al grito de “¡Fusión!”, tenemos que Los Campesinos! tienen en su repertorio discos con canciones rurales, o que John Williams tiene varios discos de guitarra española. Lamentable en un proyecto de biblioteca musical de esta envergadura.

Las listas son de Spotify y de nadie más

Las listas de reproducción son muy cómodas, y más potentes de lo que muchos piensan. De hecho, tengo montada una emisora de radio personalizada con ellas. Tengo unos 2400 temas en una única lista (“La Superlista”) y la pongo en aleatorio: una radio a medida. Sin embargo, es imposible hacer una copia de seguridad de esa lista. No puedo exportarla a otros programas. Es de Spotify, no mía, aunque la haya hecho yo con muchas horas de esfuerzo y selección.

Por cierto, si os interesa aquí está la SuperLista, y se aceptan sugerencias.

¿Spotify social? Vaya timo

En su última actualización, Spotify se volvió “social”, pero de una forma pésima. Toda la faceta social se apoya sólo en Facebook. Es más, para volverte social, debes darle permiso de acceso a tu cuenta de Facebook. Menos mal que mi cuenta de Facebook no tiene contenido, así no me tengo que preocupar porque los de Spotify accedan a mi contenido privado, pero muchos han evitado conectar la faceta social por este motivo.

Lo cual nos lleva a otro problema: no hay búsqueda de usuarios. Sólo puedes añadir automáticamente a tus amiguitos de Facebook, pero no puedes buscar a otros usuarios. Está el truco de mirar si tus contactos tienen añadido al que te interesa, o acudir a “open.spotify.com/user/nombre-del-usuario”, pero es muy incómodo y necesitas saber el nombre de ese usuario.

Como enlace entre este apartado y el del descubrimiento de nuevos temas, tampoco es posible buscar listas de reproducción. Ahora es posible ver las listas a las que están suscritos otros, pero hay que ir usuario por usuario “cotilleando”, como si te colaras en su colección de discos.

Al final, lo social se queda en un quiero y no puedo, otro aspecto con mucho potencial desperdiciado. La única esperanza es que es algo que acaban de implementar y tiene mucho margen de mejora. Pero preferiría que se centraran en mejorar el reproductor, que al fin y al cabo es lo que importa.

...y sin embargo he comprado una licencia

Lo he dicho, lo mio con Spotify es amor-odio. A pesar de todos estos fallos, es una aplicación que corre en segundo plano mientras estoy frente a un ordenador. Lo que me ofrece compensa los fallos, y he aprendido a limarlos para que su impacto sea mínimo. Tras mucho tiempo usándolo en su versión gratuita, la rebaja a cinco euros al mes para la versión “unlimited” me ha convencido. Me negaba a pagar el doble por todos estos fallos, pero el nuevo precio ha decantado la balanza.

A ver si los señores de Spotify deciden pasar por Genbeta y resolver estos temas. Es una pena que una aplicación tan grande, con un catálogo tan inmenso, siga manteniendo estos fallos, algunos imperdonables. La mayoría de ellos se pueden resolver con relativa facilidad, ¿por qué siguen manchando estos fallos la joya que es Spotify?

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