Así es la Electronic Frontier Foundation, la organización que protege tu privacidad y libertad online desde 1990

Es algo bastante triste: cuando se le pregunta a alguien acerca de las empresas que más han contribuido a que el internet de hoy en día sea el que es, se suele pensar en Google, Microsoft o Apple. Pero atrás quedan iniciativas de mucha importancia como la Wikipedia, o la Electronic Frontier Foundation o EFF.

Esta última, de hecho, es desconocida para demasiados internautas y al mismo tiempo es demasiado importante como para que sea ignorada. Así que si tú también eres de los que no sabe qué organización es la EFF o a qué se dedica y qué es lo que ha conseguido a lo largo de sus años de historia, echa un ojo a este pedazo de historia de la red.

Cómo el servicio secreto de USA provocó el nacimiento de la EFF

En el año 1990, momento en el que sólo unas pocas personas empezaban a disfrutar de un internet primitivo pero ya a nivel doméstico, el Servicio Secreto de los Estados Unidos registró las casas de varias personas como respuesta a la filtración de un documento que describía el funcionamiento del servicio 911 de emergencias del país.

Fue pura necesidad: hacía falta una organización que luchase por los derechos de los usuarios de internet

Steve Jackson, un editor de Texas, fue una de esas persona. Él no había tenido nada que ver con la filtración pero asistió impotente a cómo los agentes del servicio secreto se llevaban todos los equipos informáticos de su oficina provocando que su negocio quedara al borde de la ruina. Para más INRI, cuando esos ordenadores fueron devueltos los empleados se dieron cuenta de que todos los correos electrónicos habían sido leídos y eliminados.

El detonante final fue que Steve, cuando buscó algún grupo de libertades civiles para recibir ayuda, no encontró nada. Fue ahí cuando Mitch Kapor, John Gilmore y John Perry Barlow decidieron unir fuerzas y crear una organización dedicada a, según describe la propia web oficial de la EFF, "garantizar las libertades civiles" de los usuarios de nuevas tecnologías. El caso del documento filtrado del sistema de emergencias acabó siendo uno de los que definirían las actuales batallas legales donde los internautas luchan por sus derechos, batallas que a día de hoy se siguen librando.

La EFF inauguró sus primeras oficinas físicas en Washington DC alrededor de 1993, donde se centró en influenciar la política nacional con su activismo. Más tarde cerraron y se mudaron a San Francisco, el corazón de Silicon Valley, pero en el año 2006 reabrieron en la capital estadounidense como señal de un buen crecimiento de su actividad.

A medida que ha pasado el tiempo la EFF se ha visto involucrada en más casos y ha creado publicaciones propias como EFFFector, y concursos como los Cooperative Computing Awards en los que se premia al usuario que consiga encontrar la mayor cantidad de decimales de un número primo realizando cálculos complicados.

¿A qué se dedica hoy la EFF?

Para resumirlo en una frase, a proteger la privacidad de los internautas ante cualquier intento por parte de gobiernos que la vulnere y a ponerse de su lado cuando esto implique sentarse ante un tribunal. La EFF también lanza periódicamente iniciativas para enseñar buenos hábitos de navegación a los usuarios, y tiene varias divisiones que van desde la protección legal de bloggers y programadores a la detección de patentes abusivas.

Una de sus mejores secciones, de hecho, es la Takedown Hall of Shame. Se trata de una lista de las acciones legales más ridículas que han impedido, como el intento de Uri Geller para eliminar de YouTube una porción de tres segundos de un vídeo que criticaba sus espectáculos.

En Genbeta hemos ido viendo algunas de las acciones de la EFF durante los últimos años: HTTPS Everywhere para Firefox forzaba a que algunas webs usasen el protocolo seguro HTTPS en el escritorio y unos años después en el móvil, la victoria sobre la empresa Personal Audio que pretendía patentar los podcasts o Let's Encrypt, que ofrece a cualquier webmaster la posibilidad de usar el protocolo HTTPS fácilmente. También ha estado activa en acusaciones hacia Google donde se decía que la compañía espiaba a los estudiantes, y en movimientos como el que pedía a Facebook el fin de la exigencia de usar nuestro nombre real en sus perfiles de usuario.

Algunas de sus victorias más sonadas fueron por ejemplo el caso Bernstein de 1995, en el que quedó dictado que el código fuente de un algoritmo era considerado como un medio de libre expresión; o el caso contra Sony y BMG en el que se reveló el rootkit que recopilaba información de sus consumidores a través de los CDs que vendía. También hablamos de esto en Genbeta cuando ocurrió en 2005.

¿Cómo gana dinero la EFF?

Quizás habría que reformular la pregunta hacia "cómo subsiste" la EFF, ya que su objetivo no es ganar dinero. Estamos ante una organización sin ánimo de lucro que se financia a base de las donaciones de los internautas, del mismo modo con el que lo hace la Wikipedia. Puedes hacer una donación puntual o hacerte miembro a base de hacer donaciones periódicas, aunque también aceptan otro tipo de colaboraciones como patrocinios o incluso la cesión de coches o material informático para que la organización los pueda usar.

Sólo con la iniciativa de Humble Bundle, la EFF consiguió 3,7 millones de dólares en donaciones de internautas que compraron juegos rebajados de precio

Una de las formas con las que la EFF ha conseguido bastantes donaciones (3,7 millones de dólares durante 2013 y 2014) ha sido colaborando con Humble Bundle, una iniciativa que permite a los internautas elegir el precio de algunos videojuegos y repartirlo entre donaciones de varias organizaciones. Además, también te animan a que compres artículos en tiendas online con sus enlaces de afiliado. Son varias vías diferentes de ayudar pero en torno a una misma acción: donar dinero aprovechando las ventajas de la red.

La mejor noticia de todas es que no les va del todo mal: su último informe bianual concreta más de 14,5 millones de dólares en ingresos y casi 7,5 millones de dólares en gastos (la gran mayoría se va a los sueldos de sus trabajadores), quedando así un beneficio neto de unos 7,12 millones de dólares. Da gusto ver cómo más de 4 millones de dólares de esos ingresos vienen de donaciones de empresas, por cierto. Se nota que muchas tecnológicas dependen de los éxitos de la EFF para que sus negocios sigan marchando viento en popa.

Imágenes | Chad Kainz, Michael Mandiberg, Yukiko Matsuoka
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