Es realmente difícil explicar cómo puede perseguirse Anonymous porque no son nadie, o son todos. La organización, si es que puede llamarse así, realmente no tiene un líder y, aunque tiene algunos miembros mas activos que otros, cualquiera puede adherirse e irse cuando quiera. De hecho, puede apoyar algunas actividades que se alojan bajo ese nombre y no otras.
Dicho esto, sabiendo que aquí nadie manda y que el anonimato es la esencia del movimiento, resulta sorprendente que antiguos colaboradores hayan filtrado al FBI el alias, nombre, dirección e incluso conversaciones sobre ataques de hasta 70 de sus miembros activos.
Backtrace Security es el nombre que se han dado a si mismos los disidentes y entre sus motivos esgrimen que en realidad Anonymous no lucha contra nada. Sabiendo que nació en 4Chan (con todo lo que eso supone), su versión tampoco parece del todo ilógica.
“La creación de Anonymous no tiene que ver con la moralidad, luchas o revoluciones, no se trata de mejorar la humanidad. Simplemente es la máquina de odio que existe en Internet. Anonymous dicen que luchan por la libertad de expresión, pero luego utilizan el miedo y la intimidación como medidas” (Traducción vía Alt1040)
Responsables de acciones contra la Ley Sinde y partidos políticos en España, pero sobre todo de otras más dañinas contra Visa, Mastercard o Paypal en defensa del caso Wikileaks; era de esperar que pronto las autoridades estadounidenses empezasen a tomar medidas. Ahora queda esperar cuáles son y si la información que manejan los federales es cierta.