No es noticia que el presidente de la Junta de Extremadura, José Antonio Monago, se dé de baja de su cuenta de Twitter tras la publicación de un mensaje automático generado por el juego Doodle Jump, igual que no era noticia que Fátima Báñez viviera un episodio de corte similar en junio por causa del juego Bubble Shooter. En ambos casos, se puede apuntar a un descuido o a una "travesura infantil", como se dijo cuando la ministra de Empleo sirvió para acuñar la expresión hacer un Báñez.
No es la cuestión que hoy en día tengamos tal exceso de conectividad entre aplicaciones que si nos pica un pie acabamos comiéndonos un tomate (virtual) debido a un extraño mecanismo que aceptamos en su día al instalar un programa, inconscientes de nosotros, sin conocer la pérdida de privacidad que se nos vendría encima y sin saber muy bien tampoco por qué ni para qué. Tampoco es la cuestión si el smartphone o el iPad o el portátil (o el dispositivo que sea) es o no de titularidad pública, ni siquiera bajo la premisa de que una herramienta de trabajo público no debe ser usada más que para el trabajo.
La historia está, y estará durante días, en el cachondeo que en un momento se pueda armar en ese patio de colegio que es Twitter cuando a los usuarios nos da por sacar nuestro lado más sarcástico, visto que de la situación que vivimos poco más vamos a sacar. Al fin y al cabo, es verano en Españistán y, claro, hace calor.
Vía | El Mundo Fuente | A la Sombra del Tomate