¿Qué motiva las grandes ideas? ¿Cómo pasamos de usar una misma tipología de aparato durante décadas a cambiar por un diseño disruptivo? La literatura del momento eureka es atractiva, pero esas grandes ideas rara vez llegan por serendipia. El pensamiento creativo te debe pillar creando. Por eso son tan importante las metodologías basadas en proyectos que fomentan escuelas como ESNE - Escuela Universitaria de Diseño y Tecnología.
Solemos asociar a Einstein con una fórmula, esa atractiva E = mc2. Pero rara vez se hablan de los siete años de trabajo constante, repetición y vuelta a empezar, estudiando matemáticas y física en la Escuela Politécnica de Zurich rodeado de talentos como él. La belleza del relato reside aquí, en esta constancia y formación.
Todo se basa en conocimientos
El Diseño de Producto es un área interdisciplinar, un punto de encuentro donde confluyen arte, ciencia, tecnología y estrategia. Hay que pensar y sentir de manera artística, estar al día con los avances científicos y tecnológicos y saber llevar el talento hacia el éxito, hacia el marco empresarial. Todos los productos de consumo, desde una silla a un tenedor, son resultado de esta fórmula.
Corradino D'Ascanio estudió manuales de ingeniería Aeronáutica antes de ser conocido por la moto más icónica de Europa, la Vespa. Dieter Rams estudió Arquitectura y Decoración de interiores en Wiesbaden mientras trabajaba de carpintero. Con los años, pasaría a la historia como jefe de diseño en Braun. Miles de afeitadoras, tocadiscos y proyectores imitarían sus diseños.
Peter Gammack y James Dyson se graduaron en Ingeniería antes de fabricar sus aspiradoras sin bolsa. A Dyson, el momento eureka le llegó cuando visitó un aserradero y comprobó cómo la maquinaria eliminaba el serrín del aire. Sus aspiradoras y robots de cocina hoy son historia a imitar. Viajando en un tren bala, Gunpei Yokoi, licenciado en Electrónica en la Universidad Doshisha, vio a un hombre de negocios aburrido jugueteando con su calculadora. Esto le dio una idea para fabricar su propia consola portátil. Al año siguiente nacería Game&Watch, padre de la primera GameBoy.
Y qué decir de Steve Jobs: analizó cómo los smartphones devoraban el nicho de cámaras digitales y, junto a Jony Ive, graduado en el Newcastle Polytechnic, dieron forma al teléfono inteligente que todas las demás marcas emularían, el smartphone que vio nacer la generación selfi.
Desafiar la ortodoxia, explotar las tendencias dando un paso rápido en esa dirección, conocer las necesidades del usuario para satisfacerlas y aprovechar las nuevas formas de creación y transformación de recursos —impresión 3D, miniaturización, por ejemplo— para implementarlo todo en tu propio diseño de producto. Todos estos nombres propios lo hicieron realidad, convirtiendo una idea en una filosofía de empresa.
De la cualificación a la cuantificación
En todo proceso de diseño existen cinco fases clave:
- Ideación: toda idea factible debe responder a una serie de preguntas claves (el por qué, para quién, cuándo y dónde) sin tambalearse.
- Preparación: los conceptos toman cuerpo en forma de bocetos, las abstracciones ya poseen su propia morfología y entran en fase de desarrollo. El primer diseño conceptual pasará a ser el llamado “diseño preliminar” y posteriormente “diseño detallado”.
- Integración: de las pruebas de apariencia a las de funcionalidad. Aún se darán pasos atrás para corregir el diseño final y dependiendo del tipo de producto, la versión final aún tendrá que someterse a un amplio testeo.
- Publicación: el producto sale fuera de sus márgenes y comienza a integrarse en el mercado.
- Consolidación: aunque no forma parte del proceso de diseño como tal, sí es un punto clave dentro del organigrama de cualquier empresa. Una vez en manos del consumidor, todo producto contará con una vida útil y depende del servicio postventa, el marketing o la propia longevidad del producto la que demarcará su huella en el mundo.
Conducir el potencial; esa es la meta de cualquier escuela. Las grandes escuelas entienden estos cinco pasos como un todo y no como entidades separadas. Sin un bagaje mínimo en marketing empresarial, un alumno graduado solo es alguien con ideas para sí mismo, sin perspectiva para rentabilizar su esfuerzo.
Y este ha sido el objetivo nuclear de ESNE. Su Grado Universitario Oficial en Diseño de Producto, único a nivel nacional, busca satisfacer este vacío. Como apunta la propia alumna Eider Fernández Arcos, responsable de este prototipo de smart bike para Loewe, el Grado en Diseño de Producto es el «más transversal de todos; el que reúne el mayor número de disciplinas en uno y, por tanto, el más completo y versátil» respecto a otras cualificaciones de ESNE.
Como también ejemplifica Marta Zorita, alumna graduada, la faceta artística es crucial: «siempre he sido una persona con un perfil muy artístico, y cuando terminé el colegio, buscaba unos estudios que pudiesen complementar esta faceta. ‘Diseño de Producto’ en ESNE me llamó la atención no sólo porque cumplía con esto, sino porque no se queda en lo superficial; me iba a obligar a indagar en el por qué de las cosas, y ese reto me atrajo por completo».
Pero ese es el primer paso. Diseño de Producto tampoco es un camino de rosas. Hacer realidad una idea implica ciertos sacrificios, ya que no estás atendiendo solo a una visión artística, sino a un conjunto donde los clientes también valoran. Como puntúan los alumnos, «aprendes a gestionar un proyecto cumpliendo los tiempos reales, a gestionar y dirigir a un grupo de personas y a tener que lidiar con proveedores reales, aparte de tener que renunciar a elementos de diseño por complicaciones o costo muy elevado de fabricación».
Y es aquí donde la formación demuestra su importancia, sirviendo de banco de pruebas para entender en qué has fallado y qué puedes hacer por mejorar. «Lo más difícil es saber anteponerse a los contratiempos, encontrando soluciones rápidas y efectivas sin renunciar al diseño y a la propia comunicación con el cliente; entender el porqué de sus decisiones y analizar cuáles son las motivaciones que le llevan a escoger determinados aspectos de diseño que no siempre son los que tú, como profesional del diseño, escogerías».
Proyectos con nombre propio
ESNE implica a sus alumnos en todos sus proyectos comerciales. Actualmente presenta convenios con gigantes como Loewe y Carrefour, cooperación educativa con Muroexe o participación en el Proyecto Cantera de Zara Home. Algunos de sus alumnos nos relatan en primera persona varios de estos proyectos: «he tenido la oportunidad de trabajar en un proyecto para BBVA y otro destacable para una empresa recién salida al mercado, llamada Astroland, con la que tuve la oportunidad de realizar mi trabajo de Fin de Grado», comenta Eider.
Además del plan de estudios habitual, ESNE cuenta con el mayor campus universitario de diseño de España con alumnos de otras especialidades del diseño con las que es frecuente que compartan proyectos: diseño de interiores, diseño de moda. diseño de videojuegos, diseño gráfico y multimedia... También dispone de un importante plan de becas de estudios o programas Erasmus e intercambio internacional de alumnos de todo el mundo.
Uno de estos alumnos relata la siguiente anécdota a propósito de Astroland: «se me pidió que presentara tres propuestas de diseño y fue inevitable que de los tres, tuviera mi favorito, que a la vez es el que más intenté destacar en los dibujos que mostraba al cliente para intentar venderlo lo mejor posible. Al final, el diseño que más gustó y fue seleccionado fue el que a mí menos me gustaba y, por tanto, el que menos atractivo lo había presentado, o al menos eso creía yo...».
Otros compañeros recuerdan su experiencia con Wallbox: «a lo largo de la carrera he participado en múltiples proyectos con todo tipo de empresas. Por ejemplo, a principios de 3º participé en el diseño de Wallbox Copper, un cargador de coches eléctricos, fabricado por Wallbox y galardonado en múltiples concursos de Diseño, como los Red Dot Award, y que sirvió como base para siguientes creaciones de la compañía, como el Quasar. Fue un proyecto enorme en el que participamos un montón de personas».
Con respecto a Carrefour, se trabajó en Barbacoa Family, un concepto que consistía «en una combinación de barbacoa y raclette, por lo que debíamos hacer que el calor con el que se cocina la carne sirviese también para fundir queso», según nos relata Marta Zorita. Así lo recuerda la estudiante: «Este proyecto se hizo a lo largo del verano de 1º de carrera —hecho que demuestra lo preparado que se está ya desde primer curso—, y participamos tres alumnos con la ayuda de nuestro tutor, Javier Sanz. La Barbacoa Family se vende actualmente en Carrefour España y ha estado en el evento Producto Fresco 2017, celebrado anualmente en Madrid. Le tengo más cariño a este proyecto ya que, al haber sido un grupo de trabajo tan reducido, debías estar encima mucho más tiempo. Y fue mi primer éxito profesional. Eso no se olvida».
Esa oportunidad de trabajar en proyectos reales es algo que destaca la alumna Marta Zorita de forma especial: «lo más satisfactorio de mis estudios en ESNE fue crear proyectos totalmente viables, pero siempre llevando la palabra INNOVACIÓN por delante. Podría crear cualquier cosa, pero si no ofrece un valor añadido, seguiría dándole vueltas y vueltas hasta encontrar ese elemento diferenciador que, además, hace que mires tu creación final con orgullo».
Es un primer contacto con el mundo real, más allá de los estudios que espera a los estudiantes del Grado en Diseño de Producto. Y es que las salidas profesionales son casi infinitas. Todo producto, desde un anillo de bodas hasta un bólido de carreras, siguen la misma cadena de procesos y en todos los casos una buena formación es un paso fundamental, algo que podrían afirmar también nombres propios como James Dyson o Dieter Rams.
ESNE colabora actualmente con más de 100 clientes internacionales, desde banca (BBVA) hasta entretenimiento y cultura. Y de su Factoría de Talentos han nacido desde proyectos como Migma, Premio internacional Iron Design Award, un catamarán eléctrico de 180 pies alimentado con energía solar y motor de hidrógeno, o Sokee, cafetera basada en economía circular construida con bioplástico, posos de café y resina, hasta Toundra, unas sneakers construidas a partir de material reciclado.
Y podríamos seguir, con la vajilla colección Room desarrollada en colaboración con El Corte Inglés o el premiado asiento ROCA que recoge agua de ducha para poder reciclarla en otras tareas. Pocos horizontes profesionales más motivadores que formar parte en la creación de productos que mañana serán un común en muchos hogares.