La industria musical en España en los últimos 5 años. De dónde venimos y hacia dónde vamos

La industria musical en España en los últimos 5 años. De dónde venimos y hacia dónde vamos
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La música. Qué difícil resulta analizar una industria que ha estado en constante evolución en los últimos 15 años. Una industria y un arte que muestra mejor que ningún otro el significado de la era digital, de la influencia de Internet sobre todo lo que nos rodea: para bien y para mal.

Digo para bien y para mal porque si uno analiza lo que ha ocurrido en los últimos 10 ó 15 años en nuestro país se dará cuenta de que han pasado cosas buenas y otras no tan buenas. La era digital ha acercado la música a rincones de nuestro país y de nuestra sociedad que antes no tenían ningún interés en ella, ha contribuído a que para muchos vivir sin música en el día a día sea como no vivir. Pero también hay damnificados, porque en todo intercambio hay unos que pierden y otros que ganan.

Según datos de Productores de Música en España (Promusicae), desde el año 2006 las ventas totales de música en nuestro país no han parado de descender. Un -23% en 2007, un -17% en 2009 o un -11% en 2011. Un descenso que todavía es más acusado si se analizan únicamente las ventas musicales en formatos físicos, donde sólo los vinilos (LPs) han conseguido mantenerse en niveles positivos desde el año 2005: en el año 2005 se vendieron 15.000 LPs, hoy en día más de 141.000.

Evolucion ventas industria musical en España

Igual que los vinilos, las ventas de música digital muestran una tendencia positiva desde el 2006, año en el que Promusicae comenzó a publicar los datos para nuestro país. Desde entonces las ventas de música en dicho formato han experimentado crecimientos de dos dígitos excepto en un período de tiempo (2008), con un +8%. Y también en estos úñtimos 5 años, el volumen de negocio de iTunes, Amazon o Spotify en España ha crecido a un ritmo medio del 17%. Un ritmo, que bien es cierto, no es suficiente para contrarrestar el descenso en ventas físicas.

Martín Wu, componente de la banda The Homens, me comentaba que “lo que se perdió en la venta de discos no se recuperó, como muchos esperábamos, con un incremento de público en los conciertos. Por las canciones ya sólo pagamos cuatro gatos y a los conciertos cada vez va menos gente, a pesar de que mucha gente piense lo contrario”.

Lleva razón Martín. Según datos de la SGAE, en el año 2011 se celebraron 5.000 conciertos menos que en 2010, sobre un total de 121.000. Este descenso en el número de actuaciones en directo ha ido acompañado de un descenso también en el número de asistentes: un 11.6% menos de público en el 2011 con respecto al 2010.

Uno podría pensar que estos datos de la SGAE son sesgados para favorecer sus propios intereses a la hora de negociar contratos con artistas y cesión de derechos, pero un reciente estudio publicado por la Asociación de Promotores Musicales de España (APM) apunta en la misma dirección. Según los datos que maneja la APM, que representa el 80% de los conciertos de iniciativa privada que tienen lugar en España, en el 2011 se celebraron un 18% menos de conciertos que en el año anterior.

¿Por qué este descenso tanto de espectadores como de espectáculos? Martín Wu comenta que “en parte es cuestión de que la gente no tiene tanto dinero como antes por el efecto de la crisis, de que la forma en la que se consume música ha cambiado”, y como consecuencia, el directo tiene una menor importancia para un buen número de espectadores.

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Entonces, ¿de qué ha servido la explosión de los formatos digitales en nuestro país?

Ventas de música digital sobre total y sobre físicas

La gráfica encima de estas líneas apunta en una dirección obvia, que las ventas de música digital están comiendo terreno – y a un ritmo imparable – a los formatos físicos y a la industria musical en general. En el 2010 las ventas digitales supusieron un 23% del total en España, en el 2011 un 31% y seguramente esa cifra se ha incrementado de nuevo en el 2012 y seguirá creciendo. Servicios de streaming (donde suponemos que Spotify es el principal actor) han pasado de generar €9 millones en 2010 a €16 2011.

Pero, ¿son Spotify y demás servicios la salvación de artistas y discográficas?, ¿una gran herramienta de promoción?, ¿una forma de ganar dinero?

Muchas discográficas y artistas pensaron y piensan que con la aparición de servicios de streaming, todo aquello que han perdido en los últimos 5 años en ventas físicas lo podrían recuperar de otras formas. Pero la realidad es totalmente opuesta. Nahúm García, artista independiente, me comentaba que “no creo que nadie deba esperar vivir del streaming. Y es que muy pocos artistas están recibiendo pagos significativos de Spotify o Pandora por una sencilla razón: no fueron creados para ello. Utilizarlos con tales objetivos sólo puede conducir a artistas y sellos hacia un único destino, la frustración.

Es cierto que Pandora publicó hace unos días unas interesantes cifras sobre los pagos “realizados” a artistas. Nótense las comillas porque como bien explicaron en Billboard.biz, Pandora no paga en ningún caso directamente a los artistas, si no que trabaja con discográficas y con SoundExchange, que se encargan después de repartir los ingresos generados en función de los contratos que los artistas tengan firmados con ellos y los sellos.

¿Spotify? más de lo mismo. Spotify no paga directamente a los artistas, si no a las discográficas y otras instituciones. Lo que éstos puedan recibir por el streaming de sus canciones depende en todo momento del acuerdo firmado con discográficas, asociaciones de autores o distribuidoras, como afirmó el propio CEO de Spotify Daniel Ek en Quora.

Más datos: en Rolling Stone publicaron un artículo hace ya unos cuantos meses en el que afirmaban que Vetusta Morla, por ejemplo, podía llegar a ganar €100 al mes por las escuchas de uno de sus temas más conocidos, Copenhage. Y si un grupo como Vetusta Morla genera tan pequeña cantidad de ingresos, a un artista independiente no le llegará ni para pagarse los cafés de una semana.

“Ser independiente en Spotify es un coñazo”

Nahúm García dice que “ser independiente en Spotify es un coñazo” porque toda tu oferta está controlada por dos entidades: el propio Spotify y la discográfica o distribuidora que gestione tu trabajo.

“Si eres un tipo que hace música y quieres meterla ahí sin la ayuda de una editorial lo tienes que hacer a través de empresas intermediarias. La última vez que subí algo tardó 6 meses. La anterior, ¡¡8 meses!! Todo ese tiempo para subir unos MP3 al servicio, es demencial. A mí no me parece mal que Spotify dé poco dinero. Es lo que hay, es un nuevo modelo y a mí me parece muy chulo. Habrá que ver hacia dónde tira. Si te das cuentas sólo se quejan los que venden miles de discos. El resto de los mortales no gana nada igualmente. Los que ganan vendiendo discos son las discográficas, lor artistas sólo si venden un montón (¿nadie?). Así qué en mi opinión Spotify compensa. La sencillez con la que se puede llegar a la gente creo que merece la pena. Estás a un click de mucha gente.”

Nos encontramos entonces con un panorama un tanto contradictorio: servicios de streaming que no son capaces de sustituir a las ventas físicas de la última decada, un descenso en el número de conciertos y en la cantidad de asistentes, unas discográficas que siguen teniendo la sartén cogida por el mango (de hecho controlan el 18% de Spotify). Entonces, ¿cómo puede sobrevivir o ganarse la vida un artista independiente hoy en día? Nahúm lo tiene claro: “Los músicos aún están viendo nuevos medios para vivir aparte de los conciertos, pero sobre todo entiendo que lo que tenemos que hacer es tocar, y tratar vender nuestros discos a precios razonables en los conciertos, y en medios que nos dejen tener margen, como Bandcamp (si es que alguien compra discos ya). Si estás con una discográfica, vivirás de tocar y de adelantos editoriales.”

Hoy más que nunca artistas, público y demás instituciones involucradas en el negocio de la música tienen que ser inteligentes y jugar las cartas de la mejor manera posible. Todos los entes involucrados tienen en sus manos muchas herramientas para darse a conocer, llegar a un público cada vez más amplio y, sobre todo, tocar.

Spotify por sí sólo no dará para vivir. Las ventas de discos y camisetas en los conciertos tampoco. Los euros que unos cuantos locos podamos pagar a través de Bandcamp a grupos independientes, nanai. Las ventas de discos en tiendas tradicionales (que cada vez quedan menos) no paran de descender. ¿La combinación de todo lo anterior como un poco de imaginación y saber hacer? probablemente. Como me dijo Nahúm: “han cambiado muchas cosas, antes tenías que montarte tu tienda, ahora no hace falta. No es el futuro, son una nuevas vías.”

Imagen | Ferrari + caballos + fuerza = cerebro Humano 

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