Alguien ha cortado varios cables submarinos del Mar Rojo, por donde pasa el 90% del tráfico de Internet entre Europa y Asia

La geopolítica termina afectando a tu conexión a Internet aunque no lo sepas

Mar Rojo
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Todo va bien mientras nadie toque nada importante, como alguna infraestructura crítica del Internet global. Por ejemplo. Es entonces cuando empiezan los problemas, como bien saben ahora las operadoras responsables de prestar servicios de conexión que transitan por la geopolíticamente compleja zona de los alrededores del Mar Rojo.

Y es que, hace tres días, varios cables de comunicaciones submarinos en el Mar Rojo (tres de los catorce existentes) han sido cortados, lo que ha afectado significativamente al flujo de datos entre Asia y Europa. Los sistemas de cable afectados han sido 'Asia-Africa-Europe 1', 'Europe India Gateway', 'Seacom-TGN-Gulf'.

Según Seacom, compañía cogestora de uno de los cables afectados, pudieron redirigir el tráfico, aunque algunos servicios siguen caídos: "Las pruebas iniciales indican que el segmento afectado se encuentra dentro de las jurisdicciones marítimas yemeníes en el sur del Mar Rojo".

"Nuestro equipo cree que es posible que [el cable] se haya visto afectado por el arrastre de anclas, debido a la cantidad de tráfico marítimo que enfrenta la región y al bajo lecho marino en muchas partes del Mar Rojo. Esto sólo podrá confirmarse una vez que el barco de reparación esté en el lugar de los hechos".

Los informes de HGC Global Communications indican que cerca del 25% del tráfico de datos entre ambos continentes se ha visto afectado. Además, la pérdida de estos cables ha llevado a una disminución notable en la velocidad de Internet en regiones afectadas más cercanas (como zonas de África oriental) y, más allá, evidenciando la dependencia crítica de estos enlaces submarinos para la economía global y la seguridad de las comunicaciones.

Actualmente, está proyectada la instalación de otros seis cables submarinos en la zona

Según Tim Stronge, experto en cables submarinos de la compañía TeleGeography consultado por la agencia AP,

"Más del 90% de las comunicaciones entre Europa y Asia pasan por cables submarinos en el Mar Rojo. Afortunadamente, los operadores de telecomunicaciones han incorporado un alto grado de redundancia en el sistema: hay muchos cables que atraviesan el Mar Rojo".

Esto ha llevado a los operadores de telecomunicaciones a buscar rutas alternativas para minimizar el impacto, recurriendo a conexiones a través de China continental y el Océano Pacífico hacia Estados Unidos, y se ha solicitado a operadores de satélites, como Intelsat, que ofrezcan temporalmente alternativas de conectividad, subrayando la necesidad de redes híbridas que combinen conexiones submarinas y satelitales para garantizar la resiliencia ante este tipo de incidentes.

Ramificaciones geopolíticas

Obviamente, las ramificaciones de esta noticia van mucho más allá de un tema de infraestructura de Internet o de que algunos gamers o brokers del Primer Mundo estén notando más 'lag' del habitual en sus conexiones. Esto va de geopolítica. Concretamente del conflicto que actualmente sacude a Yemen, uno de los países más cercanos a la zona de mar en que ha tenido lugar el incidente.

Contexto: en Yemen hay una guerra civil entre el gobierno reconocido por la ONU y una facción insurrecta, los hutíes. Pero, en realidad, dicha guerra civil es una guerra indirecta entre las dos grandes potencias de la zona, que respalda cada una a una facción (Arabia Saudí, al gobierno reconocido, e Irán, a los hutíes).

Y ahora, este conflicto se ha internacionalizado después que los hutíes, en nombre de la lucha palestina, hayan empezado a atacar embarcaciones que pasan por el Mar Rojo. Todo esto resumiendo mucho, claro, que estamos en un medio de tecnología.

Pues bien, el gobierno yemení pro-saudita había advertido hace un par de semanas sobre posibles sabotajes por parte de los hutíes, precisamente, contra estas infraestructuras submarinas críticas. Sin embargo, los hutíes niegan cualquier responsabilidad y señalan como responsables, en cambio, a las fuerzas militares estadounidenses y británicas que operan en la región.

En todo caso, la situación en la zona es terriblemente tensa y lo va a seguir siendo durante mucho tiempo, de modo que la preocupación por su la seguridad de los cables persistirá incluso una vez que hayan logrado repararlos. Un proceso éste que promete ser lento y delicado, al depender precisamente de la concesión de permisos por parte de las autoridades (reconocidas o no) de la región.

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