Para los usuarios, Twitter y el resto de plataformas sociales son interesantes por la inmediatez: se puede decir lo que estás haciendo, compartir imágenes de lo que está sucediendo e incluso hablar en directo con nuestros amigos sobre lo que queramos. Pero que estas redes permitan la comunicación instantánea no significa que las empresas tengan que ser igual de impulsivas en sus campañas.
Sobre estas líneas tenéis un ejemplo perfecto. Como todos los días, entro a leer mi timeline de Twitter y me encuentro con ese tweet patrocinado. Hasta aquí todo normal. ¿O no? Si nos fijamos un poco más vemos que el enlace no es clickable y, es más, al no estar bien formateado no se auto-acorta el link y queda todo muy lioso. Y, a pesar de todo, apareció como tweet patrocionado en el timeline de miles de usuarios.
Sin duda una faena para la empresa, que ha perdido cientos de potenciales clicks (entre ellos el mio). A fin de cuentas, pocos usuarios van a coger el enlace, copiar y pegarlo en la barra de su navegador. Un despiste que nos puede pasar a cualquiera, pero que sin duda no se debería cometer en una campaña. Por eso se debe de revisar cada mensaje varias veces, ya bien buscando errores ortográficos o de formato, similares al que acabamos de cometer.
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