La tecnología de reconocimiento facial es algo que ha evolucionado drásticamente con el paso de los años. Los usuarios ya hacen uso de ella en multitud de situaciones, aunque lejos del teléfono móvil y de sistemas informáticos, también podría suponer un gran avance a la hora de combatir el terrorismo u ofrecer facilidades en investigaciones policiales. Eso sí, a costa de nuestra privacidad.
En lo que a Europa respecta, desde la UE tienen un plan para que la tecnología de reconocimiento facial cobre un mayor protagonismo, y todo a través de la preparación de una gran base de datos con millones de rostros de ciudadanos europeos.
Una base de datos a gran escala de ciudadanos europeos
Para el proyecto, denominado Prüm II, ya se está preparando una regulación que ampliaría la colaboración entre varios países y así poder compartir la información de su base de datos cuando las autoridades la requieran para la investigación de un crimen. Entre los datos, además del rostro de cualquier ciudadano, también se encontrarían las huellas dactilares, información del ADN, registros de vehículos e incluso antecedentes penales.
Desde Europa afirman que el objetivo de este proyecto no es más que la lucha contra el terrorismo. El hecho de que existan mayores libertades para viajar de un país europeo a otro, las autoridades requieren más medios para llevar a cabo sus investigaciones. En este caso, Prüm II facilitaría enormemente esta tarea a través de reconocimiento facial retrospectivo basado en imágenes de cámaras de videovigilancia, fotografías policiales o incluso redes sociales.
Si bien esta tecnología quedaría en uso exclusivo de los cuerpos policiales europeos, este sistema de vigilancia a gran escala pondría también en grave riesgo la privacidad de los ciudadanos.
Lo que vemos en las películas y series de televisión policíacas podría cobrar vida dentro de muy poco. Y es que con tan solo tomar unas pequeñas muestras de sangre en una escena del crimen, la policía podría extraer la información del ADN y compararla con la existente en la base de datos para agilizar la investigación.
Ella Jakubowska, abogada de la organización European Digital Rights (EDRi), comenta que el reglamento Prüm II propuesto será como "echar gasolina al fuego". Dicha organización asegura que se deberían de revisar aspectos como el peligro de ampliar las bases de datos policiales y su potencial mal uso; establecer límites a la proporcionalidad de estos datos y reforzar las garantías en protección de datos en línea con las normativas actuales.
De aprobarse el proyecto, la tecnología de reconocimiento facial se podría llegar a extender hasta en casos en los que nos haga falta comprar un coche, para que nuestro rostro quede registrado junto al vehículo que deseamos adquirir, nuestro carnet de conducir, y más datos. Esto serviría para comprobar que no somos criminales, o en caso contrario, facilitar nuestra búsqueda en caso de delinquir.
Otro de los aspectos graves de este proyecto es que, al quedar reflejados en una gigantesca base de datos, cualquier ciudadano europeo pasaría a ser sospechoso si existe alguna prueba de haber estado o participado en un crimen. Según apuntan desde la EDRi, "existe una fuerte evidencia de que el sistema es defectuoso y pone en peligro a personas inocentes. Especialmente grupos racializados y marginados".
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