A pesar de que ya se ha filtrado mucha información sobre Windows 8, la postura de Microsoft sigue siendo la de no confirmar nada de forma oficial (de hecho, ni siquiera han sido capaces de reconocer oficialmente que “Windows 8” sea el codename del próximo sistema operativo que están preparando). Pero a falta de declaraciones oficiales de Microsoft, buenas son las de sus socios.
Lo decimos porque los de Intel acaban de soltar información muy relevante sobre Windows 8. De acuerdo a lo que cuentan, la próxima versión de Windows contará con dos versiones distintas, una para ARM y otra para PCs basados en chips Intel. Hasta ahí no hay mucha novedad, lo interesante es que también dicen que la versión de Windows 8 para ARM no tendrá “backward compatibility”, es decir, no podrá ejecutar software creado para versiones anteriores de Windows.
Lo más increíble es que esto también afectará a la edición de Windows 8 para Intel. Sólo que los PCs contarán con una función llamada Windows 7 Mode, con la que se podrá ejecutar apps antiguas. Se desconoce si esta función consistirá en algún sistema de virtualización (como el Windows XP Mode que viene en Winy), o si será solo un “modo de compatibilidad” que permitirá ejecutar las aplicaciones antiguas de forma nativa.
¿Es muy riesgosa es esta maniobra? A primera vista podría decirse que sí, pero es discutible. Resulta que la versión ARM de Windows 8 estará enfocada principalmente a tablets del tipo “slate” (tablets sin teclado como el iPad, el Galaxy Tab, etc). En estos tablets, la gran mayoría de las aplicaciones que existen ahora para Windows no funcionan bien, ya que están pensadas para usarse con mouse y teclado, o a lo máximo con stylus, pero no son amigables al usarse con dedos gordos en una pantalla táctil.
Por eso, es posible que la eliminación del backward compatibility haga más bien que mal en Windows 8 para ARM. Primero, por que el ecosistema que se “pierde” no aporta valor a los usuarios de tablets; y porque así los desarrolladores se ven presionados a crear nuevas aplicaciones, que sí estén optimizadas para pantallas táctiles, y además hagan uso de las nuevas tecnologías de Windows 8.
Sin embargo, la situación es distinta con los equipos con procesador Intel (laptops y PCs de escritorio). Aquí el ecosistema de aplicaciones antiguas si aporta valor a los usuarios, así que Microsoft no se puede dar el lujo de tirarlo a la paplera de reciclaje. El resultado final dependerá de lo bien que funcione el modo de compatibilidad de Windows 8.
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