Tu empresa parece una secta

Tu empresa parece una secta
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No nos sorprende que se hable del agotamiento de los empleados como uno de los mayores problemas en la industria tecnológica. Empresas como Credit Karma, Twitch, Nvidia, Expedia, Oath, Oracle, Intuit,Snapchat, Lyft, Cisco o Amazon encabezan la lista de las principales compañías con las tasas más altas de agotamiento de empleados.

Cultura del esfuerzo, jornadas de trabajo interminables, sacrificar el tiempo personal en jornadas 996 y el “Evangelio del Trabajo Duro” son, sin duda, unos de los temas más controvertidos de Silicon Valley. Por no hablar del escándalo que generó la publicación del libro de “Brotopia que nos dejó impactados a muchos de nosotros.

Desde mi punto de vista, muchos de estos comportamientos me han parecido sectarios. Son entornos tan obsesionados por la cultura de empresa que si no piensas, ni sientes, ni te comportas como ellos. No eres de los suyos:

  • Cuando está mal visto (hasta por tus propios compañeros) que cumplas tu horario y no hagas horas extras.
  • Cuando se predica que la empresa es una gran familia.
  • Cuando se fomenta en exceso el compartir aficiones con los demás compañeros.
  • Cuando no haces amistades en el trabajo.
  • Cuando a tus compañeros les molesta que tengas una vida después del trabajo.
  • Cuando se confunde trabajar en equipo con querer pasar más tiempo con tu equipo.
  • Cuando tienes pánico a equivocarte porque se castiga el error.
  • Cuando no quieres ir a desayunar, comer o cenar con tus jefes.
  • Cuando tienes que esforzarte en caer bien a todos para que no te consideren como el antisocial.
  • Cuando te obligan o te “sugieren sin compromiso” que tienes que ir a todos los eventos, conferencias, afterworks, team building, etc de la empresa. Y, por supuesto, con la camiseta como bandera.
  • Cuando tienes que vestir igual que el resto de tus compañeros.
  • Cuando hay un extremo buen rollo que no te permite quejarte de nada ni dar tu opinión.
  • Cuando detrás de ese positivismo y buen rollismo, sabes que como no “caigas en gracia”, serás discriminado o irán a por ti por ser el causante del mal ambiente.

Cuando tu tiempo, tus pensamientos, tus sentimientos, tus comportamientos, tu personalidad, tus aficiones, tus prioridades, tus circunstancias... Dejan de ser tuyas para ser de tus jefes y compañeros.

Respeto a las diferencias individuales y a la diversidad

Las diferencias individuales son el conjunto de características o rasgos que diferencian a una persona de las demás. Cada uno de nosotros es diferente y es lo que nos hace únicos.

Cada profesional, tiene sus prioridades, su personalidad y sus circunstancias. Si un empleado prefiere pasar más tiempo con su familia o dedicar tiempo para él mismo y no a su empresa, no tiene por qué ser un antisocial, raro o mal compañero.

Hay gente que le encanta estar en la oficina e incluso después del trabajo hacen quedadas. Su vida personal es una prolongación de su vida profesional. Eso está bien, si es elegido!. Lo que no se puede es forzar la camaradería y el buen rollismo tanto en el trabajo como fuera de él.

Desde mi punto de vista, una entorno de trabajo que busca controlar y forzar que todos los profesionales encajen hasta tal punto que sacrifiquen su individualidad, ni favorece ni cree en la diversidad ni en las diferencias individuales.

Respeto al tiempo de los demás

No sabemos cómo hemos llegado a normalizar horarios interminables. Hasta el punto de sentirnos culpables por irnos a nuestra casa y dejar ahí a nuestros compañeros

Muchos de nosotros hemos vivido, trabajar más de lo firmado por contrato. Es decir, realizar horas extras (sin cobrar) porque el resto de los compañeros lo hacían. No como algo puntual, sino como algo habitual e incluso normalizado que forma parte de la cultura de empresa.

Si no te quedas trabajando (o simplemente haciendo que trabajas), no solo te miran mal tus jefes, sino también tus compañeros. Y según como intérpretes esta situación, sabrás si estás dentro o fuera del grupo.

No sabemos cómo hemos llegado a normalizar horarios interminables. Hasta el punto de sentirnos culpables por irnos a nuestra casa y dejar ahí a nuestros compañeros. Ese horrible sentimiento de culpa de que estás haciendo algo fatal, sintiéndote mal profesional, mal compañero... Culpable por querer ser dueño de tu vida.

Si eres de los que no te importa (o crees que no te queda otra) hacer horas extras en tu empresa, bien. Pero no obligues a que los demás lo hagan ni mucho menos le hagas sentir culpable por elegir su manera de vivir.

Si después de tantas y tantas horas de trabajo, los compañeros son los que presionan a otro por no seguir trabajando, el mal compañero no es él.

De la misma forma que hay que respetar a quien elige su tiempo para estar con sus compañeros, hay que respetar que otros terminen su jornada y no quieren verles hasta el día siguiente.

Compañerismo y trabajo en equipo

No nos tomemos de manera personal que un compañero no pase tiempo con nosotros, fuera del horario laboral.

Y hablando de ser buenos o malos compañeros, hablamos de trabajo en equipo. No confundamos amistad con compañerismo. No confundamos trabajo en equipo con querer pasar más tiempo con tu equipo. Se puede ser buen compañero y saber trabajar en equipo, pero no “irte de cañas” con ellos. (e incluso no beber alcohol).

  • Se puede ser buen compañero y saber trabajar en equipo, pero no compartir aficiones con ellos.
  • Se puede ser buen compañero y saber trabajar en equipo, cumpliendo tu horario.
  • Se puede ser buen compañero y saber trabajar en equipo, aunque no hagas amigos en el trabajo.

No nos tomemos de manera personal que un compañero no pase tiempo con nosotros, fuera del horario laboral. Tenemos que entender que cada uno tenemos una vida y que es completamente sano y equilibrado elegir con quién pasarla. Lo importante es eso, elegir con quién!. Si no hay elección, ahí tenemos el problema.

Se puede ser buen profesional, tanto queriendo como no queriendo pasar más tiempo en tu entorno laboral.

Claves para una cultura de empresa sana

La cultura de una empresa está formada por comportamientos, procedimientos, normas, hábitos, percepciones, sentimientos, actitudes, formas de relacionarse, etc. Algunos están formalizados en documentos, otros no suelen estar por escrito pero forman la esencia o el ADN de cada compañía.

No es fácil hablar de sentimientos, actitudes, percepciones, valores y personalidad. Todos y cada uno, definen a la empresa y conforman parte de la cultura organizacional. Por tanto, cuando un profesional se incorpora, tiene que adaptarse. Ese proceso de adaptación, puede resultar a un profesional muy sencillo, en cambio a otro un sobresfuerzo inmenso.

Según mi experiencia, unos de los motivos por los que candidatos no avanzan en los procesos de selección es porque no están alineados con la cultura de la empresa. No es nada malo. No todos encajamos en todos los sitios y creo que cada profesional tiene que estar donde menos esfuerzo tenga que hacer por encajar. El problema es fomentar una cultura tendenciosa, es decir: “Como no piensas, ni sientes, ni te comportas como nosotros, no eres de los nuestros. No encajas”.

Desde mi punto de vista, si queremos fomentar una cultura de empresa sana:

  1. La empatía, el respeto y entendimiento hacia los demás son pilares básicos de una cultura saludable. Hay que comprender que cada profesional es diferente y valorar esas diferencias.
  2. La comunicación y la colaboración facilita que los empleados se sientan bienvenidos y respetados.
  3. Los valores deben estar reflejados en los comportamientos de todos los empleados. No hay que forzar sentir esos valores. Si en una empresa el trabajo en equipo constituye uno de los valores más importantes de su cultura organizacional, esto debe comunicarse y demostrarse claramente.
  4. La organización de actividades, más allá del trabajo, favorece la cohesión de los equipos, pero creo que no deberían ser “obligatorios” sino una elección.
  5. Establecer objetivos comunes favorece el trabajo en equipo, no es necesario ir a todos los eventos, conferencias, afterworks, team building, etc de la empresa.

Al fin y al cabo, lo importante es ser colaborativo y buen profesional, y eso es imposible si no dejamos a los demás ser como son y ser dueños de tu vida, su tiempo y sus decisiones.

En nuestro trabajo, tenemos que ser felices, pero nunca más que en nuestra casa.

Foto | Mario Gogh on Unsplash

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