Las aplicaciones de citas (como Tinder, por ejemplo) han revolucionado la manera en que las personas se conocen y entablan relaciones. Sin embargo, también han abierto la puerta a una nueva ola de estafas, donde los timadores se aprovechan de la vulnerabilidad emocional para cometer fraudes financieros.
Este es el caso de una usuaria que perdió más de 27.000 euros tras caer en una estafa de criptomonedas.
María José conoció a Robert, un supuesto empresario de 40 años, a través de Tinder. La relación avanzó rápidamente y, pronto, Robert comenzó a hablarle sobre inversiones en criptomonedas, presentándolas como un modo de asegurar un futuro juntos. Robert, sin embargo, no era quien decía ser.
Utilizaba fotos de un instructor de fitness estadounidense con más de 35.000 seguidores en Instagram, en una clásica maniobra de "catfish", donde el estafador usa una identidad falsa para ganarse la confianza de la víctima. Para evitar esto, resulta útil una búsqueda inversa de imágenes para confirmar la autenticidad del perfil.
Invierte, cariño, es por nuestro futuro
Robert convenció a María José para que invirtiera en criptomonedas a través de Bitweles, una entidad no autorizada por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). El proceso comenzó con un depósito inicial de 300 euros, seguido de una pequeña retirada de 60 euros para ganarse su confianza.
Esta táctica es común en las estafas, permitiendo a la víctima retirar una pequeña cantidad antes de solicitar inversiones mayores, para que así confíen en que podrán seguir retirando libremente dinero en el futuro.
Con la promesa de obtener grandes beneficios, Robert logró que ella ingresara más de 15.000 euros. A medida que la presión aumentaba, él inventó excusas de última hora, como la supuesta enfermedad de su madre, para que María José depositara aún más dinero.
Finalmente, bajo una intensa presión emocional, solicitó un préstamo de 12.000 euros a un familiar, sumando más de 27.000 euros invertidos en la plataforma fraudulenta.
María José nunca llegó a recuperar el dinero ni a conocer a Robert en persona: cada intento de encontrarse era frustrado por excusas, como viajes laborales o tragedias familiares. La revelación llegó tras hablar con una amiga, quien le ayudó a darse cuenta de la estafa y le animó a acudir a la Guardia Civil para denunciar el fraude.
Vía | Maldita.es
Imagen | Marcos Merino mediante IA
En Genbeta | Cómo denunciar fraudes en Internet y ciberestafas
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