La versión final de Windows 11 lleva entre el público general 10 días, y por el momento hay luces y sombras. Nosotros lo hemos probado en profundidad, y aunque pensamos que Microsoft no ha atendido a los detalles como debería y que no está tan pulido como habría cabido esperar, y nos parece que es muy buen sistema.
Como uno de los aspectos más polémicos del nuevo sistema han sido sus requisitos mínimos, y cómo finalmente Microsoft se echó atrás permitiendo su instalación en PCs no compatibles (perdiendo actualizaciones, según la compañía de Redmond), en Genbeta queríamos hacer un repaso de cómo ha ido el sistema en sus primeros días, centrándonos en los equipos donde peor debería ir y donde no debería estar recibiendo actualizaciones como el primer Patch Tuesday, lanzado este martes.
Windows 11 en un PC clónico que no cumple con TPM y la CPU
Esta es la experiencia de Marcos Merino, editor en Genbeta:
Hace 10 días, me propuse instalar Windows 11 en un PC clónico adquirido hace 3 años y medio, con procesador Intel Core i5-7400 de 3.0GHz sobre una placa base Gigabyte GA-B250M-DS3H… pese a que dicho procesador era oficialmente incompatible con el nuevo Windows, y a que según PC Health Check (y mi BIOS), no tengo TPM disponible, lo cual supone otro problema de compatibilidad a ojos de Microsoft.
Lo hice recurriendo a crearme un soporte de instalación (un USB) mediante la Herramienta de Creación de Medios oficial de Microsoft, que utilicé para actualizar mi Windows 10 manteniendo intactos los archivos (pero borrando el software ya instalado): todo sin problemas.
En cuestión de rendimiento, con los días he percibido una ligera mejora de rendimiento a la hora de desplegar aplicaciones y de realizar operaciones con ficheros, mientras que no percibo cambios en tareas más exigentes, como la ejcución de videojuegos. En cualquier caso, a día de hoy sigo usando Windows 11… y recibiendo todas las actualizaciones (anoche mismo instalé la del último Patch Tuesday)".
El caso de Marcos es uno de los que más nos hace preguntarnos por qué Microsoft ha sido tan estricta con los requisitos, para al final permitir actualizar el sistema sin al final tener que recurrir a métodos extraños. Además, pese a la incompatibilidad de CPU y de TPM 2.0, reconocida por PC Health Check, no solo le va el sistema muy bien, sino que ha recibido las primeras actualizaciones sin problemas y sin que luego generen mal funcionamiento.
Windows 11 en un portátil Asus que cumple con TPM pero con procesador "viejo"
Esta es la experiencia de Ricardo Aguilar, antiguo editor en Genbeta y actual editor en Xataka y Xataka Móvil y Android:
Hace algo más de una semana instalé Windows 11 en mi ASUS R510VX-DM221T. Es un ordenador que tiene TPM activo, pero monta un i7-6700Q, por lo que se queda fuera del listado de dispositivos compatibles. Para actualizar, ya que no tengo unidades USB a mano, hice todo el proceso desde el PC y sin hardware externo.
Tuve que descargar la ISO de Windows 11 y ejecutarla desde el explorador de archivos (con el propio archivo setup que incluye la ISO). Para evitar que Microsoft comprobase la compatibilidad, tuve que borrar el archivo Appraiserres.dll de la carpeta sources y desactivar el WiFi. Tras hacer esto, puedes actualizar sin perder archivos.
En cuanto a rendimiento tan solo he notado mejora. La navegación por menús y carpetas del PC es rápida y fluida y, en cuanto al rendimiento en gaming (le he dado bastante caña al Star Wars: Squadrons que regaló Amazon hace unos días), todo ha funcionado perfectamente, sin problemas de incompatibilidades, drivers y demás. A nivel de actualizaciones todo sigue al día, recibiéndolas correctamente tal y como hacía antes.
A Ricardo no le llegó el nuevo sistema por Windows Update, pues aunque cumplía con el requisito de TPM activado, tenía un procesador dos generaciones anterior a la que Microsoft exige. En lugar de usar el truco del que la compañía ha hablado, usó otro hack, y no le ha ido mal en rendimiento ni en actualizaciones.
Windows 11 en una Microsoft Surface Pro 4 con procesador Intel de sexta generación
Esta es la experiencia de Yúbal Fernández, antiguo editor de Genbeta y actual editor de Xataka:
"La semana pasada decidí probar a hacerlo en mi Surface Pro 4, que pese a ser un dispositivo de la propia Microsoft no es compatible. El método que utilicé fue bajar la herramienta de instalación de Windows 11 y crear un USB de arranque. Entonces, inicié la Surface directamente desde el USB y pude instalar sin problemas Windows 11, ya que al hacerlo desde la UEFI ignoró cualquier tipo de comprobación de hardware. Cuando lo intentaba hacer desde el propio Windows 10 no me dejaba, pero desde la UEFI sí.
En cuestión del rendimiento, realmente no he tenido ningún tipo de problemas, todo funciona correctamente, aunque ese es un portátil secundario y tampoco lo he podido utilizar demasiado. Las actualizaciones de sistema de momento me han llegado sin problemas, y espero que siga siendo así, porque odiaría tener que cambiar este portátil por otro nuevo cuando tampoco tiene tantos años."
Siendo una Surface relativamente reciente, no cabía esperar que hubiese grandes problemas, pero a la vez es un equipo con un hardware más específico que los otros que hemos visto. El de Yúbal es un ejemplo que para mucha de las personas que se pregunten qué hacer con sus convertibles.
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