Cómo migrar de Windows XP a GNU/Linux

Cómo migrar de Windows XP a GNU/Linux
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El fin de soporte de Windows XP es inminente. El viejo sistema operativo ha cumplido su función y ha llegado el momento de dar paso a otras propuestas. La finalidad de este artículo es contaros cómo migrar de Windows XP a Linux, no obstante vamos a repasar juntos todas las alternativas existentes.

El cambio a GNU/Linux es el más radical de los posibles y parece razonable evaluar bien todas las opciones antes de tomar una decisión de este calibre. Al fin y al cabo el sistema operativo es la base de todo lo demás, tanto a nivel de experiencia de usuario, como aplicaciones disponibles y servicios accesibles a través del mismo.

Comprar un equipo nuevo

Si la decisión que tomamos es que tanto sistema operativo como máquina física han de pasar a mejor vida, la apuesta más lógica es adquirir un equipo con una versión más avanzada de la oferta de Microsoft. Si bien las diferencias entre Windows XP y sus hermanos se han ido acrecentando con cada versión, será la opción con la curva de aprendizaje más suave.

Si decidimos abandonar el ecosistema Windows, las posibilidades en el escritorio pasan por la oferta de Apple y la de fabricantes, no muchos, que comercializan máquinas con GNU/Linux instalado (normalmente Ubuntu). El gran atractivo de Apple es que vende un sistema integrado, donde hardware y software están optimizados para convivir. Su inconveniente es el precio, que suele ser superior a otras ofertas.

En cuanto a equipos con GNU/Linux instalado, el principal aliciente es que dan resuelto uno de los principales problemas de este sistema operativo: la escasez de drivers apropiados para los distintos componentes de hardware, y suelen ser más baratos que las soluciones Apple o sistemas con Windows.

Linux inside

Conviene recordar aquí que hay dispositivos externos --impresora, escáner, etc.-- que pueden tener problemas de compatibilidad fuera del entorno Windows. En el caso de Apple esto no es tan acusado, ya que los grandes fabricantes suelen incluir en su oferta drivers para Mac OS X y Windows. En el caso de Linux esto no siempre es así.

La compra de un equipo también permite conservar la máquina con Windows XP para suavizar la transición y ejecutar en ella algunos programas que no estén disponibles en la nueva plataforma. El fin de soporte no significa que el equipo vaya a salir ardiendo, los problemas son otros. Windows XP se podrá seguir usando con precaución y el soporte que sí brindan fabricantes de navegadores y antivirus.

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Actualizar el sistema operativo sin cambiar de equipo

Windows XP se ha comercializado durante muchos años, y tal vez el equipo donde se ejecuta, aunque no sea de última generación, cumpla con los requisitos de un sistema operativo moderno. En este caso el consejo más práctico es continuar con la familia Windows, y a ser posible con la última versión.

Aunque el salto no está exento de la necesidad de aprender cosas nuevas, se puede aprovechar la experiencia previa, algunos programas y la mayoría de periféricos. La migración entre XP y sus sucesores está bien documentada y no debería plantear mayor dificultad.

La otra alternativa a Windows XP es Linux. Supone el cambio más complejo porque la experiencia es distinta, los programas para XP son difíciles de integrar en Linux (cuando no imposible) y la compatibilidad de periféricos hay que mirarla con lupa. La ventaja aquí está en el menor o nulo coste de licencia y programas, la calidad intrínseca del sistema y la escasez de malware existente para este sistema operativo.

Arranque dual Linux Windows

En máquinas de cierta potencia, me refiero a las últimas vendidas con Windows XP, se puede compatibilizar el uso del viejo sistema y GNU/Linux, incluso dentro del mismo disco duro. Al igual que en el caso de la compra de un equipo nuevo, la transición será más suave y podremos seguir usando programas y periféricos no compatibles. La clave está en utilizar XP sólo para lo imprescindible mientras aprendemos cómo funciona GNU/Linux.

Para hacer convivir los dos sistemas, lo primero que debemos hacer es hueco en el disco para instalar Linux. La mayoría de distribuciones contemplan esta posibilidad durante la instalación. En Internet hay infinidad de artículos y guías sobre el tema y no será difícil encontrar la solución.

Otra opción para aprovechar la máquina XP es comprar otra unidad de disco, instalando Linux en ella. En este caso mi preferencia personal es no mezclar nada, y que el cargador de arranque de Linux esté en el mismo disco donde se instala. Como la mayoría de distribuciones Linux permiten acceder al contenido de las particiones Windows, pasar contenidos desde XP al nuevo sistema es muy fácil.

Cómo elegir la distribución GNU/Linux

He dado un gran rodeo hasta aquí antes de poner el foco en el propósito “puro” del artículo: la migración de XP a Linux. Hay una razón detrás que he ido repitiendo a lo largo del texto precedente: el salto es demasiado brusco y puede llegar a ser frustrante. Si evaluando ventajas e inconvenientes decidimos dar un paso al frente y sustituir (o alternar) Windows XP con Linux, aquí empieza el rock 'n' roll.

Entre las muchas ventajas que aporta Linux, hay una que es importante considerar: cuando se instala una distribución no sólo tenemos la base de un sistema operativo, sino también un conjunto amplio de software para diversas tareas: ofimática, multimedia, gráficos, redes sociales, algunos juegos, mensajería, programación, etc. Tanto las distribuciones de pago como las gratuitas brindan una oferta que satisface casi cualquier necesidad.

Software en Linux

Desde este punto de vista, debemos buscar distribuciones de propósito general, orientadas al gran público y diseñadas para facilitar la vida del usuario. Con este rasero hay varias que se quedan fuera del núcleo de candidatas aunque sean buenas o muy buenas. Nombres como Debian, Fedora, OpenSuSE, Slackware, Arch Linux, Mageia y alguna más de las consideradas “puristas” no son la mejor opción para un principiante.

La familia Ubuntu y algunos de sus derivados (como Linux Mint o Elementary OS, por citar algunas) son un buen punto de partida para buscar, aunque hay más, por supuesto, y no necesariamente basadas en Ubuntu.

La mejor distribución será aquella que reconozca todo el hardware que tenemos, incluido periféricos, y que nos guste por su aspecto. La forma de comprobar este punto es descargar las versiones Live disponibles y probar sin instalar nada. Si todo funciona, perfecto. De lo contrario, por muy buena fama que tenga, es mejor seguir buscando.

Otro gran atractivo de GNU/Linux es la oferta de entornos de escritorio. Mientras que para cada versión de Windows hay una interfaz única (con la excepción de Windows 8.x), en Linux hay variedad, y además se pueden personalizar bastante. Busquemos aquellos que se parezcan desde un punto de vista funcional a Windows XP.

Linux Live

Entornos de escritorio como LXDE, Cinnamon o MATE ofrecen una experiencia similar a XP: tienen botón y menú de inicio, barra de tareas y organizan el software de forma parecida a como lo hace Windows XP. Hay más alternativas, como Unity, KDE, GNOME y Xfce, que siendo realmente buenos y atractivos, no se parecen tanto (o nada), a la experiencia de uso de Windows XP.

Si la máquina donde queremos sustituir Windows XP por GNU/Linux tiene pocos recursos, hay distribuciones especializadas en este tipo de hardware, tanto las denominadas minimalistas (Puppy Linux y alguno de sus derivados), como otras especializadas es aprovechar hardware desfasado, tal es el caso de LXLE.

También puede ser un punto a considerar el ciclo de vida de la distribución. Algunas cambian cada pocos meses, las hay con soporte extendido de hasta cinco años y las denominadas rolling, que se instalan una vez y no hay que preocuparse más, ya que se van actualizando sin necesidad de tirar el sistema e instalar una nueva versión.

Dentro de estas últimas puede que las más asequibles para un novato sean Linix Mint Debian Edition (LMDE), y Manjaro Linux. Ambas ofrecen entornos de escritorio de los mencionados como “similares” a Windows XP, aunque en ambos casos se puede considerar que están uno o dos escalones por encima de lo que sería una distribución “para empezar”.

Salvar y recuperar información

Tanto si vamos a sustituir completamente Windows XP como si se va a instalar Linux en la misma máquina, debemos salvar nuestros datos. La fórmula que empleo cuando me enfrento a esta situación es una unidad externa USB, donde voy organizando los contenido con el mismo criterio que después se clasificarán en Linux dentro de nuestra carpeta personal: documentos, música, imágenes, vídeos y descargas. Como todo procedimiento manual es lento, pero sirve para depurar la información inútil y organizar mejor el, a veces, totum revolutum que tenemos en el disco duro.

Con carácter general no hay problemas de compatibilidad con los distintos formatos de archivo. En GNU/Linux hay programas para casi todos: los procedentes de Microsoft Office son accesibles con aplicaciones como LibreOffice o Apache OpenOffice, hay multitud de programas para acceder a los distintos formatos gráficos, de audio y vídeo, compresores de archivos, CAD, etc. El único inconveniente es que son distintos en apariencia y requieren un tiempo de aprendizaje.

Postfix logotipo

En cuanto a contactos y correo electrónico, si hemos utilizado en Windows XP el cliente de correo Outlook Express, algunos programas como Mozilla Thunderbird (presente en muchas distribuciones GNU/Linux), permiten importar la libreta de direcciones y los mensajes de correo con facilidad.

Por último, no hay que olvidar rescatar los enlaces favoritos de los navegadores. La mayoría permiten exportarlos como documento HTML. Otros, como Firefox o Maxthon, tienen la posibilidad de mantener la sincronización entre distintos sistemas operativos.

Linux, una experiencia nueva

El mundo del software libre en general y GNU/Linux en particular, no es un nicho para hackers. El sistema operativo de código abierto ha evolucionado mucho, y no hay que olvidar que es bastante anterior a Windows XP. Las distribuciones modernas han facilitado tanto la instalación y mantenimiento del sistema, que se puede codear sin problemas con los sistemas propietarios.

Hoy en día hay varias distribuciones cuyo tiempo de instalación es sensiblemente inferior al requerido para Windows 8, por ejemplo, y en cuanto a facilidad andan casi a la par. Sin olvidar que al instalar una distribución, y al contrario que Windows, no sólo tienes un sistema operativo, sino una solución completa de software que cubre distintos escenarios de uso, todo ello sin reiniciar el sistema varias veces durante la instalación, y en la mayoría de casos gratis.

En los últimos meses he tenido la oportunidad de asistir en la migración de Windows XP a varios usuarios. A todos, más o menos, les he explicado lo mismo que digo aquí, sin ningún empeño personal en que usen Linux. Una de las cosas que he aprendido de la experiencia es que, cuanto menos técnico es el perfil del usuario, con mayor facilidad se ha adaptado a Linux.

Linux laptops

La mayoría están encantados con la desaprición de ventanas emergentes no deseadas, no tener que buscar por ahí programas en páginas de dudosa procedencia, no necesitar piratear nada, descartar el uso de antivirus, y olvidar la necesidad de reiniciar el sistema por instalar un navegador o cualquier programa. La gratuidad de la mayoría de aplicaciones ha sido otro punto a favor del, para ellos, nuevo sistema.

Comenzar en el mundo GNU/Linux desde Windows XP es una experiencia similar, y perdón por el símil, a entrar en otra cocina distinta de la de tu casa. Prácticamente hay los mismos elementos, con otros colores y dispuestos de manera diferente. Al principio se requiere un tiempo de adaptación para encontrar cada cosa, pero al final consigues cocinar. Si decides dar una oportunidad a GNU/Linux como alternativa a Windows XP y tienes paciencia, tendrás más satisfacciones que dolores de cabeza.

Imagen | notfrancois, Dan Hirsch, Victor W., Buddhika Siddhisena, Karthik, Linux Screenshots, Felipe Sanches
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