Julian Assange contra la revista Wired: "Es un tabloide que está en guerra con WikiLeaks"

Julian Assange contra la revista Wired: "Es un tabloide que está en guerra con WikiLeaks"
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Julian Assange no tiene la menor duda del papel jugado por la revista Wired en las campañas de desprestigio contra su organización. La acusación de extender el rumor del 18-O es insignificante con la que le acusa directamente de participar en la operación para detener, encarcelar y en su caso condenar a Bradley Manning a la pena capital o en el mejor y más probable de los casos a 52 años de cárcel.

Palabras mayores. La acusación que se extiende en privado a las relaciones del grupo Condé Nast, editor de Wired, con la administración norteamericana, Wall Street y las recalificaciones urbanísticas en la zona cero, deja petrificados a los simpatizantes de WikiLeaks que hasta hace poco eran seguidores e incluso admiradores de Wired. Otro ídolo caído, para los que confían en la palabra del australiano.

El hombre clave es Adrian Lamo, el hacker que traicionó a Bradley Manning y le delató después de que el joven oficial le confesará vía chat que tenía en su poder información confidencial de alto voltaje. De esto no hay duda, Manning fue arrestado por el chivatazo de Lamo, amigo íntimo de Kevin Poulsen (en los extremos de la foto).

Adrian Lamo y Kevin Poulsen tienen una larga y extraña historia en común. Ambos fueron declarados culpables de delitos relacionados con actos de piratería informática y condenados a penas de prisión. Lamo en 2004 por la extraña, más que la propia pareja, “intrusión” en el New York Times. Cuando el gobierno de EE.UU. investigó a Lamo descubrió que no era otra cosa que una fuente de Poulsen.

Lamo colaboró con el FBI desde la primera charla con Manning y Wired con el FBI desde la segunda charla en la que todos formaban un equipo. Primero notificado a los agentes federales lo que le dijo Manning y en las siguientes conversaciones sacándole toda la información que podía, asesorado por el FBI. El papel jugado por Wired y en concreto por Poulsen ha sido puesto en cuestión (etica y profesionalmente) por periodistas que no simpatizan precisamente con WikiLeaks.

Este es el punto clave. Lamo le dijo a Manning que el trato entre ellos sería de fuente a periodista (Wired censuró está cita cuando publicó parte del chat). Lamo fue más allá y y le comentó a Manning para que estuviese tranquilo que podía ofrecerle absoluta confidencialidad de todo lo discutido bajo el escudo de la ley de California.

En resumen, Lamo hizo creer a Manning que podía confiar en él y que sus conversaciones eran confidenciales y amparadas por las leyes del secreto profesional y la ética periodística. Pero con el único propósito de informar a continuación al Gobierno… y a su amigo Kevin Poulsen, editor de Wired.

En otro post sobre WikiLeaks comentamos que estamos ante un juego mortal de pícaros ratones y extraños gatos con espíritu de perro policía. Cebados de razón de Estado. ¿Habría que añadir la crisis de los grupos editoriales y el papel?. No, simplemente un miembro de la extraña pareja hizo lo que tenía que hacer. Su trabajo.

El pícaro ratón (WikiLeaks) nos ha hecho picar el anzuelo para aprender la lección: No vuelvan a confiar en una información avalada por Wired. Continuará. ¿Qué más censuró Wired? ¿Por qué?

Foto | Wikipedia
En Nación Red | Manning descubrió que EE.UU toleraba la represión contra los que denunciaban la corrupción en Iraq

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