WikiLeaks reafirma el poder de Internet frente al establishment político, mediático y militar

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Londres. Quinto piso del edificio que alberga las oficinas del periódico The Guardian. Julian Assange comenta a un reducido grupo de periodistas lo que espera de la inminente publicación de los documentos "clasificados".

Cambiar nuestra perspectiva no sólo sobre la guerra en Afganistán, sino sobre todas las guerras modernas

Washington. Dianne Feinstein, la influyente senadora demócrata que preside el Comité de Inteligencia del Senado hace un llamamiento al ejército para que el principal responsable de la filtración: "rinda cuentas".

Dianne Feinstein no hace ninguna referencia a la "guerra sucia", el despilfarro generalizado y la cuestionable estrategia bélica y política de EE.UU en Afganistán. Un activista de WikiLeaks envía un mensaje desde su blackberry: "Ni preguntas ni respuestas sobre los Task Force 373" (fuerzas especiales que tienen como objetivo “señalar” a los líderes talibanes para ejecutarlos evitando que sean juzgados o detenidos).

La filtración a WikiLeaks es una grave infracción de seguridad

La influyente senadora se ha limitado a lamentar que los esfuerzos realizados para garantizar el secreto de las comunicaciones, los informes y e-mails no hayan evitado una filtración que es, a su juicio, una grave violación de la seguridad nacional. Seguidamente, Dianne Feinstein hace otro llamamiento, "ruego a la Cámara de Representantes que se una al Senado para proveer urgentemente de más fondos a nuestras tropas desplazadas en Afganistán"

Las filtraciones han llegado en el peor momento para la Administración Obama, cuando concentraba todos sus esfuerzos en convencer al Congreso, el Senado, su propio partido y la opinión pública, por este orden, para aumentar la financiación de la guerra en Afganistán.

Tendrá que explicar el multimillonario apoyo a aquellos que están apoyando a los talibanes. ¿Paradoja de la guerra moderna o dílema al que se enfrenta la "vieja política" ante el desafío de internet?

En un modesto piso de Estocolmo, activistas de WikiLeaks, preparan el siguiente lanzamiento. Su arma, un ordenador.

Foto | inju En Nación Red | WikiLeaks / Afganistán. La guerra al descubierto

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