Si hay un producto de Microsoft que aupó a la empresa de Bill Gates y Paul Allen al éxito absoluto y a marcar un hito en la historia de la informática, ese es Windows. La hegemonía de Windows frente a otros sistemas operativos de escritorio es brutal, como podemos ver en esta animación. Sin embargo, los inicios nunca son fáciles y los de Microsoft no son una excepción.
Porque ese dominio absoluto al que Windows no tiene acostumbradas aunque largo, no es eterno: los 80 fueron años de heterogeneidad donde MS-DOS constituyó el motor de cambio hacia los SO de Microsoft. A partir de ahí, Windows nació en el 85 para auparse con Windows 3.x y ya dominar el panorama antes del cambio de milenio.
Aquellos locos 90. La década en la que Windows se llevó el gato al agua fueron los 90, con Windows 95 y Windows 98 partiendo la pana. Curiosamente, esa década fue también donde comenzamos a conocer las mieles del software libre: Linux era la punta de lanza del código abierto. Y también el heredero de algo que Microsoft conocía muy bien.
Unix, Xenix y Linux, tres caras de un prisma que cambió la informática
Microsoft se enfrentaba a un nuevo enemigo diferente al resto y allí conocimos los 'Halloween Documents' donde se destapó los miedos de la empresa de Gates y Allen y sus artimañas para lograrlo, esencialmente sembrando el miedo, la intertcdumbre y la duda. La noticia alcanzó notoriedad en tanto en cuanto Microsoft se vio obligada a confirmar la autenticidad de esos documentos tras la cobertura del New York Times.
Además de desacreditar la creación de Linus Torvalds, en aquellos documentos que vieron la luz a finales de los 90 y principios de los 2000 Microsoft hablaba sin filtros del miedo que les infundaba, con declaraciones como 'La calidad del software comercial puede verse alcanzada o superada por proyectos de 'código abierto' o 'Linux es una versión de UNIX que representa lo mejor en su clase, con credibilidad a largo plazo que supera a muchos otros sistemas operativos competitivos' o 'La mayoría de las aplicaciones necesarias ya están disponibles de forma gratuita'.
En pocas palabras: Linux tenía calidad y aplicaciones suficientes como para rivalizar con el software comercial como el suyo.Quién mejor que ellos para saber de su calidad cuando su core lo conocían muy bien.
De hecho, Linux, Unix y Xenix son algo así como el hijo rebelde, el padre y el tío rico de una misma familia. Allá por los 60 en los laboratorios Bell Labs de AT&T nacía Unix, un sistema operativo completo y revolucionario en tanto en cuanto usa conceptos que hoy en día siguen vivitos y coleando, como la jerarquía de archivos o la capacidad multiusuario. Eso sí, era un sistema operativo propietario y caro, pero robusto y potente.
Hablábamos antes de los inicios de Microsoft, mencionando MS-Dos como antesala de su exitoso Windows. Pero antes, Paul Allen y Bill Gates lo intentaron con Xenix, una adaptación a partir de una licencia de Unix de AT&T que compraron a finales de los 70. Es decir, no empezaron desde cero: tomaron ese Unix original y lo modificaron para que funcionara en esos ordenadores personales primigenios, llegando a convertirse en la variante más común de Unix.
La clave está en que después, la licencia de Xenix la vendían a los principales fabricantes de la época, como IBM o Santa Cruz Operation. Este último acabaría quedándose con Xenix, cuando Microsoft perdió el interés y se centró en MS-Dos. La distribución Unix de Microsoft que reinó antes de Linux es hoy un SO extinto.
Pasan las décadas, llegamos a los 90 y nos encontramos con un joven Linus Torvald que quería usar Unix pero no podía pagar la licencia. Así que decidió hacerse su versión desde cero a partir de su kernel. Ese primer Linux es un clon funcional que no tiene una sola línea de código de Unix, aunque se comporte prácticamente igual. Es la evolución natural, gratis y colaborativa, de Unix.
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