China lleva años intentando reducir su dependencia tecnológica respecto a Estados Unidos, especialmente en uno de los cuellos de botella más críticos del siglo XXI: los chips avanzados para IA. La historia de Liang Wenfeng, fundador de la startup de IA, constituye un ejemplo en teoría un ejemplo paradigmático de esto: no sólo ha saltado a la fama por un potente modelo de IA capaz de ser entrenado con bajos recursos, sino que también ha convertido en uno de los grandes ganadores del momento gracias al fulgurante debut bursátil de Moore Threads, la empresa que aspira a ser la 'Nvidia china'.
Sin embargo, al mismo tiempo que gana millones apostando por la autosuficiencia tecnológica de Pekín, su propia empresa de IA sigue recurriendo (según investigaciones periodísticas) a chips de Nvidia cuya venta está prohibida en China.
Un debut bursátil histórico que baña en oro a DeepSeek
Moore Threads, diseñador chino de GPUs fundado en 2020, protagonizó hace unos días uno de los estrenos más espectaculares de la historia reciente del mercado STAR de Shanghái. En su primer día de cotización, sus acciones se dispararon más de un 500%, una cifra que no solo refleja la euforia inversora, sino también la clara señal política: China necesita campeones nacionales en semiconductores, y los necesita ya.
La operación fue extraordinaria incluso para los estándares chinos. El regulador bursátil dio luz verde a la salida a bolsa en apenas cuatro meses, frente a los más de 470 días que suele tardar este proceso. Una aceleración que subraya hasta qué punto el Estado está dispuesto a flexibilizar normas para fortalecer su ecosistema tecnológico frente a las sanciones estadounidenses.
Entre los grandes beneficiados aparece Liang Wenfeng. A través de su fondo, el fundador de DeepSeek había adquirido más de 82.000 acciones antes del estreno. El resultado fue inmediato: casi 5,6 millones de dólares de ganancia en apenas 48 horas.
Con la revalorización, Moore Threads alcanzó una capitalización cercana a los 42.000 millones de dólares, convirtiéndose en una de las empresas más valiosas del mercado tecnológico chino, pese a que todavía no es rentable y no espera serlo hasta 2027.
Una 'Nvidia china' con pedigrí estadounidense
El entusiasmo del mercado no se explica solo por la especulación. Moore Threads es vista como una pieza clave en el plan de Pekín para romper el bloqueo de semiconductores. Su fundador, Zhang Jianzhong, no es un desconocido: fue gerente general de Nvidia en China, lo que le dio un conocimiento profundo tanto del hardware como del ecosistema de software que ha convertido a la empresa de Jensen Huang en un monopolio de facto para la IA avanzada.
Precisamente por ese perfil, Estados Unidos incluyó a Moore Threads en su lista negra en 2023, considerándola una amenaza estratégica. Sus GPUs, como la serie MTT, están llamadas a sustituir a aceleradores estadounidenses como las H100 o Blackwell en centros de datos chinos, especialmente ahora que el gobierno exige que al menos el 50% del hardware empleado sea de origen nacional.
La guerra invisible: CUDA contra MUSA
Pero la verdadera batalla no se libra solo en el silicio: uno de los mayores obstáculos para abandonar Nvidia no son sus chips, sino su software. CUDA, la plataforma propietaria de Nvidia, es el estándar sobre el que se ha construido gran parte del desarrollo de IA moderna. Migrar fuera de ese ecosistema supone, para muchas empresas, reescribir años de código.
Moore Threads ha atacado directamente ese punto débil con MUSA, una plataforma que permite reutilizar código originalmente escrito para CUDA y ejecutarlo en GPUs chinas. Este detalle resulta crucial: reduce drásticamente los costes de migración y elimina la dependencia estructural del software estadounidense.
Para empresas como DeepSeek, esta alianza va más allá de una inversión financiera. La startup de IA colabora con Moore Threads para optimizar sus modelos sobre hardware nacional, reforzando un ecosistema cerrado en el que chips y algoritmos evolucionan juntos bajo el paraguas chino.
El otro lado del espejo: DeepSeek y los chips prohibidos de Nvidia
Sin embargo, mientras se construye este relato de independencia tecnológica, otra realidad emerge con fuerza. Según The Information, DeepSeek ha utilizado chips avanzados de Nvidia cuya exportación a China está prohibida para entrenar su próximo modelo de IA. En concreto, se trataría de chips Blackwell que habrían llegado a China a través de terceros países.
El procedimiento descrito es complejo y revelador: los aceleradores se instalaron primero en centros de datos fuera del país, luego fueron desmontados y finalmente enviados a China tras superar inspecciones de empresas dedicadas al equipamiento de servidores.
El uso de este hardware explicaría en parte por qué DeepSeek logró sorprender al mundo al presentar un modelo competitivo con los mejores de Silicon Valley, afirmando además que había sido entrenado a una fracción del coste habitual. No es un detalle menor: antes de las sanciones, el fondo que financiaba DeepSeek había acumulado unas 10.000 GPUs de Nvidia, lo que le dio una ventaja inicial difícil de replicar.
Una contradicción que define la era de la IA
La historia de Liang Wenfeng resume una paradoja central del momento actual. Por un lado, gana millones apostando por la "alternativa china a Nvidia" y participa activamente en la construcción de un ecosistema tecnológico autónomo. Por otro, su propia empresa de IA sigue dependiendo, al menos en el corto plazo, del hardware estadounidense más avanzado, incluso cuando su uso bordea —o cruza— la ilegalidad.
Lejos de ser una anomalía, esta contradicción es estructural. China no tiene problemas de inversión ni de ambición en IA; lo que aún no ha conseguido es igualar el rendimiento, la madurez y la eficiencia del ecosistema que Nvidia ha construido durante décadas. Moore Threads representa el futuro que Pekín desea, pero Nvidia sigue siendo, por ahora, el presente indispensable.
En ese equilibrio incómodo se mueve DeepSeek: impulsando la narrativa de autosuficiencia mientras aprovecha, en la sombra, los frutos del sistema que dice querer reemplazar.
Imagen | Marcos Merino mediante IA