Con la excusa del 'spam', el correo electrónico ha dejado de ser un protocolo abierto y descentralizado a un oligopolio de facto

Con la excusa del 'spam', el correo electrónico ha dejado de ser un protocolo abierto y descentralizado a un oligopolio de facto
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El pasado mes de marzo te explicábamos los planes de la Unión Europea para quitar poder a grandes tecnológicas como Apple y Facebook imponiendo por ley la interoperabilidad entre servicios de mensajería instantánea: es decir, que en el futuro los usuarios de Telegram o Signal puedan comunicarse directamente con los de WhatsApp o iMessage sin necesidad de instalarse dichas aplicaciones.

Esto supondría, de facto, avanzar hacia la conversión de la mensajería instantánea en un único protocolo descentralizado, y hacia el derribo de las barreras artificialmente impuestas por las grandes compañías para asegurarse situaciones monopolísticas.

Sin embargo, lo más irónico de todo es que, según transcurren los debates en torno a esa idea en el seno de las instituciones europeas, ya contamos desde hace 51 años con un protocolo de comunicación online que nació siendo 100% descentralizado e interoperable, pero en el que constantemente se erigen barreras cada vez más insalvables en una acelerada búsqueda de la centralización en torno a un puñado de proveedores.

Hablamos, por supuesto, del correo electrónico.

¿Neutralidad de la qué?

Un reciente hilo en Twitter de Carlos Fenollosa, ingeniero informático y CEO de la startup Optimus Price, ha promovido un debate sobre la transformación del ecosistema del e-mail que ha tenido eco, incluso, en Hacker News. En dicho hilo, Fenollosa relata cómo, tras haber estado autohospedando su correo electrónico durante veintitrés años, ha decidido finalmente "tirar la toalla".

"El e-mail ahora es un oligopolio, un servicio controlado por unas pocas grandes empresas que no sigue los principios de neutralidad de la red. He visto este lento declive en tiempo real".

"Sin embargo, he estado luchando por puro despecho, obstinación y activismo. Pero mis e-mails ya no se envían. Lo mismo me daría no tener mi propio servidor de correo electrónico".

"Así que, a partir de hoy, los registros MX de mi dominio personal ya no apuntan a la IP de mi servidor personal. Ahora apuntan a uno de los grandes proveedores de correo electrónico. Perdí. Perdimos".

Según Fenollosa, Google tiene quinientos millones de resultados para "my email goes directly to spam" (en realidad son casi 700 millones), y lamenta que la respuesta habitual de los administradores de sistemas ante los constantes problemas de recepción sea "Deje de autohospedar su email y pague [a un proveedor]".

Y esta es una respuesta que se da no sólo a usuarios avanzados que, como él, optan por montarse su propio servidor, sino incluso a universidades y bancos.

"¿Por qué sucede esto?"

Pero, ¿cuál es la razón de que esos correos no se entreguen? ¿Por qué hablamos de la creación de barreras artificiales? Bueno, todo empezó con el spam: "[La industria] utiliza el spam como chivo expiatorio para debilitar la capacidad de entrega y sofocar la competencia".

La cuestión es que la potencia de procesamiento necesario para filtrar los millones de correos de spam que se generan cada minuto es enorme, y los grandes proveedores han introducido un paso previo para reducir la cantidad de emails a procesar: eliminar la mayoría de ellos a medida que se reciben (el llamado 'blackholing'):

"Los grandes servidores de correo electrónico ponen en la lista negra permanentemente bloques completos de IPS y eliminan sus correos electrónicos sin procesamiento o sin previo aviso".

Así, ya sea que uses un servidor doméstico, que recurras a un VPS u operes tu propio CPD, "en algún momento, tu rango de IP está destinado a ser vetado, ya sea por culpa de un vecino de IP imbécil que envía spam, o por las acciones de uno de sus usuarios, no importa. No es cuestión de 'si', sino de 'cuándo'".

A efectos prácticos, sólo tienes la garantía de que tu email será entregado (aunque puede que ni aun así llegue a la Bandeja de Entrada), si "pagas una API de envío de correo electrónico que haya sido bendecida por el resto de la industria".

"La era de los servidores de correo electrónico distribuidos e independientes ha terminado. Esto tiene un impacto anticompetitivo: prohibir a todo el mundo excepto a otros grandes proveedores de correo electrónico es perezoso, deshonesto... y conveniente".

Según Fenollosa, ya contamos con la tecnología necesaria para plantear alternativas, "pero la industria no tiene incentivos para avanzar en esta dirección". ¿Y los políticos tienen algo que decir? Bueno, nuestro protagonista no parece confiar mucho en ellos, habida cuenta de que, aunque el email se usa 15 veces más que las redes sociales, están entretenidos regulando la interoperabilidad de las segundas mientras permanecen callados o ignorantes sobre lo que ocurre con el primero.

Imagen | Basada en original de XoMEox

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