Sí, Facebook quiere ganar dinero con anuncios, y eso no quiere decir que estafe a nadie

Sí, Facebook quiere ganar dinero con anuncios, y eso no quiere decir que estafe a nadie
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Esta mañana nos hemos levantado con un magnífico artículo de El Confidencial en el que han entrevistado a Elies Campo, quien fuera el primer empleado español de WhatsApp hace unos años, y que abandonó la empresa después de que fuera adquirida por Facebook en 2014 por más de 21.000 millones de euros.

En la entrevista, Elies carga contra Facebook y su ex-empresa acusándoles de estar al servicio de los anunciantes, de innovar poco y copiar mucho, y de buscar sólo que la gente esté enganchada a su app. ¿Pero realmente es tan raro que una empresa así busque esos objetivos? Porque si llamamos "estafa" a Facebook por eso, ¿no deberíamos decir que también lo son otras empresas como Google, Apple o casi cualquier otra gran empresa del sector?

Los argumentos de Elies contra WhatsApp no dejan de ser los que hemos oído muchas veces contra las grandes aplicaciones que lideran el sector, algo que por otra parte no es de extrañar teniendo en cuenta que el ingeniero español ha estado involucrado con la competencia, por ejemplo con Telegram. Es verdad que algunas empresas pueden perder el rumbo de la innovación, pero de ahí a llamarlas estafa hay un gran trecho, sobre todo con el argumento de los anunciantes.

No es tan raro mimar a los anunciantes

WhatsApp

En la entrevista, Elies llama estafa a Facebook porque, en su opinión, su objetivo no es ofrecer calidad o innovación, sino crear servicios que les enganchen al máximo. También les acusa de estar al servicio de los anunciantes, y de utilizar a los usuarios únicamente para que su plataforma le resulte más atractiva a sus clientes.

Una cosa que tenemos que tener clara al pensar en estos argumentos es que las empresas del sector tecnológico, sobre todo esas que dependen de la web, tienen que sacar de alguna parte el dinero para pagar a sus empleados, y una de las mayores fuentes de ingresos suele ser la publicidad. Evidentemente siempre tiene y puede haber límites a la hora de someterse a los anunciantes, pero eso no puede tapar que sean necesarios para mantener las máquinas en marcha.

Ponemos por ejemplo el caso de Twitter. La red social de Jack Dorsey lo está pasando realmente mal para salir adelante. No sólo porque no consiga atraer nuevos usuarios, sino porque por ello no está consiguiendo obtener los suficientes beneficios como para seguir adelante, y eso se está traduciendo en despidos de empleados e intentos de venderse a otras empresas.

Pero por lo demás, las grandes empresas tiran siempre de publicidad, sobre todo cuando ofrecen productos gratuitos o a bajo precio. Lo vemos a diario en el buscador de Google, lo vemos en cualquier página web de la red, e incluso en sistemas operativos como pueda ser Windows 10, así como en las modalidades gratis de otros servicios como Spotify.

En cuanto a crear servicios que enganchen al máximo al usuario, tampoco podemos olvidar que este no deja de ser uno de los objetivos comunes de cualquier empresa, que sus servicios se utilicen. Por eso muchas como Alphabet o Microsoft tienen tantas ramificaciones en todo tipos de sectores, para intentar obtener el máximo número de usuarios posible. Y por eso también muchas empresas de software se preocupan por crear ecosistemas con soluciones para todos los gustos.

Campo también acusaba a WhatsApp de haberse sometido de tal manera a Facebook que ahora tiene "la presión de seguir creciendo para tener valor" para la red social. Pues bien, eso es lo que espera cualquier empresa que se gasta una millonada en un nuevo proyecto propio o comprar un otra empresa. Y este proyecto no funciona, o se olvida de él como pasa con Google+ o directamente lo cierra como hemos visto a hacer a muchas otras empresas.

En lo que sí que tiene razón es en lo poco ético que sería el compartir los datos de sus usuarios con Facebook. Afortunadamente, ya os contamos en noviembre que las quejas en Europa por la posible vulneración de la privacidad de sus usuarios al hacerlo había obligado a que Facebook y WhatsApp dieran marcha atrás. En cualquier caso, tampoco podemos bajar la guardia ante cualquier vulneración de la privacidad, que es un vicio que también comparten algunas grandes empresas del sector.

Tampoco tiene por qué arriesgarse a innovar

Otra de las acusaciones vertidas contra Facebook y WhatsApp es que copian más de lo que innovan. Evidentemente, este es un gran punto negativo para ellas frente a alternativas más innovadoras, que las hay, pero si lo están haciendo es simplemente porque su posición es tan dominante que se lo pueden permitir.

Como os conté al hablar sobre cómo WhatsApp seguiría dominando el sector de las aplicaciones móviles, la aplicación de mensajería ya no necesita arriesgarse a experimentar nuevas funcionalidades. Es suficiente con ver qué le funciona a los demás y con copiarlo rápidamente para asegurarse de mantener el ritmo de la innovación de otras.

En esto Facebook ha demostrado su maestría, sobre todo viendo cómo durante el año pasado fue implementando casi todas las funciones de Snapchat en sus diferentes aplicaciones. Y es que al final los usuarios de a pie, esos que al contrario que nosotros no se preocupen tanto sobre quién innova con qué, lo que se fijan es lo que se puede hacer con la aplicación que ya conocen, y en ese aspecto Facebook ha triunfado a la hora de mantenerse a la altura del resto.

El consuelo que nos puede quedar con esto, es que mientras Facebook no abandere la innovación tecnológica de su sector seguirá habiendo sitio para que nazcan nuevas propuestas. Evidentemente, si estas triunfan Facebook las asimilará comprándolas o copiándolas (si no se le adelantan otras empresas), pero siempre quedará la posibilidad de que nazca otro servicio que año a año consiga arañarle popularidad.

Por lo tanto, podemos acabar concluyendo que Facebook no es una ONG. Es una empresa privada, y como cualquier otra en nuestro sistema capitalista su objetivo es seguir creciendo exponencialmente durante todo el tiempo que pueda. No deja de ser lo que hace cualquier otra empresa del mundo, por lo que no podemos calificarla de estafa por eso.

Con este artículo no quiero defender ciegamente a Facebook. Pero si vamos a criticar a la red social que sea por las cosas que realmente hace mal, y no porque haga otras que al final son las mismas que caben esperar de cualquier otra empresa del sector.

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