En los primeros años del siglo XXI, el software libre se convirtió en muchos sectores en un asunto de moda en el debate político. Todos recordamos las polémicas del ayuntamiento de Múnich al respecto, pero ni siquiera España se mantuvo al margen de dicha tendencia.
En un declarado intento de fomentar la independencia tecnológica al tiempo que se reducían costos (reduciendo su dependencia de las caras licencias de Microsoft), varias comunidades autónomas españolas lanzaron sus propias distribuciones de Linux.
Estas iniciativas prometían cambiar el panorama del software para siempre, pero con el paso del tiempo, casi todas desaparecieron silenciosamente o cayeron en la irrelevancia. ¿Qué fue de estas distribuciones autonómicas que tanto dieron que hablar?
'Los Linux autonómicos'
La pionera: LinEx (Extremadura)
La Junta de Extremadura decidió hace unos días declarar el fin de una era tecnológica que ha durado (sobre el papel) más de veinte años: en una reunión reciente, el Consejo de Gobierno de la comunidad autónoma eliminó la obligatoriedad de usar el sistema operativo gnuLinex (antes conocido como LinEx) en la Administración regional, una obligación teóricamente vigente desde 2006...
...aunque ahora se reconoce que nunca llegó a implementarse por completo. Y, de hecho, era imposible hacerlo, porque en realidad gnuLinex dejó de desarrollarse hace tiempo.
LinEx fue quizás la más emblemática de las distribuciones autonómicas. Lanzada en 2001 por la Junta de Extremadura, LinEx se basaba en Debian y estaba diseñada para ser fácil de usar para aquellos que, hasta ese momento, sólo habían conocido Windows como sistema operativo. Su éxito inicial fue notable, con miles de instalaciones en escuelas y oficinas gubernamentales de la región.
En su momento, esta decisión colocó a Extremadura como la primera región europea en contar con su propio sistema operativo de código abierto. En 2003, Extremadura tenía la mayor densidad de ordenadores por estudiante de Europa, con una media de un ordenador por cada dos estudiantes. Y todos ellos tenían instalado LinEx
Sin embargo, el auge de alternativas dentro del software libre (particularmente Ubuntu Linux, también basado en Debian, pero respaldado por una compañía global) así como el cambio de signo político en Extremadura en 2011, dio pie a una revisión del modelo. Unos meses después, la Junta transfirió el mantenimiento de LinEx a la fundación estatal CENATIC y se dejó en manos de la comunidad de desarrolladores y usuarios la evolución del sistema.
En 2016, tras un nuevo cambio de signo político, no sólo no se deshizo este cambio, sino que lo aceleró: los ordenadores del Servicio Extremeño de Salud (SES) abandonaron Linex en favor de Windows con la excusa de emprender mejorar en programas cruciales como el sistema Jara.
Ahora, tras poner el último clavo en el ataúd del sistema, la Consejería de Economía extremeña recuerda que no se está haciendo más que regularizar la situación actual, pues realmente Extremadura nunca dejó de pagar por licencias de software propietario.
Guadalinex (Andalucía)
A imagen y semejanza de LinEx, y como 'adaptación andaluza' de la misma, la Junta de Andalucía lanza en 2004 Guadalinex. Su uso y respaldo inicial por parte de la administración autonómica fue similar al de su contraparte extremeña... y su historia de progresiva decadencia también.
Tras la salida de Guadalinex v9 en 2014, ya basada en Ubuntu, no se supo nada del proyecto durante cuatro años, por lo que surgió una iniciativa para continuar con su desarrollo al margen de la Administración... que, si bien llegó a lanzar una versión 'v10 Edición Comunitaria', tampoco tuvo continuidad.
Durante la pandemia, el gobierno andaluz retomó Guadalinex Edu, una edición centrada únicamente en su vertiente educativa, que en 2021 fui sustituida por la nueva distro EducaAndOS, igualmente basada en Ubuntu y centrada en su uso por las escuelas andaluzas. Hace unas semanas se anunció una futura segunda versión de EducaAndOS, esta vez basada directamente en Debian.
MAX (Madrid)
La Comunidad de Madrid lanzó MAX (MAdrid_LinuX) en 2003. Desde el principio, MAX estaba dirigida predominantemente a su uso en el sector educativo y no hubo planes de implementación masiva en la administración pública regional. Sin embargo, el proyecto ha permanecido activo y sin altibajos hasta el día de hoy. La versión 11.5.1 de esta distro fue lanzada hace poco más de un año.
MoLinux (Castilla-La Mancha)
Castilla-La Mancha se sumó en 2004 a la nueva moda, lanzando varias actualizaciones entre ese lanzamiento inicial y 2010. Luego, el silencio, hasta que en 2014 se supo que definitivamente se había dado discreto carpetazo al proyecto.
LliureX (Comunidad Valenciana)
LliureX fue la apuesta de la Comunidad Valenciana, lanzada en 2005. Basada en Ubuntu, LliureX también se centró en el ámbito educativo, y de manera bastante similar a MAX, sigue activa y en desarrollo, datando también en 2023 su última gran actualización.
Linkat (Cataluña)
Un año después, con Linkat Cataluña se apegó al mismo modelo que Madrid y la Comunidad Valenciana: una distribución enfocada preferentemente a las escuelas. Aunque ha dado algunos bandazos en lo que respecta a su modelo de desarrollo (primero se basó en SuSe, luego en OpenSuse, y por fin en Ubuntu), al igual que las anteriores, permanece activa.
¿Por qué el declive?
Las actualizaciones y el mantenimiento de estas distribuciones requerían recursos (para mantener el software actualizado y seguro) que muchas veces superaban las capacidades de las administraciones autonómicas: el típico problema de la descentralizada administración pública española (tendiente a reinventar 17 veces la rueda) quedó en este caso en evidencia.
Así que une la falta de un soporte técnico adecuado a la resistencia al cambio por parte de algunos usuarios y, sobre todo, a la decreciente popularidad del software libre como reclamo político... y tendrás la explicación del porqué de esta decadencia.
Imagen | Marcos Merino mediante IA
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