Vanessa de Oliveira, "empresaria de la noche" (no le gusta que le llamen prostituta) y autora de libros como "100 secretos de una dama de compañía" y "Si él te engaño, es su problema", se desnudó frente al palacio presidencial de Lima para exigir que se protejan los derechos de autor.
"Un país se hace con cultura, con libros. Cuando la gente piratea libros es porque la cultura está en peligro. Este es el primer país en donde veo esto. En Brasil no hay libros piratas, acá sí. Acá es una vergüenza", aseguró Vanessa.
La escritora brasileña se encuentra en Lima para participar en la Feria del Libro y ofrecer un taller de márketing en la Cámara de Comercio que lleva por título: "Seducir clientes".
Un columnista del diario La República de Perú escribe que Vanessa volvió a poner sobre el tapete el tema de la piratería editorial, pero para entender este problema hay que ubicarlo en un contexto más amplio:
La existencia de una necesidad real por leer en nuestro país, que se transforma en una demanda insatisfecha y que es aprovechada por impresores y distribuidores informales que ofrecen estas ediciones, con técnicas de venta muy efectivas, para concretar la venta.
Más allá de las consideraciones legales y morales de esta industria ilegal, veo una gran oportunidad para aprovechar esta creciente demanda, ya que ello revela que el peruano promedio busca otros tipos de consumo de ocio (la lectura) frente a la paupérrima oferta televisiva de nuestro medio, tirando por la borda la teoría de que los peruanos no leemos.
"Aprovechemos esta situación para que las editoriales vean con creatividad estas formas ilegales de distribución y así integrar a esta fuerza vendedora con ediciones económicas", sugiere.
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