Un canal británico de TV emite un documental sobre los despidos por la IA y revela justo al final que la presentadora... es una IA

Durante una hora, la audiencia estuvo convencida de que una humana había grabado un reportaje sobre los efectos de la IA en la economía

Aisha
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Marcos Merino

Editor

El lunes por la noche, millones de británicos se sentaron frente a la pantalla de Channel 4 para ver un nuevo episodio de la serie documental 'Dispatches'. El programa, titulado 'Will AI Take My Job?' ("¿La inteligencia artificial se quedará con mi empleo?"), prometía explorar los efectos de la automatización en el mundo laboral.

Durante casi una hora, la periodista Aisha Gaban guio a los espectadores a través de reportajes, entrevistas y reflexiones sobre cómo las máquinas están transformando profesiones enteras.

Pero en los últimos momentos del episodio, una revelación de la presentadora dejaba helados a los espectadores: "No soy real". Toma giro del guion.

Efectivamente, la cadena reveló que la propia presentadora del programa había sido íntegramente generada mediante inteligencia artificial. Su rostro, su voz y sus gestos habían sido creados por la agencia de moda digital Seraphinne Vallora. Era, oficialmente, la primera presentadora virtual de la televisión británica.

"La inteligencia artificial va a influir en la vida de todos en los próximos años. Y para algunos, les quitará el trabajo… quizás incluso a presentadores de televisión como yo. Porque no soy real"
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Un truco televisivo con mensaje

El engaño buscaba abrir un debate urgente sobre la autenticidad y la confianza en los medios en la era de la IA. Channel 4 se cuidó de cumplir con todas las normas éticas: el uso de la IA fue revelado al final y formó parte de un experimento con fines periodísticos. Louisa Compton, directora de noticias y asuntos de actualidad del canal, explicaba que

"Este tipo de montaje no será algo habitual. Nuestro objetivo sigue siendo ofrecer periodismo de calidad, imparcial y verificado. Pero esta experiencia nos recuerda lo fácil que es engañar a una audiencia con contenido que no puede comprobar".

Lejos de ser un simple golpe mediático, Will AI Take My Job? ha servido como un toque de atención para la audiencia. El mensaje final fue tan provocador como lúcido: las fronteras entre realidad, simulación y espectáculo se difuminan cada día más.

Porque, si una presentadora virtual puede convencernos durante una hora, ¿cómo sabremos en el futuro qué es real y qué no?

La periodista que desafió la realidad

Durante la emisión del episodio (que, además, se convirtió en el segundo programa más visto del día, con más de medio millón de espectadores), la 'reportera' digital se 'desplazó' por estudios, oficinas y laboratorios, comparando el desempeño de humanos y máquinas en distintos sectores: medicina, derecho, moda y música.

Con un tono sereno y una presencia casi humana —aunque con leves imperfecciones en los movimientos de la boca y la mirada, si te fijabas con detenimiento—, Aisha Gaban analizó el impacto de la automatización en la economía británica.

Un estudio citado el programa, realizado entre mil líderes empresariales del Reino Unido, arrojó resultados inquietantes:

  • El 76 % ya utiliza herramientas de inteligencia artificial para tareas antes realizadas por humanos.
  • El 41 % asegura que esto ha reducido las contrataciones.
  • Casi la mitad prevé más recortes de personal en los próximos cinco años.

Tras el éxito del experimento, Channel 4 confirmó que seguirá explorando usos éticos de la inteligencia artificial en futuras producciones, aunque sin repetir el formato de una presentadora completamente generada por IA. En otros proyectos, la cadena ha probado usar IA para anonimizar testigos o recrear escenas documentales.

Hollywood y el fantasma de lo digital

El hito de Channel 4 llega en un momento de gran tensión global por el uso de IA en las industrias creativas. Apenas unas semanas antes, la aparición de Tilly Norwood —una actriz digital— desató la indignación del sindicato estadounidense SAG-AFTRA, que denunció el uso de interpretaciones humanas sin consentimiento ni compensación. En palabras del sindicato,

"'Tilly Norwood' no es una actriz. Es un personaje creado a partir del trabajo de miles de intérpretes reales, sin su permiso. No tiene emociones, ni experiencia, ni humanidad. Es un robo disfrazado de innovación".

Imagen | Channel 4 + Marcos Merino mediante IA

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