A Suno le sale la peor competencia posible: OpenAI ya trabaja en una IA para hacer música

Texto, imagen, vídeo... asaltar el campo del audio generado por IA era el paso natural de la compañía

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Marcos Merino

Editor


Después de revolucionar la generación de vídeo con Sora, OpenAI prepara su siguiente gran movimiento: la creación de una IA capaz de generar música. Según revelan hoy varios medios estadounidenses, la empresa de Sam Altman está desarrollando un modelo de IA que puede producir composiciones musicales a partir de indicaciones de texto o de otro audio, lo que la colocaría en competencia directa con startups especializadas como Suno o Udio.

Del texto al sonido: la nueva frontera creativa de OpenAI

El proyecto, aún en fase experimental, apunta a un objetivo claro: permitir que cualquier usuario pueda describir con palabras una idea musical y obtener una pista sonora completa. De acuerdo con lo publicado, OpenAI está colaborando con estudiantes del prestigioso conservatorio Juilliard, quienes ayudan a anotar partituras y preparar material que sirva como base de entrenamiento para el modelo.

El sistema podría, por ejemplo, generar un acompañamiento de guitarra para una voz humana, o incluso crear bandas sonoras para vídeos y anuncios de forma automática. No se trata solo de producir melodías al azar, sino de lograr coherencia musical, instrumentación realista y estilos reconocibles.

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Un regreso a sus raíces musicales

Aunque este nuevo enfoque pueda parecer inédito, OpenAI ya tiene historia en la generación musical. En 2020 presentó Jukebox, un modelo capaz de crear canciones con voces sintéticas en el estilo de artistas reales.

Sin embargo, aquella tecnología se quedó en el terreno de lo meramente experimental: compleja, costosa y sin aplicación comercial inmediata. Ahora, con el impulso de Sora y los avances en modelos multimodales, la empresa parece lista para retomar ese objetivo.

Ahora, lo que comenzó como un experimento con Jukebox, apunta a convertirse en un producto con potencial comercial masivo. Si la historia reciente sirve de guía, es probable que el modelo vea la luz pública en 2026, integrado dentro del ecosistema ChatGPT o bajo una nueva marca musical.

El interés no es casual. La música, como el vídeo o la imagen, representa una dimensión crucial para la inteligencia artificial creativa. Controlar la generación sonora permitiría a OpenAI cerrar el círculo de la creación audiovisual automatizada.

Competencia feroz y dudas legales

Este nuevo proyecto coloca a OpenAI frente a startups emergentes como Suno y Udio, que desde 2024 vienen captando la atención del público con sus IAs capaces de producir canciones completas a partir de 'prompts' de texto. Pero, a diferencia de sus rivales, OpenAI cuenta con una ventaja estratégica: su ecosistema integrado.

Una IA musical podría conectarse con ChatGPT para escribir letras, con Sora para generar videoclips, y con DALL·E para diseñar portadas o campañas. Este entorno creativo unificado podría redefinir cómo se conciben y producen los contenidos musicales y audiovisuales.

Suno, en particular, es actualmente la referencia en el campo de la IA musical, pero también en el foco de controversias legales: varias discográficas la demandaron por presunta violación de derechos de autor, al sospechar que su modelo se entrenó con obras protegidas.

Esa disputa podría anticipar los dilemas que enfrentará OpenAI. Aunque Sam Altman ha reconocido públicamente que los creadores deberían participar en los beneficios generados por la IA, todavía no existe un mecanismo claro que lo garantice.

Las preguntas sobre de dónde provienen los datos de entrenamiento y cómo se compensará a los artistas siguen abiertas, y el precedente de Sora —ya acusada de usar material audiovisual sin consentimiento— añade más presión ética y legal a la compañía.

La música generativa, ¿una amenaza?

El avance de la IA en la música genera entusiasmo y temor a partes iguales. Por un lado, promete democratizar la producción sonora, permitiendo que cualquier persona pueda crear música sin conocimientos técnicos ni equipos costosos.

Por otro, el riesgo de saturar las plataformas con contenido generado automáticamente ya se deja sentir: Spotify y Deezer han advertido que una parte creciente de los temas subidos a diario proviene de IA, lo que obliga a las plataformas a desarrollar filtros y políticas para mantener la calidad y la autenticidad.

Casos como el de The Velvet Sundown, una 'banda' falsa creada por IA que llegó a colarse en playlists oficiales antes de ser desenmascarada, muestran que la frontera entre lo humano y lo sintético se vuelve cada vez más difusa.

Imagen | Marcos Merino mediante IA

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