El mundo de la seguridad informática ha comenzado este nuevo año con dos graves y masivas vulnerabilidades de los procesadores modernos sobre la mesa: Meltdown y Spectre. La primera es la que conocimos ayer, ese error de diseño de las CPU de Intel que implica tener una puerta abierta a datos de la memoria del sistema y sufrir una posible ralentización del equipo con la solución.
La segunda es Spectre, otro fallo de diseño que resulta ser todavía peor por varias razones. No solamente afecta a los procesadores de Intel, sino que se extiende también a las unidades centrales de procesamiento de AMD y ARM como pareció adelantar anoche Intel en su respuesta; es más difícil de mitigar, aunque también más difícil de explotar que Meltdown; y permite acceder a la memoria de otras aplicaciones.