Un 'gamer' envió una GPU RTX 5090 dañada para que se la reparasen. No esperaba que el fabricante le enviase una factura por 2.900 euros

En un mercado donde las tarjetas gráficas superan fácilmente los 2.000 euros, cualquier conflicto de este tipo se convierte en un tema viral

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Marcos Merino

Editor

La creciente potencia de las tarjetas gráficas de última generación trae consigo no solo avances tecnológicos, sino también nuevos problemas en el campo de la atención al cliente. La última polémica al respecto gira en torno a un jugador que envió su ASUS ROG Astral GeForce RTX 5090 al fabricante para reparar fallos graves… y terminó recibiendo a cambio una factura de casi 2.900 euros.

El episodio, relatado en Reddit por el propio afectado, comenzó cuando éste empezó a experimentar inesperadas pantallas en negro y reinicios del sistema. Según explicó, las interrupciones eran lo suficientemente frecuentes como para convertir al PC en algo inutilizable. Ante esta situación, hizo lo que cualquiera habría hecho: envió la tarjeta al fabricante para su evaluación y reparación.

Sin embargo, la respuesta de ASUS no fue la que esperaba.

Un daño microscópico

Tras analizar la tarjeta, ASUS concluyó que el dispositivo presentaba una irregularidad superficial situada cerca del conector PCIe. Lo más llamativo es que este defecto no era apreciable a simple vista: solo podía observarse bajo un microscopio.

A partir de ese hallazgo, la compañía determinó que se trataba de un daño "causado por el consumidor", lo que automáticamente invalidaba la garantía. La GPU, añadió ASUS, era irreparable en estas condiciones y solo cabía un reemplazo completo. Así, el coste solicitado se situó en los 4.661 dólares canadienses, unos 2.900 euros.

Aunque ASUS ofreció posteriormente al afectado un 'gesto comercial' reduciendo la tarifa al 50 %, el precio seguía alcanzando los 1.450 euros, una cifra igualmente desorbitada para el cliente.

"Yo instalé la tarjeta correctamente"

El propietario de la GPU defendió su postura: aseguró haber instalado la gráfica con todas las precauciones recomendadas. También reconoció que la supuesta anomalía era imposible de detectar sin instrumental especializado, y que por ello no podía confirmar si el problema existía antes del envío.

La ROG Astral GeForce RTX 5090 es, además, un componente de dimensiones y peso considerables: ronda los 3 kilogramos, lo que multiplica la presión ejercida sobre el slot PCIe. La zona en la que ASUS detectó la microfisura coincide precisamente con el punto donde más carga soporta la placa base.

Asus Asking For 4661 To Repair R

Garantía y responsabilidad

Pero, ¿hasta qué punto puede un fabricante atribuir un daño estructural al mal uso del cliente cuando este no es visible a simple vista y aparece en un punto sometido a tensiones propias del diseño?

La normativa de garantías en la mayoría de países europeos (incluyendo España) establece que, salvo prueba en contrario, todo defecto detectado en los primeros meses debe asumirse como inherente al producto. Pero cuando las compañías alegan daño físico externo, el consumidor queda en clara desventaja: no cuenta con medios técnicos para refutar o verificar el diagnóstico.

Y el surgimiento de GPUs cada vez más pesadas no hace más que complicar el asunto: muchos expertos advierten que, si los fabricantes no refuerzan los PCBs o revisan su arquitectura estructural, este tipo de microfisuras podría volverse más común.

Imagen | ASUS

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