La disrupción ya está en marcha y estas son las opciones para formar parte de ella

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Nuestra historia está marcada por transformaciones y cambios, sin embargo, la velocidad y los efectos de la digitalización son únicos. La llamada Revolución Industrial 4.0 está determinada por la creciente interpenetración entre mundo físico, digital y biológico. Es una suma de los avances en inteligencia artificial (IA), robótica, Internet de las cosas (IoT), impresión 3D, blockchain, nube, ingeniería genética u ordenadores cuánticos. Estas tecnologías habilitadoras tienen la misma importancia para la humanidad que tuvo el vapor a finales del siglo XVIII, la electricidad a principios del siglo XX o la automatización hace cincuenta años.

Cambian los sistemas de producción, los servicios y la experiencia de usuario. Convivimos con asistentes virtuales como Siri, las sugerencias personalizadas de Netflix o el reconocimiento facial de Facebook. Pedimos comida a través de pantallas táctiles en el McDonald's, y confiamos en robots capaces de realizar cirugías. Al mismo tiempo, la tecnología 3D ha demostrado ser un acelerador extraordinario en la creación de prototipos y la producción de respiradores con los que hacer frente a la emergencia sanitaria provocada por la pandemia de COVID-19.

Esta tormenta tecnológica perfecta está acelerando el cambio a un ritmo nunca antes visto. La innovación puede llevar a las empresas a una reducción de los costes y a un aumento de ganancias y productividad. Klaus Schwab, fundador del Foro Económico Mundial (FEM) y autor del libro La cuarta revolución industrial, en 2016, escribió que "al igual que las revoluciones anteriores, la cuarta revolución industrial tiene el potencial de elevar los niveles mundiales de ingresos y mejorar la calidad de vida de las personas en todo el planeta”.

La pandemia ha hecho que las soluciones digitales se volvieran aún más urgentes e importantes. Sin embargo, la tecnología, por poderosa que sea, sigue siendo solo un facilitador de evoluciones o revoluciones, que son el resultado de las capacidades humanas en términos de cultura y gestión. En un escenario tan disruptivo, por lo tanto, las empresas deben garantizar ante todo la combinación adecuada de habilidades con las que mantenerse al día con el cambio tecnológico, y los trabajadores tienen que actualizarse continuamente.

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Las habilidades para la Revolución Digital

Varios estudios hablan de cientos de millones de empleos que tendrán que cambiar en los próximos años. No desaparecer: cambiar. La automatización requerirá nuevas habilidades y esta conversión solo será posible a través de la capacitación del personal. En muchos sectores, las habilidades profesionales más solicitadas no existían hace diez años. Desde el científico de datos al ingeniero de la nube; desde el experto en inteligencia artificial al responsable de la sostenibilidad: el FEM ha seleccionado 96 ‘trabajos del futuro’ en el informe 'Jobs of Tomorrow: Mapping Opportunity in the New Economy'. Estas profesiones emergentes deberían crear 6,1 millones de oportunidades laborales para 2022.

Para ser parte del cambio, se tendrá que contar con un conjunto preciso de habilidades tanto técnicas como ‘humanas’, las soft skills. De hecho, las tecnologías digitales son el elemento que une a muchas de las profesiones emergentes, pero la interacción entre las personas será igualmente ─o más─ importante para impulsar el crecimiento de las empresas. En particular, habilidades como la resolución de problemas, el pensamiento crítico, la inteligencia emocional, la flexibilidad o la creatividad serán el verdadero corazón de la Revolución Industrial 4.0.

Por tanto, es necesario crear sinergias de capacitación que involucren el sistema educativo, político y económico: escuelas primarias y universidades, pero también programas específicos de coaching y mentoría dentro de las propias empresas. Cada vez más, las organizaciones tendrán que ir en busca de los talentos potenciales para entrenarlos y formarlos internamente. Y las crisis son las mejores épocas para encontrar talentos y nuevas ideas.

De hecho, no sería la primera vez que un período complejo sirviera para estimular las inversiones en ideas disruptivas. Airbnb y Stripe, por ejemplo, se fundaron durante la crisis financiera de 2008. Las restricciones a menudo centran la mente y proporcionan un terreno fértil para la creatividad y la buena voluntad. La pandemia del COVID-19 representa un desafío excepcional para toda una generación de emprendedores, ya sean pymes, inversores, propietarios de grandes empresas o startuppers.

Ideas

Buscar la idea y los recursos para realizarla

En primer lugar, aquellos que desean comenzar una aventura empresarial en esta nueva fase deben elaborar un mapa en el que posicionar su idea. Algunos sectores recibieron un impacto positivo de la crisis: alimentación, digital, delivery, salud, telecomunicaciones. Otros sufrieron un impacto extremadamente negativo: turismo, automoción, deportes, cultura y venta minorista. Encontrar un mercado válido significa dar con grupo de personas con una necesidad insatisfecha en común. A todas las compañías les gustaría ser la próxima Apple, Amazon o Netflix, mientras que ninguna quiere seguir los pasos de Kodak o Blockbuster.

Para prosperar, las empresas deben reinventarse y convertirse en innovadoras, independientemente de la fase económica que atraviesa el sector en el que operan. Si el negocio de la compañía ayer era la hostelería, hoy debe ser la entrega de comidas preparadas, mañana podría ser la creación de un producto empaquetado para su distribución, y pasado mañana la consultoría. Es esencial mantener una estructura ágil, según el modelo del desarrollo del software, capaz de adaptarse rápidamente a los cambios y construir procesos fácilmente escalables.

No obstante, para convertir una buena idea en realidad, primero hay que conseguir los recursos. De hecho, menos de la mitad de las startups sobrevive más de cinco años tras su fundación. Hacen falta habilidades y capital específicos para apoyar a los fundadores en el camino del crecimiento. Además, las inversiones privadas ahora podrían disminuir significativamente, como sucedió después de la crisis de 2008.

Por este motivo, las propuestas de financiación ofrecidas por entidades privadas como Banco Santander o programas públicos como Horizonte 2020 de la UE pueden ser muy interesantes. En particular, para los proyectos innovadores en el campo de la tecnología de la información, la producción de energías alternativas o la innovación tecnológica en los procesos de producción.

Financiacion

Financiar los mejores proyectos para hacer frente a la pandemia

Para ganar esta apuesta de futuro, proyectos como el de Banco Santander se vuelven fundamentales. La entidad destina un millón de euros para los 20 proyectos emprendedores de 14 países que aporten las mejores soluciones a los problemas a los que la sociedad se enfrenta tras la crisis generada por la COVID-19. El Santander X Tomorrow Challenge se enmarca en el plan global de respuesta al coronavirus en el ámbito de la educación, dotado con 30 millones de euros y gestionado por Santander Universidades.

El coronavirus está cambiando nuestro mundo, pero podemos dar forma a este cambio. Es el momento de los emprendedores, porque cuando ven un desafío son capaces de imaginar nuevas soluciones. Lanzamos Santander X Tomorrow Challenge porque creemos en ellos y en su capacidad de encontrar respuesta a los problemas de hoy y a los que nos vamos a enfrentar en un futuro cercano”, ha declarado Ana Botín, presidenta de Banco Santander.

El reto está estructurado en cuatro categorías que responden a cuatro desafíos clave: creación de empleo; adaptación de las competencias personales; reinvención y reapertura de negocios e industrias y nuevas oportunidades de negocio. Los 20 proyectos seleccionados recibirán una aportación total de un millón de euros en fondos y beneficios; 20.000 euros en metálico para cada uno y el apoyo transversal del banco y las entidades participantes, que aportarán más de cien horas de mentoría por parte de diversos expertos; un roadshow con al menos cinco inversores por proyecto para facilitar acceso a financiación; asesoría tecnológica y de innovación del MIT Innovation Initiative, y acceso a servicios y licencias de software.

El objetivo de la iniciativa es crear la mayor comunidad de emprendimiento universitario del mundo, conectando a los emprendedores con los tres recursos más valiosos para ellos: talento, clientes y fondos. Ha comenzado un viaje, no conocemos el punto de llegada, pero sabemos que hay oportunidades extraordinarias y sería una pena no darnos cuenta de ello, igual que no vimos llegar la emergencia que nos ha atropellado.

Imagenes| Rodion Kutsaev/Unsplash, Brooke Cagle/Unsplash, Frank Vessia/Unsplash, Adeolu Eletu/Unsplash

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