En la era del WhatsApp, de los audios de Telegram y de los grupos de empresa en redes sociales, gran parte de la relación laboral ya no se construye únicamente en oficinas, ni siquiera cuando se trabaja presencialmente.
De hecho, hoy buena parte de lo que ocurre en una empresa —órdenes, conflictos, presiones, reconocimientos y hasta despidos— queda reflejado en conversaciones digitales. Y, sin embargo, muchos trabajadores cometen un error que puede resultar fatal si el conflicto llega a los tribunales: borrar esos mensajes.
Así lo advierte con contundencia Juanma Lorente, abogado laboralista, en un vídeo publicado en TikTok que ha generado decenas de miles de visualizaciones y comentarios. Su mensaje es claro, directo y basado en la experiencia profesional:
"Nunca borres conversaciones con tu jefe".
El enfado que cuesta caro
Lorente pone el foco en una reacción muy común tras un despido o un conflicto grave con la empresa. El trabajador, dolido o enfadado, abandona grupos de WhatsApp, elimina chats con superiores y compañeros y borra cualquier rastro digital de su paso por la empresa.
Un gesto comprensible desde lo emocional, pero profundamente perjudicial desde el punto de vista legal:
"Se pillan un enfado brutal cuando les despiden y se salen de todos los grupos, borran conversaciones con los compañeros, borran conversaciones con los jefes"
WhatsApp como prueba en los tribunales
Horas extra no pagadas, cambios unilaterales de condiciones, acoso laboral, despidos disciplinarios con causas discutibles o incluso la verdadera motivación de una extinción de contrato: todo eso, cada vez más, se prueba con capturas de pantalla, audios y conversaciones guardadas en el móvil.
Según Lorente, la mayoría de las pruebas determinantes en los juicios laborales actuales se encuentran en las conversaciones digitales, ya sea con jefes o con compañeros. Órdenes fuera de horario, reconocimientos implícitos de irregularidades o contradicciones empresariales pueden marcar la diferencia entre perder o ganar un procedimiento judicial.
Borrar esas conversaciones equivale, en la práctica, a destruir pruebas propias.
Cuando todo va bien… y cuando deja de ir
Uno de los puntos más relevantes del mensaje del abogado es el factor temporal. El vídeo interpela directamente a quienes, al verlo, mantienen una relación laboral aparentemente normal o incluso positiva:
"Ahora que estás viendo este vídeo, la cosa está bien con tu empresa, pero cuando las cosas se tuercen —que es posible que se tuerzan— agradecerás tener esas conversaciones. Así que no las borres, por favor".
Cualquiera diría que detrás de esa frase hay años de juicios, de clientes que llegaron tarde, sin pruebas, y de conflictos que podrían haberse resuelto de otra manera si el trabajador hubiera conservado sus conversaciones.
La advertencia es clara: no se trata de desconfiar de entrada, sino de ser previsor. En el ámbito laboral, los conflictos muchas veces surgen de forma inesperada, y cuando aparecen ya es tarde para recuperar mensajes borrados.
Imagen | Marcos Merino mediante IA
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