Portugal ha protagonizado en los últimos días grandes protestas ciudadanas por la situación económica del país para la clase trabajadora. El 11 de diciembre celebró una huelga nacional, la primera en los últimos 12 años, y con el objetivo de protestar contra la propuesta de reforma laboral que el Gobierno ha presentado.
El secretario general de CGTP-IN, Tiago Oliveira, afirma que los sindicatos que han movilizado a sus trabajadores explican que esta propuesta facilita el despido, desregula los horarios y afecta a derechos. En este contexto en el que los trabajadores podrían perder derechos laborales (como ya pasa en países del sur de Europa como Grecia donde la jornada laboral se ha ampliado para permitir a las empresas exigir más horas a sus empleados).
Y esta propuesta de reforma laboral llega con más frustraciones y complicaciones de la vida portuguesa: el precio de la vivienda en muchos lugares del país se ha vuelto imposible por la llegada de personas de países ricos (tanto turistas, como gente que escoge Portugal para su jubilación).
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Ciudades para visitantes, no para los locales
Hace unos días, Süddeutsche Zeitung, uno de los periódicos más conocidos y con influencia en Alemania, hizo un reportaje sobre el problema que muchos lugares lugares de Portugal viven con los alquileres temporales y reveló varios datos que explican mucho.
- En comparación con los salarios, Lisboa es la ciudad con la vivienda más cara de Europa. De 2014 a 2024, los precios de los inmuebles aumentaron un 176%, según investigadores de la Universidad de Lisboa. En el centro histórico, el aumento superó el 200%, más del triple en diez años.
- Probablemente no haya otra ciudad con mayor densidad de apartamentos turísticos; por kilómetro cuadrado, hay seis veces más que en Barcelona, por ejemplo.
- El número de hoteles se ha triplicado desde 2010, superando ampliamente los 300. Cincuenta más están en fase de planificación.
- Lisboa es extremadamente popular entre los nómadas digitales y los jubilados estadounidenses. Se calcula que hay decenas de miles de expatriados (término que se usa para hablar de inmigrantes que vienen de países con altos salarios) adinerados que abarrotan el mercado inmobiliario.
Cómo ha llegado Portugal a este punto
Además de ser un país atractivo por su geografía, su clima y su gastronomía... las medidas políticas permitidas para la entrada libre de extranjeros ricos ha creado esta enorme desigualdad que afecta a los portugueses. La principal causa de todo esto, según lugareños y expertos, fue la liberalización radical tras la crisis de la deuda, dictada por la "troika" de la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional.
Entre otras decisiones, nuestro país vecino abolió las protecciones que había para los inquilinos y las políticas de visados e impuestos se adaptaron a los inmigrantes adinerados. Los extranjeros que podían invertir medio millón de euros en bienes raíces recibieron una "visa dorada" con derechos de residencia ilimitados.
Y los nómadas digitales recibieron visados especiales y exenciones de impuestos. Por ejemplo, un alemán que trabaja como subcontratista para una empresa alemana de software comenta que vivir en Portugal le ahorra impuestos tanto a la empresa como a él mismo.
"Viajé mucho antes de venir a Lisboa. Primero a París, luego a Bali y luego a Valencia". Portugal le atrajo parte por los impuestos. De hecho, los nómadas digitales en Portugal vivieron libres de impuestos durante mucho tiempo y ahora pagan un porcentaje más bajo que en la mayoría de países de Europa.
Se implementaron acuerdos similares para los jubilados extranjeros. Esto se prolongó durante años. Se calcula que decenas de miles de estadounidenses se han ido mudando recientemente al país. Otro de sus atractivos es la seguridad social que en Estados Unidos no existe.
Un proceso de supergentrificación
Luís Mendes trabaja en el departamento de geografía de la universidad. Es profesor de geografía y experto en gentrificación. Él llama a lo que está ocurriendo actualmente en Lisboa “supergentrificación”. Explica que "el mayor cambio comenzó con la crisis financiera de 2008”, dice. Para salvar a Portugal de la bancarrota, la Troika exigió reformas, una de las cuales fue la liberalización radical del mercado de alquiler y define esto como "una catástrofe".
Alrededor del 70% de los apartamentos del centro de la ciudad estaban alquilados, a menudo con alquileres muy bajos. De repente, los inquilinos perdieron sus derechos. "Miles fueron desalojados, a pesar de que pagaban el alquiler. Era extremadamente injusto".
Además, se implementaron incentivos fiscales masivos para extranjeros y se liberalizó el mercado turístico. "De repente, Airbnb se disparó. Sin regulación, sin control", explica el experto. Los alquileres se dispararon, mientras que los ingresos locales se mantuvieron prácticamente sin cambios. Estas normas liberales no se abolieron hasta finales de 2023, poco antes del fin del mandato del primer ministro socialista António Costa.
Todo esto, lo define como "violencia urbana. No violencia física, sino una que arranca a las personas de sus vidas". El centro de la ciudad se está convirtiendo en un "parque de visitantes", poblado por turistas y residentes temporales. "En los años setenta, los ricos, los trabajadores, los estudiantes, los ancianos y los jóvenes vivían en los mismos barrios", aclara Mendes. Hoy en día, ya no se ven niños en el centro de la ciudad. Antes, se oía fado desde las ventanas. Hoy, lo que más se oye son las maletas rodando sobre los adoquines.
Alquileres que los locales no pueden permitirse
Un reconocido bar de la ciudad, Bota Alta, tuvo que cerrar tras 50 años en pie, porque cuenta el que era su dueño, los propietarios del lugar donde se ubicaba decidieron subir el alquiler: en diciembre de 2023, el casero exigió repentinamente 11.000 euros al mes en lugar de 1.300 euros.
Se consideraba este como el corazón cultural de la ciudad, hogar de artistas e idealistas. Su gerente es nativo del barrio y ahora sigue involucrado en la asociación comunitaria local, pero su bar ya es historia. Y, en general, el centro antiguo de Lisboa ha perdido estos lugares pasando a sitios orientados a los gustos de los extranjeros ricos que abarrotan la ciudad.
Para este reportaje, personas que tienen las típicas tiendas de barrio, como una ferretería, comentan que desde que la ciudad está llena de nómadas digitales venden muchísimo menos. Sus hábitos de consumo son diferentes. Son personas que van y vienen en muchos casos y que centran su ocio en el disfrute, no en crear una vida en la ciudad, por lo que ciertos utensilios del hogar no son ya necesarios o hacen sus compras online o en grandes almacenes.
Desde Genbeta hemos incluso recogido testimonios de nómadas digitales, algunos de ellos viviendo en Portugal, haciendo autocrítica porque son conscientes de que viven totalmente ajenos a la cultura del país donde se han instalado a vivir.
Imagen | Foto de Diego García en Unsplash
En Genbeta | La jornada laboral de cuatro días triunfa... en las empresas abiertas al cambio. Portugal lo ha dejado muy claro