Un nuevo estudio muestra que cada año menos personas extranjeras eligen trabajar en Noruega, lo que marca un cambio importante en una tendencia que ha marcado el mercado laboral durante las últimas dos décadas. Durante años, Noruega dependió en gran medida de trabajadores de Europa del Este y Central, especialmente de Polonia.
Hay varias razones. Por un lado, Polonia ha cambiado. Los polacos siguen constituyendo el grupo inmigrante más numeroso en Noruega, pero muchos están regresando a casa. El rápido desarrollo económico de Polonia es una de las principales razones. El país ha triplicado su PIB per cápita en 30 años, el desempleo ha caído al 3% y su poder adquisitivo se acerca al de Japón.
Además, los que se están yendo son los profesionales con los niveles educativos más altos, de acuerdo con OsloMet. El mencionado informe explica que "mudarse a Noruega ya no ofrece la misma ventaja financiera. La corona noruega se ha debilitado significativamente.
Se van los más cualificados
Durante la última década, ha perdido más del 40% de su valor frente al zloty polaco, lo que reduce el valor de los salarios en Noruega al enviarlos a casa o ahorrarlos.
Los investigadores sugieren, además, que los trabajadores cualificados ahora tienen oportunidades atractivas en otros lugares de Europa, donde los salarios pueden ser competitivos y el apoyo a la integración suele ser mayor.
Según Statistics Norway, la inmigración se redujo un 30% en 2024. Llegaron menos ucranianos que en los dos años anteriores, aunque los refugiados siguen representando una proporción histórica de la inmigración total.
Noruega no ha apostado por la integración
Las brechas de integración han influido, tal y como explican los expertos. Ese es un problema que también tiene Alemania: necesita más inmigración pero muchos inmigrantes han decidido irse porque no se sienten bien acogidos en el país.
Durante 20 años, la política noruega asumió que "trabajo es igual a integración". Se esperaba que los trabajadores migrantes de la UE se las arreglaran solos, sin un programa de introducción ni derecho a cursos gratuitos del idioma noruego.
Los investigadores de Fafo, una fundación basada en la investigación sociológica, ahora argumentan que este enfoque ha fracasado. Muchos migrantes en sectores físicamente exigentes y con bajos salarios afirman sentirse como "ciudadanos de segunda clase", participando en la sociedad pero nunca plenamente integrados.
Un problema común
El cambio en Noruega no se está produciendo de forma aislada. Casi todos los países europeos se enfrentan a la escasez de mano de obra. Según encuestas de la UE, el 99% de las empresas declaran tener dificultades para contratar a las personas competentes, que tengan las aptitudes necesarias para el puesto.
Polonia, que en su día fue una fuente clave de mano de obra, se ha convertido en un país de destino. Esto plantea una pregunta difícil para Noruega: cuando la construcción se recupere, la industria se expanda y el envejecimiento de la población aumente la demanda de personal sanitario y asistencial, ¿de dónde provendrá la mano de obra?
Como explica Life in Norway, los investigadores advierten que si Noruega quiere que la gente venga y se quede, mejorar la integración y las condiciones laborales será más importante que nunca.
Imagen | Foto de Simon Williams en Unsplash