Tras más de 10 años sin usar KDE Plasma me he encontrado con el que quizás sea el mejor escritorio Linux de la actualidad

Tras más de 10 años sin usar KDE Plasma me he encontrado con el que quizás sea el mejor escritorio Linux de la actualidad

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Tras más de 10 años sin usar KDE Plasma me he encontrado con el que quizás sea el mejor escritorio Linux de la actualidad

GNOME fue mi primer amor. Siempre fui fan de aquel escritorio clásico de GNOME 2 en la época en la que Metacity era el gestor de ventanas. Mi primera distro fue Ubuntu 6.04 y como le pasa a casi cualquiera que un día decide probar Linux con algo de entusiasmo, no fue ni de lejos la última en los siguientes años, ni GNOME el único escritorio que usé. Pero como casi cualquier fan inmaduro de GNOME que se respete, siempre miré mal a KDE.

Los escritorios de Linux hoy están a años luz de lo que eran en esa época, algunos han desaparecido, otros han mutado, y otros han evolucionado a niveles bastante sorprendentes. En mi humilde opinión la evolución de KDE ha sido quizás la más interesante de todas. Después de pasar más de una década sin querer mirarlo ni de lejos, ahora me tiene fascinada.

El Plasma malo y el Plasma bueno

Linux Kde Plasma 2
KDE Plasma 4

Mi primera experiencia con KDE fue con Fedora y fue terrible. Eran los días de Plasma 4, y no es que KDE fuese un mal escritorio o que fuese peor que algo como GNOME, es que era demasiado pesado. KDE era como el Windows Vista de Linux, muy llamativo y todo lo que quieran, pero era difícil tener una máquina en la que no terminara arrastrándose.

Llegué a probarlo en Kubuntu, en OpenSUSE, en Mandriva (y luego cuando se convirtió en Mageia) y con Arch Linux, porque su estilo visual seguía llamando mi atención, pero el resultado era siempre el mismo: mi ordenador no podía con él. Y pasar de un escritorio ligero y rápido a uno en el que podías pararte a ir al baño esperando que abriera una aplicación, era simplemente inaceptable.

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KDE Plasma 5

Todo eso empezó a cambiar notablemente con la llegada de Plasma 5, la diferencia con su predecesor es casi como la noche y el día. De hecho, diría que la diferencia entre la primera vez que probé KDE Plasma 5 en Mageia hace unos 5 o 6 años, y lo que ofrece hoy día algo como KDE Neon, es también extremadamente grande.

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¿El mejor escritorio Linux de la actualidad?

Plasma ha ido avanzando a pasos agigantados, pero para alguien que estaba acostumbrada a mirar a KDE con un entorno pesado y lento, pasé años observándolo de lejos, más interesada en opciones como MATE (básicamente el heredero de mi querido GNOME 2), el Cinnamon de Linux Mint, o el Pantheon de elementary OS, que siempre ha sido de mis distros favoritas.

Linux Kde Plasma 3
KDE Neon

Entornos modernos pero más ligeros que en lo que comenzó a convertirse GNOME 3 con GNOME Shell, que aunque ha estado mejorando bastante, sigue estando lejos de satisfacer a muchos, especialmente si tienes una máquina modesta.

En los últimos tres años, quizás desde el lanzamiento de KDE Plasma 5.10, empecé a notar una enorme tendencia del proyecto a lanzar más y mejores actualizaciones, siempre optimizando rendimiento y cada vez más puliendo el diseño y los detalles a fondo.

Para cuando se lanzó la versión 5.19 durante la primera mitad de este año, decidí que era el momento de darle una nueva oportunidad real a KDE, más allá de probar por encima una distro con el entorno o de husmear en un live USB.

Linux Kde Plasma 7
KDE Neon ha sido la distro que me ha ofrecido el mejor rendimiento en mi PC secundario de pocos recursos sin tener que sacrificar nada en la experiencia gracias a Plasma

Instalé KDE Neon en mi pequeño ordenador secundario, un Intel NUC con un procesador que entra en coma si instalo Windows 10, y que se arrastra con algo como GNOME. El Celeron N3060 a 1.60 GHz que tiene esta máquina necesita de algo ligero que le deje casi todos los recursos libres a Chrome.

Tras probar Ubuntu, Xubuntu, Linux Mint (MATE y LXDE), elementary OS y Windows 10 con resultados variados, pero ninguno muy satisfactorio, tengo que decir que KDE Neon le dio vida. Me cuesta creer que algo como KDE se sienta más fluido y ligero que algo como el mismo MATE o XFCE, pero es así.

En mi ordenador principal cualquiera de esas distros o el mismo Windows 10 funcionan como un cohete, así que el objetivo aquí era conseguir un escritorio para un equipo más modesto que además ofrezca una buena experiencia global. Y tengo que decir que KDE cumple con más requisitos que cualquiera de las anteriores.

Linux Kde Plasma 5

KDE Plasma es fácil de usar, especialmente si estás acostumbrado a Windows, lo vas a sentir muy familiar, algo imprescindible si le quieres recomendar una distro a alguien que viene de ahí. Todo funciona rápido, todo está fácilmente accesible.

El lanzador de aplicaciones ofrece una excelente navegación por todas las aplicaciones y opciones disponibles, la búsqueda funciona de maravillas, el sistema de notificaciones es excelente, los indicadores del panel te ponen a mano todo lo necesario para gestionar actualizaciones, red, sonido, bluetooth, y hasta un historial de portapapeles. Puedes anclar tus apps favoritas al estilo de la superbarra de Windows 10.

Mucho de esto es en parte el gran trabajo del equipo de KDE Neon, pero en general es que Plasma es un fantástico escritorio. El resto de la experiencia: aplicaciones y compatibilidad, es básicamente lo mismo que en cualquier distro moderna, pero en los detalles es donde un sistema como este se destaca.

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KDE Neon ofrece una barbaridad de opciones de personalización

KDE Neon me hace recordar un poco a aquella experiencia limpia y fluida del Android de stock que traían los Nexus, donde parecía que nada sobraba. Pero, de forma similar es mucho lo que puedes añadir para personalizar todo a tu gusto, y en eso destaca muchísimo la distro y el entorno. Desde Discover, el centro de software, puedes instalar cualquier cosa, y con soporte para Snap, no tienes que hacer nada adicional para usar este tipo de apps.

Desde las preferencias del sistema puedes cambiar desde el tema global, al estilo de plasma, la decoración de ventanas, los iconos, los cursores, etc. Y puedes descargar temas para todo directamente desde ahí. La cantidad de opciones disponibles es incluso abrumadora, y todo luce genial. El nivel de detalle al cuál te dejan elegir hasta el último color y animación es más que apreciado.

Puede que no sea el entorno ni la distro perfecta, pero para este caso en particular, y para alguien que lleva unos cuantos años probando sistemas en buscando emocionarse un poco, el estado actual de KDE Plasma es lo mejor que me he conseguido en Linux.

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