La Universidad de Cambridge está trabajando a contrarreloj para recuperar la información de los disquetes que pertenecieron a Stephen Hawking, según cuenta la BBC en un estupendo reportaje. Cuando recibieron 113 cajas con su archivo personal encontraron cartas, fotografías, apuntes de física teórica y decenas de disquetes antiguos.
Algunos son de los de 5,25", otros de 3,5", formateados en sistemas DOS o en Macs de los años noventa. Aún están explorando la vasta colección, pero ya han aparecido textos personales, conferencias divididas en varios discos. ¿La sorpresa? Entre su gran archivo, han aparecido incluso viejos juegos de ordenador.
Un proyecto de rescate y preservación. El trabajo es tan laborioso que tuvo que crearse el proyecto Future Nostalgia, que persigue rescatar datos almacenados en soportes informáticos que hoy ya no se pueden leer con un ordenador moderno. Leontien Talboom, responsable del proyecto, explica que el principal problema no es solo encontrar el equipo adecuado, sino que el material magnético de los discos empieza a deteriorarse con el tiempo. Algo parecido pasa con los videojuegos, y es que según la Video Game History Foundation, el 87% de los videojuegos clásicos están en peligro
Preocupa más algo de hace 40 años que documentos de hace siglos. Un manuscrito en papel puede conservarse durante siglos si las condiciones de almacenamiento son óptimas, pero un disquete de hace cuarenta años necesita un lector específico, el sistema operativo correcto y un programa capaz de abrir los archivos originales. Si alguno de esos pasos falla, el contenido queda inaccesible.
Lo llamativo es que Cambridge está acostumbrada a proteger documentos mucho más antiguos. En sus colecciones hay cartas de Newton, cuadernos de Darwin, textos islámicos únicos o papiros con miles de años. Todo eso se guarda en salas con temperatura y humedad controladas, y lo cuida personal especializado en conservación. En muchos casos, las copias no autorizadas han servido para preservar lo que los titulares de derechos no han querido o no han logrado.
Sin estándares todo era (es) mucho más difícil. En Future Nostalgia también está trabajando con disquetes del histórico político británico Neil Kinnock, archivos personales de poetas, asociaciones curiosas y donaciones de profesores retirados. En los años ochenta y noventa no había un formato dominante. Había varios tamaños de disco, distintos sistemas de archivos y programas que funcionaban solo en sus propios entornos. Para leer algunos discos han tenido que comprar lectores antiguos en internet, adaptar cables y probar diferentes ordenadores hasta encontrar la combinación que funcione.
A los problemas físicos, como el óxido magnético que se desprende o el moho en la superficie, se suma otro menos evidente: se está perdiendo el conocimiento técnico. Muchos programas con los que se escribieron los archivos ya no tienen manuales disponibles ni comunidades activas. Formatos como los del procesador texto Diamond, con el que escribía Kinnock, son un buen ejemplo.
Apenas queda documentación y abrir un archivo requiere experimentar hasta encontrar una forma de interpretarlo. Es por esto que los archivistas hablan de una posible pérdida de memoria digital. No porque no existan los documentos, sino porque cada año es más difícil acceder a ellos. El problema es que las personas dedicadas a esto en todo el mundo no dan abasto.
Un proyecto de interés general. El objetivo inmediato es recuperar y copiar los datos antes de que los discos fallen, y más adelante pensar cómo acceder a los archivos y ofrecer la información al público. Y es que hay que recordar que Future Nostalgia no solo solo interés histórico y científico, sino que también atrae al público general, ya que la gente puede recuperar información personal y familiar que creía perdida en viejos disquetes.
Imagen destacada | NASA y Matias Megapixel en Unsplash
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